“Contamos con clases de Psicología, ambientación, salud, alimentación y otras que han mejorado enormemente nuestras condiciones de vida. Tengo ya ochenta años y soy estudiante de tercer año de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor”, dijo María Zenaida Campos, en el acto de celebración del inicio del curso escolar de la Cátedra del Adulto Mayor.
Campos explicó a nuestro diario el cambio extraordinario que dio su vida tras ingresar a este programa universitario, y cómo han influido las diversas actividades que realizan en su inserción plena a la sociedad.
“Yo vivo sola y aquí se adquieren amistades, se hacen equipos de seis integrantes, y más que amigos nos volvemos familia. Además de las clases realizamos recorridos, visitas a museos y participamos en actos, que más que todo, nos ayudan a sentirnos vivos y a concebirnos de nuevo como un eslabón importante de la sociedad”, expresó.
Paloma Henríquez Pino Santos, profesora de la Cátedra, resaltó la importancia que para ella adquiere el trabajo con los adultos mayores, y la satisfacción de los mismos con el programa.
Nosotros perseguimos el criterio de la educación permanente como un derecho inherente a cada persona, refirió Pino Santos. “Los adultos mayores muchas veces son distanciados en la sociedad porque son jubilados, o creen ellos mismos que ya no ocupan un lugar relevante en la misma, es por ello que la educación les da la oportunidad de ser mucho más activos e integrarse de nuevo dentro de esa sociedad”.
Fundamentales resultan entonces la pedagogía, detalló, las conversaciones sobre sus vivencias y su vinculación con la psicología y otros elementos que les posibilitan una mayor hermandad, integración social a la comunidad y un mejoramiento en su calidad de vida.
Egresados de la Universidad como Nilda Trilles, quien concluyó el año pasado sus cinco años de estudios, evidenciaron su interés en continuar insertándose en otros cursos; mientras que Edith Pastor Dueña, graduada del primer curso del adulto mayor, explicó cómo la universidad “le devolvió la vida”.
“Con la universidad me volví otra persona. Las clases de psicología me dieron fuerzas, contribuyeron a cambiar mi mentalidad, y a convencerme de que como persona de la tercera edad, yo no estaba relegada en la sociedad”, opinó.
Tras la actividad cultural y la colocación de ofrendas florales en el monumento a Julio Antonio Mella, el Dr. Gustavo Cobreiro Suárez, rector de la Universidad de La Habana, dio en la escalinata la bienvenida a los presentes y destacó cómo la universidad, hace 15 años, dejó de ser una utopía para el adulto mayor.



















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DBGO dijo:
1
2 de octubre de 2014
08:00:27
MANUEL EUBULO RUESTA FARFAN dijo:
2
2 de octubre de 2014
09:19:40
BARBARA CISNEROS dijo:
3
2 de octubre de 2014
13:57:24
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