GRANMA.—La noticia multiplicó la alegría de boca en boca, abrió a la calle las salas de los hogares, la opinión desbordó las ciudades y llegó al más apartado rincón campestre.

“Siento una alegría tremenda”, confesó pocos minutos después de la alocución el ganadero Ángel Cámbara, desde los establos de la Empresa Genética Manuel Fajardo, de Jiguaní, en la provincia de Granma.
“El regreso de Gerardo, Ramón y Antonio significa el triunfo de la verdad sobre la injusticia. Están por fin los Cinco en casa, gracias a una pelea que echamos todos los cubanos justos, unidos a los pueblos amigos que nos acompañaron.
“Me da alegría no solo porque vuelven como soldados victoriosos de una guerra; también como padres de familia que regresan al calor de su casa, con sus hijos, sus madres, sus esposas, parte de esos cubanos que defendieron con firmeza a costa de sus vidas.
“Por otro lado, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba es una muestra de que no hay nada imposible, si la meta es convivir en paz. En definitiva, habitamos el mismo mundo y tan cerca, como para vivir de espaldas uno de otro. Es un momento histórico.”
Ingeniera de oficio, directora de la propia empresa ganadera granmense, Leticia Ledea dice sentir una alegría que lleva toda la sensibilidad de una mujer, la emoción de una madre y el orgullo del cubano justo y honrado.

“Me conmovió profundamente la noticia, porque pensé en la felicidad enorme de muchas familias, separadas tantos años por la obstinación imperial. Siempre tuve la confianza de que nuestros héroes volvieran, pero sabía también lo difícil que sería concretarlo.
“Ha sido una sorpresa extraordinaria que ya estén en Cuba, sobre todo porque nos deja la lección enorme de lo que puede la fidelidad a los principios nobles. Ese es el más grande legado de nuestros Cinco Héroes: no se pueden traicionar nunca las causas justas, por difíciles que sean las condiciones para resistir.”
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