El 2 de diciembre de 1954 fue asesinado en el comedor del Hospital Universitario Calixto García el sargento de la policía universitaria Reynaldo López Quintana, víctima de cinco balazos. Los disparos por la espalda fueron ejecutados, ante 11 testigos, por el teniente de ese cuerpo Evaristo Venereo González, agente vinculado al Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
El presidente de la FEU José Antonio Echeverría acudió de inmediato al conocer el suceso e hizo trasladar a la Universidad de La Habana los restos de López Quintana, para ser velados en el Aula Magna. Al triunfo de la Revolución su retrato fue instalado en la galería de los mártires.
Nacido en Bahía Honda, contaba con 40 años de edad cuando fue asesinado. Se había vinculado a las luchas revolucionarias y antimperialistas desde los años 30, junto a su amigo Ramiro Valdés Daussá, en especial en el Comité de Ayuda a los niños del pueblo español y el Frente Antifascista.
Al producirse el golpe de Estado de Batista en 1952 acudió a la Universidad, institución en pie de lucha por rescatar la legalidad. Desde entonces se dedicó nuevamente a servir a la Revolución, especialmente entrenando en el manejo de las armas a los jóvenes revolucionarios, ya que además de piloto, era un experto tirador.
El asesino Evaristo Venereo había recibido la encomienda de infiltrarse en la Universidad, donde Reynaldo lo enfrentó.
Los diarios de la época reflejaron que Venereo era reincidente, pues dio muerte también a balazos a Arturo Márquez Martínez el 29 de mayo de 1954, en la Plaza Cadenas de la Universidad.
El día anterior a los hechos, Reynaldo denunció en el rectorado que Venereo se hallaba escondido en el recinto universitario. El diario Prensa Libre publicó que Venereo amenazó conque iba a matarlo, pero a los cuerpos represivos no les interesaba detener a uno de los suyos y sencillamente desapareció hasta que, cerca de dos años después, apareció en México donde pretendía infiltrarse en las filas revolucionarias siguiendo instrucciones del SIM.
Venereo, ligado al asesino Rolando Masferrer, había sido detectado por algunos miembros de los grupos revolucionarios. Durante las conversaciones en Ciudad de México con Fidel, Echeverría le informó sobre este personaje, hombre cercano a la organización Triple A.
Un informe de fecha julio 29 de 1955 del agregado naval de Batista, Nicolás Cartaya Gómez, llegó a las manos de los miembros del M-26-7 que se preparaban para iniciar la lucha en la Sierra Maestra. Confirmaba que Venereo era un espía de las esferas del mando represivo.*
Con esas informaciones, se ordenó que el grupo en que se movía Venereo no embarcase en el Granma, para desinformar sobre la salida del barco hacia Cuba. El asesino creyó que no había sido descubierto y pretendió después completar su misión de asesinar a Fidel, pero en las inmediaciones de la Sierra fue detectado y sus propósitos se frustraron. Se le detuvo, fue juzgado y fusilado por los crímenes perpetrados y en los que había dado pasos para realizar.
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* Heberto Norman Acosta: La Palabra Empeñada, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 1er. tomo, p. 186.
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JULIO SUAREZ CONDE dijo:
1
2 de diciembre de 2016
11:54:08
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