PRIMERO DE ENERO, Ciego de Ávila.—Olor a soldadura, a metal quemado; mechas encendidas… hombres ocupados durante 12 horas, y más, es la realidad que se encuentra al traspasar el umbral del central Primero de Enero, el mejor de la provincia avileña en la pasada zafra y el tercero del país en la emulación.
Luego de permanecer inactivo dos zafras, por ineficiente, se empinó cuando pocos pensaban que podía hacerlo, para volver a moler con acierto durante las dos últimas campañas.
Quienes laboran entre calderas, filtros, cuchillas y válvulas, saben que la magia del ingenio, el buen moler, en mucho depende del tiempo que dediquen a la reparación y, sobre todo, de la calidad con que la hagan.
Esa fase expirará en el Primero de Enero a finales de octubre, poco antes de que los carros vuelvan a “desembarcar” la caña en el basculador, la estera transportadora la lleve hasta el primer juego de cuchillas y las hojas filosas la desmenucen para facilitar la extracción del jugo que después se convertirá en azúcar.
El tiempo alcanza para oír la explicación de Norberto Noda Pérez, jefe de mantenimiento en la industria, quien está convencido de que para que el crudo llene las tolvas, se necesita de mucho esfuerzo en las diferentes áreas, sin excluir el más mínimo detalle.
Noda afirma que el trabajo allí es intenso por el atraso acumulado en los inicios, pero en contraposición los hombres y mujeres permanecen más de 12 horas en el central con un buen aprovechamiento de la jornada laboral, una de las razones por las que hoy exhiben un avance superior al 76 % para la etapa, por encima de la media de la provincia.
No obstante, enumera los tropiezos en las áreas de molinos, de las calderas; en el tacho número seis por la falta de fluxes y en el basculador por la escasez de rodamientos, algo que “nos golpea en casi todas las zafras”, afirma.
Además, asevera que adelantan labores para mejorar el central y las condiciones de trabajo de los obreros y directivos, como la modificación del tanque de guarapo, el alistamiento de los tres turbogeneradores (el pasado año hicieron la zafra con dos) para aportar más corriente al Sistema Electroenergético Nacional (SEN), la construcción de baños interiores y el cambio de imagen en las diferentes áreas, entre otros trabajos.
En uno de los espacios interiores, Freddy Valle Quintana, de 72 años, y Carlos Díaz Rodríguez, ambos soldadores, en una labor paciente y demorada, se dedicaban a rellenar las masas que intervendrán en la próxima zafra.
“Aunque gastamos unos mil electrodos en cada una, rellenarlas nos sale más barato que comprarlas nuevas”, asegura Carlos. Comenta que pasan días y días pegados a esas moles de varias toneladas de peso, mientras explica que primero emplean un tipo de electrodo para hacer la base y, después, otro para conformar los dientes, al final los encargados de desmenuzar las miles de toneladas de gramínea en su tránsito por el tándem.
A Ernesto Blanco, quien lleva las riendas del central, le preocupa el más mínimo detalle, por eso trabajan “sobre las cuestiones que dieron guerra el pasado año”; en la búsqueda de las reservas existentes para lograr mayor eficiencia industrial, en que la caña llegue fresca al basculador, y en el área de clarificación, al igual que en el tratamiento de los residuales para disminuir la carga contaminante al medio ambiente.
Esta zafra que se avecina, aspiran a que sea superior a la precedente, cuando sobrepasaron el plan en más de 7 000 toneladas. Ello es parte de un compromiso de extender la molida a más de 120 días de operaciones, tal y como se lo ratificaron a José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en ocasión de una visita del dirigente político al ingenio.



















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Nicolás dijo:
1
3 de octubre de 2014
18:10:44
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