CAMAGÜEY.— No es primera vez que este pequeño oasis ocupa titulares en la prensa cubana: el Patio de Ary, propiedad de Lázaro Castillo Santos, acaba de merecer la Triple Corona, estímulo que solo posee en el país un selecto grupo de productores vinculados al Programa de la Agricultura Urbana y Suburbana.
Asentada en el Consejo Popular Flor de Mayo, del municipio de Santa Cruz del Sur, la vivienda es, desde hace unos años, punto habitual de encuentro de visitantes, curiosos y clientes, quienes no dejan de elogiar cuánto puede aprovecharse media hectárea de tierra en la producción de alimentos.
Entre los más asiduos al lugar está el doctor Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del grupo nacional que atiende tan importante tarea, interesado en promover y extender la experiencia, bajo el principio de que es el patio de los hogares el primer escalón de la seguridad alimentaria del país.
Lo singular del hecho, y que resalta la valía del esfuerzo realizado, es que Lázaro es una persona con serias limitaciones físicas, provocadas hace ocho años por un accidente de trabajo, cuyas lesiones graves lo dejaron prácticamente baldado con escasas esperanzas de recuperación.
Tomó entonces su vivienda como refugio y poco a poco, trabajando rodilla en tierra, sin dejarse abatir por los dolores, comenzó a transformarlo todo, para lo cual contó siempre con el decidido apoyo de su hija Ariadna, una excelente promotora agroecológica, a quien dedicó el nombre del huerto.
Los frutos de tanta perseverancia no se hicieron esperar: en el diminuto espacio del patio tiene una parcela de cultivo semiprotegido, donde cosecha de manera rotativa lechuga, remolacha, zanahoria, col, acelga, pepino y condimentos frescos, para asegurar la presencia de hortalizas durante todo el año.
A esas producciones se suma un pequeño platanal, matas de guayaba, mango, anón y aguacate, plantas medicinales, un área para la elaboración de materia orgánica, y la cría de cerdos, aves y conejos, hasta cubrir buena parte de los subprogramas de la agricultura urbana y suburbana.
Y, por si fuera poco, cuenta además con un estanque de unos 70 metros cúbicos de capacidad donde cría tilapias y clarias, y un biodigestor, cuyo empleo en la elaboración de alimentos le ha significado una disminución del consumo de electricidad en tales menesteres.
La carta de triunfo de Lázaro está a la vista de todos: lo importante es no tener nada subutilizado, hacer un uso intensivo del suelo, pero bajo estrictas medidas de protección. Él mismo produce la materia orgánica que necesita, a través de la cría de lombrices y de los efluentes de la planta de biogás.
Ese es también el mensaje que envía el productor, orgulloso por la bien merecida Triple Corona: si no existe amor por lo que se hace, una férrea voluntad para sobreponerse a las dificultades y una firmeza de ánimo en la consecución de cada propósito, nunca se llega a nada.



















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Felipe Berlin dijo:
1
5 de septiembre de 2014
02:23:30
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