ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los asociados de la CCS José Martí, del municipio de Perico, entregarán este año más de 100 toneladas por encima del plan contratado con el Estado. Foto: Ventura de Jesús García

PERICO, Matanzas.— Aportar un poquito más de lo fijado en el plan, o sea, buscar en cada tramo de la finca la reserva existente para enriquecer el acopio final, es la más codiciada aspiración de los asociados de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) José Martí.

Así lo asegura David Dávila Saavedra, presidente de la entidad, quien admite que esa colecta adicional de productos ayudaría a dar respuesta a la insatisfacción de la población con el abastecimiento de productos agrícolas y los elevados  precios que por consiguiente tienen los mismos. Por esa razón, los 138 asociados de la cooperativa matancera acordaron entregar este año  más de 100 toneladas por encima del plan contratado con el Estado, un compromiso que tensa las posibilidades individuales y revela la sensibilidad humana de cada productor.

Comprometida con el Movimiento por los 100 mil quintales de viandas, granos y hortalizas, los volúmenes productivos que desde hace varios años exhibe la CCS José Martí, ubicada en la región norte del municipio de Perico, la coloca entre las más sobresalientes del país.

Particularmente notable es el saldo conseguido el año anterior, con el acopio de más de 7 360 toneladas, volumen en el que resalta el cultivo de boniato.“Es nuestro producto líder, conocido como el boniato blanco, y goza de renombre por su calidad. Salvo en Guan­tánamo e Isla de la Juventud, se comercializa en toda Cuba”, sostiene Dávila Saavedra.

Expertos enaltecen en ese sentido las bondades de las tierras de la zona, un suelo arenoso de color blanco que es además apropiado para la cosecha de frijol y maíz. Anclado en las cercanías del Canal de Roque, estas tierras son favorecidas por infinidad de manantiales que garantizan la humedad durante casi todo el año.

Los campesinos desarrollan una agricultura sostenible mediante el empleo de la Agroecología, con medios biológicos como fertilizantes y protección de las plantas. Foto: Ventura de Jesús García

Para Odalys Domene, comercial de la CCS, gracias a ese atributo solo 12 de las 520 hectáreas en producción requieren de sistemas de riego. Explica que ello abarata los costos productivos.

Del volumen total, también merece capítulo aparte la cosecha de frijol, campaña que cerró con aproximadamente 50 toneladas por encima de las planificadas. Similar zafra esperan tener en el maíz seco con destino a la industria, productos destinados a eliminar importaciones.

Uno de los finqueros dispuestos a rebasar con creces los saldos productivos es Ray­mundo Blanco. Este campesino logra excelentes rendimientos en el tubérculo y su finca parece un jardín productivo, no solo por la magnitud de lo sembrado, sino también por lo hermoso de sus campos. Su vocación de labriego se expande a los más jóvenes jornaleros y asegura sin tono de inocencia que toda la producción la comercializan al Es­tado. “Así es mejor para todos”, dice.

Otro hecho significativo que caracteriza a esta entidad productiva es que sus campesinos desarrollan una agricultura sostenible mediante el empleo de la Agroecología, con medios biológicos como fertilizantes y protección de las plantas, para beneficio de la salud humana. El abanderado en esa experiencia es Fernando Donis, en cuya finca se cultiva básicamente el plátano.

Juan José Rojas, uno de los hombres decisivos en la suerte de la finca, asevera que están inmersos en varios proyectos científicos en coordinación con la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey. “Estas tierras nunca están en cero, siempre están produciendo o en rotación para sembrar otros cultivos”.

Luego de más de un año de duro trabajo, rompiendo monte y limpiando, y todavía sin saber muy bien si al final valdría la pena, Alexis Delgado Rizo, usufructuario, puso a producir su finca. Cinco años después es de los más destacados labriegos de la CCS y su finca un ejemplo en el acopio de viandas, granos y hortalizas.

Este otro asociado cumplió el propósito que se había impuesto cuando solicitó tierras en usufructo. Una distinción de sus sembrados es que están flanqueados por plantaciones de frutales, como coco, aguacate, limón y mango.  

Alguien pudiera pensar que las bondades de las tierras blancas hacen la diferencia de la CCS José Martí. Lo medular, en realidad, es la voluntad de los campesinos, condición esencial que les permite entregar un poquito más para la alimentación del pueblo.

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