Quizá podríamos caer, sin pretenderlo, en alguna forma de discriminación si hacemos un alto para reconocer los méritos y el talento de las personas con discapacidad, que no por ello deben ser disminuidas o sobrevaloradas. Pero el gesto, lejos de remarcar la diferencia o reproducir estereotipos, procura miradas inclusivas.
También el diálogo con Mabel Ballesteros López, presidenta nacional de la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (Aclifim), intenta un acercamiento franco al quehacer de sus afiliados, así como a las problemáticas que aún limitan su incorporación social; tomando en cuenta que desde el triunfo de la Revolución, el país ha concedido total prioridad a la construcción de una sociedad más justa, basada en principios insoslayables de igualdad y ejercicio pleno de los derechos humanos.
De acuerdo con esta mujer, licenciada en derecho, y quien desde los siete años debió superar las secuelas de un accidente que le quitó una de sus piernas, la Aclifim, fundada el 14 de marzo de 1980, posee más de 75 000 asociados en todo el país y cuenta con más de 3 000 organizaciones de base diseminadas en municipios y provincias.
—¿Cuáles son hoy los objetivos fundamentales de la Asociación?
—La Aclifim surge como ente importante de apoyo a las políticas gubernamentales, dirigidas a establecer un régimen de asistencia y seguridad ciudadana para todos sin distinción, tal como estipula la Constitución de la República.
“En sus inicios pretendía agrupar a las personas con discapacidad físico-motora, evidente y permanente, e integrarlas a una vida socialmente útil. Hoy también busca orientarlas en torno a los derechos humanos fundamentales como la educación, la salud, el empleo, el derecho al voto, la rehabilitación…
“Para eso hemos desarrollado estrategias multisectoriales de alcance nacional, en armonía con las políticas públicas aprobadas. Se han adaptado los puestos de estudio, trabajo, así como la enseñanza del deporte y la cultura, en función de las necesidades y experiencias de la población discapacitada”.
—¿Qué programas de inserción social han incidido con mayor fuerza en la calidad de vida de los asociados?
—Entre los resultados más significativos figuran los programas de empleo, donde más del 80 % de las personas con alguna limitación, vinculadas laboralmente, se ubican en centros ordinarios. Asimismo, más de 4 000 limitados físico-motores están relacionados de manera directa con actividades deportivas y más de 3 000 se encuentran inmersos en el movimiento de artistas aficionados.
“Además, sobresale el trabajo dirigido a satisfacer los intereses de los niños y las niñas, unido al quehacer diferenciado con la mujer discapacitada. Tampoco deben olvidarse las respuestas de ayuda a la movilidad, dispuestas en dos centros en el país, ubicados en Santiago de Cuba y La Habana.
“También la capital posee el Centro de Referencia sobre Discapacidad, inaugurado el pasado mes de septiembre como un espacio interactivo, destinado a elevar la cultura de los asociados y de la comunidad. De ese modo, insistimos en eliminar el enfoque clínico sobre las limitaciones físicas para adoptar una óptica psicosocial, que permita la inserción plena de los asociados y el goce de sus derechos, mediante una mayor calidad de vida”.
—¿Qué obstáculos deben superar aún las personas discapacitadas en la sociedad cubana y cuáles desafíos deben asumir?
—En cuanto a las barreras debemos reiterar el tema de la accesibilidad al medio físico y al transporte, que es una problemática fuerte en el país. Es cierto que los conceptos de diseño universal no contemplan formatos accesibles para los discapacitados. Sin embargo, debemos sensibilizar a todos los decisores de políticas públicas y recordarles que existimos y que cualquiera puede estar en una situación de discapacidad.
“Tengamos en cuenta que, según el Censo de Población y Viviendas efectuado en el 2012 por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, en Cuba hay 556 317 personas de todas las edades con algún tipo de discapacidad.
“Unido a ello, vale recordar que la sociedad cubana envejece de manera acelerada y tenemos que crear las condiciones para dar respuesta a las demandas de ese sector poblacional, que de acuerdo con los datos de la investigación mencionada, el 18,3 % de los ciudadanos poseen 60 años o más.
“Si no hacemos accesibles las calles, las aceras, las paradas de ómnibus, si no creamos soportes asequibles para que las tecnologías de la información lleguen a todos, entonces no podemos hablar de disfrute pleno. Es cierto que disponemos del sistema braille, de la lengua de señas, pero debemos lograr una mayor integración entre los programas y las necesidades de los discapacitados.
“También tenemos que seguir trabajando en el reconocimiento del talento de las personas con algún tipo de discapacidad, porque en disímiles oportunidades estas se minimizan, incluso desde el orden visual. Por ello, la Aclifim tiene como objetivo importante mejorar las herramientas comunicativas, en aras de crear conciencia, valores y sobre todo, promover una filosofía distinta de la comunidad en torno a la diferencia. Solo así podremos integrarnos en el ámbito social sin ningún tipo de restricción.
“Asimismo, hay que consolidar los vínculos con la familia y proponer desde allí un enfoque psicosocial. Los familiares de personas con discapacidad tienen que abrirse a la comunidad y viceversa”.
—¿Cómo se inserta la jornada de equiparación de oportunidades en los proyectos de trabajo de la Aclifim?
—La jornada de equiparaciones, que inició el día 27 de noviembre y culmina hoy, y agrupó a más de 140 asociados de todo el país, constituye una celebración mundial. Pero la nuestra es atípica. Mientras en muchos países deviene espacio de incidencia política, aquí resulta una semana de festejo, alegría, de confraternizar con un alto sentido de humanismo.
“No obstante, a partir del 2011 la jornada asumió un enfoque renovado. Desde entonces pretendemos dar visibilidad a los resultados concretos del trabajo de los afiliados, y a reconocer el esfuerzo de quienes cotidianamente aportan al mejoramiento humano de la sociedad.
“El programa integró todas las actividades, desde la cultura, el deporte, la recreación, las investigaciones, la literatura, imbricando a los afiliados con los actores de la comunidad, en pos (de) mostrarles que también soñamos y creamos”.
—¿Cómo valoraría la experiencia de Cuba dentro del contexto latinoamericano?
—Cuba exhibe en América Latina la mejor experiencia, por el enfoque multilateral y multisectorial que nos hemos propuesto. También la legislación cubana es avanzada en términos de inclusión de las personas con discapacidad. De hecho presidimos, dentro de la Red Latinoamericana de Organizaciones no Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias, a México, Centroamérica y el Caribe.
“Pero no podemos decir que lo tenemos todo resuelto. Nos faltan muchas cosas por hacer, en aras de consolidar, desde miradas inclusivas, el respeto y la justa valoración a la diferencia”.
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sergio linietsky rudnikas dijo:
1
3 de diciembre de 2014
08:39:15
Emilio Ricci dijo:
2
3 de diciembre de 2014
08:55:29
anar dijo:
3
3 de diciembre de 2014
09:08:49
Juan Respondió:
23 de julio de 2022
16:30:31
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