ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

En los últimos años, el Derecho de Familia ha sido una de las ramas más dinámicas del ordenamiento jurídico cubano. De acuerdo con el máster en esa materia, Guillermo Rodríguez Gu­tiérrez, los cambios acaecidos hasta el momento han permitido al abogado desempeñar un papel protagónico y diferente en los procesos, en aras de una mayor colaboración entre las partes.

Según explicó en las sesiones de Abogacía 2014, se trata de un trabajo en función de que concluya el conflicto, pero con la conservación de los afectos que deben predominar en el ámbito familiar.

“El Derecho de Familia, explicó, no se desliga de la doctrina y riqueza técnica del Derecho Civil; pero desde su independencia normativa tiene el reto de alcanzar una visión cada vez más humana e integradora que garantice una real y efectiva tutela pública a sus destinatarios”. Agregó que para ello se requiere de una mentalidad diferente por parte de todos los actores que intervienen en esos asuntos: jueces, abogados y fiscales.

Otro de los temas abordados en la jornada de ayer fue el de­sempeño de la abogacía en los procesos penales. Al respecto, el profesor titular de Derecho Procesal de la Universidad de La Habana, Juan Mendoza Díaz, comentó que entre las transformaciones a las que está abocada esa rama en Cuba debería considerarse la inclusión de la figura del consultor técnico y de la función tuitiva del abogado en la fase ejecutiva.

Indicó, además, la posibilidad de dotar a los abogados de he­rramientas que permitan recabar los medios de prueba necesarios para el acto de defensa, así como tipificar las solicitudes probatorias.

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Law dijo:

1

19 de septiembre de 2014

13:48:27


Inconscientemente puede advertirse ironía o ignorancia en el postulado “desafío” de este artículo, porque en los procesos penales, específicamente, la probabilidad de éxito de la defensa es muy baja. En un porciento importante los fallos de los tribunales son ilegítimos porque las pruebas aportadas por la Fiscalía son mejor valoradas o las aportadas por la defensa destruyan la hipótesis del acusador. De esta realidad resultan fatales consecuencias para el cliente y el descrédito del letrado ante la sociedad. Ganar un pleito para un abogado es sinónimo de premio Nobel en Derecho ¿Es posible pensar en desafíos cuando no hay equidad?