Tanta ascendencia tiene la afirmación hace 70 años de un célebre botánico cubano sobre la controvertida presencia de árboles exóticos en La Habana, que la Sociedad Cubana de Botánica (SOCUBOT) dedicó una jornada científica a su evocación, ante la persistencia del hecho y otros desatinos.
“No es lógico que en las calles de La Habana, en sus parques, en los jardines, con raras excepciones [.] se vean solo Álamos y Laureles de la India o Casuarinas, todas plantas exóticas, muchas, como los Ficus, de raíces perjudiciales a los edificios contiguos, mientras que las más preciadas especies de nuestra flora se pierden en los últimos rincones de los inaccesibles lugares donde se han refugiado”.
En esos términos describió la situación el doctor Antonio Ponce de León y Aymé, principal promotor de esta Sociedad en 1944 y quien más adelante llamó la atención sobre el particular en una conferencia denominada “En defensa de la flora de Cuba”, dictada en el Aula Magna de la Universidad de La Habana en la sesión inaugural de la SOCUBOT, refundada en 1988.
Hay otro asunto también a tener en cuenta. Aunque se siembren especies de la flora nacional en espacios urbanos, estas deben seleccionarse adecuadamente, para no ocasionar perjuicios al entorno donde van a ser ubicadas, se supone para que vivan allí durante el mayor tiempo posible.
Es cierta la existencia de árboles centenarios que nunca debieron sembrarse en parterres o jardines pequeños como los algarrobos, framboyanes, palmas y ceibas, cuyas raíces levantan las aceras, muros, paredes, pisos, y hasta provocan desniveles en entrepisos.
Pero también lo es la lentitud e ineficiencia, siempre atribuida a la consabida falta de recursos, de la Dirección Provincial de Áreas Verdes, perteneciente a Comunales en la capital, cuando sus brigadas realizan podas excesivas y talas indiscriminadas —ajenas de control alguno— para proteger los tendidos aéreos y los sistemas soterrados.
Esto último posee una lógica indiscutible, en particular durante la temporada ciclónica, del 1ro. de junio al 30 de noviembre, aunque muchos se preguntan si no pudiera regularizarse la atención adecuada y permanente al arbolado urbano.
Su sembrado no debe romper ni ensuciar el pavimento de las vías de circulación peatonal y debe caracterizarse por hermosos cortes, como los que presencié hace poco en una céntrica calle de El Vedado, en el municipio capitalino de Plaza.
Allí, un joven podador, con solo una tijera y una escalera, despertó la admiración de transeúntes al dejarlos de varias formas de simetría poco común: redondos, cuadrados y rectangulares.
Por el contrario, hay macheteros que en un tramo pequeño cortan los bordes de las vías y después nadie se encarga de recoger la hierba, en algunos parterres hay acumulación de árboles secos derribados y saltan a la vista parques repletos de hojarasca.
Hay otro hecho decisivo en el mantenimiento de las áreas verdes, pues además de disfrutarlas tienen la virtud de utilizar el agua, el aire, la luz y restituir al ecosistema oxígeno.
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victor ramos dijo:
1
2 de septiembre de 2014
00:21:09
YOEL dijo:
2
2 de septiembre de 2014
12:34:47
Canario dijo:
3
2 de septiembre de 2014
17:15:57
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