
En esta zafra, varios de los 48 centrales que molieron fueron “mordidos” de nuevo por ineficiencias en su gestión. Aunque el plan nacional se aproximó al 90 % y pese a no lograr su objetivo, la producción tuvo, sobre el 2013, un incremento de 60 000 toneladas (4,2 %).
La norma potencial del 60 %, que mantuvo bajo perfil, muy común en los últimos años, obedece al alto tiempo perdido por dificultades con las lluvias, la humedad residual y roturas e interrupciones operativas. La cosecha, en cambio, crítica en pasados años, tuvo una alentadora mejoría.
En esta valoración de los especialistas de Azcuba hay un elemento que mucho influye: el Rendimiento Potencial de la Caña (RPC) con 0,63 menos que en la última campaña, diferencia que le costó a la economía nacional unas 100 000 toneladas. Es evidente además, que en no pocos centrales faltaron organización, control y disciplina técnica.
Las difíciles condiciones en que se desarrolló el corte, alza y tiro, privaron a la caña de alcanzar, aun en su momento “pico”, el grado óptimo de madurez y limitar el contenido de sacarosa.
No obstante, pese a sus vaivenes, esta zafra ratificó los avances en la producción de caña. Muestra de la atención que recibe hoy este renglón son las más de 43 toneladas por hectárea obtenidas, la mayor de los últimos años.
Los 27 ingenios cumplidores (ocho más que el 2013) estuvieron encabezados por el coloso espirituano al fabricar 90 107 toneladas. El Uruguay de Jatibonico, con superior rendimiento y efectividad asumió, tras procesar sus cañas, parte de la que debía moler el Melanio Hernández y sellar así el trabajo de la provincia.
El Antonio Guiteras, de Las Tunas y el Mario Muñoz Monroy, de Matanzas, rebasaron las 60 000 toneladas cada uno, pero finalizaron alejados del plan. Ambos colectivos impidieron, por el crudo faltante, que sus territorios aparezcan hoy entre los estelares.
Junto a los espirituanos conforman la nómina de cumplidores, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín. Esta última, con disciplina y organización, desafió la lluvia y venció cuanto tropiezo encontró en el mojado camino para situarse cerca de las 170 000 toneladas y ser, junto a Ciego de Ávila, las de más producción entre las seis cumplidoras.
Si bien Villa Clara, que asumió el plan mayor, quedó al 89 %, fue líder en crudo fabricado al cerrar con 195 700 toneladas, unas 23 000 más que los avileños, enfrascados en otra impresionante campaña.
Lamentable que el Grito de Yara, de Granma —decide en la provincia—, dejara de fabricar unas 23 000 toneladas. Las medidas aplicadas por Azcuba no acaban de dar frutos allí, afirma Liobel Hernández Pérez, especialista del organismo, y su abanico de dificultades incluye la baja calificación del personal, estabilidad de las fuerzas, jefes de áreas no bien preparados, lagunas en las reparaciones e indisciplina tecnológicas, por mencionar algunas.
Otro que no acaba de abandonar su “estado grave” es el Héctor Molina, de Mayabeque. Mientras no solucione la inseguridad y estabilidad le será imposible saltar sobre esos obstáculos para tranquilidad de su provincia. El colectivo había laborado, según declararon sus jefes durante las reparaciones, para salir a flote y abandonar la interminable crisis. En cambio el déficit, lejos de desaparecer, rebasa esta vez las 27 000 toneladas.
Casi todos los incumplidores, entre ellos el matancero René Fraga, de tradicional eficiencia, se habían declarado listos para aumentar en efectividad y entrar en un estadio superior; sin embargo la historia incumplidora se repitió.
Los recursos destinados a las áreas críticas de la industria, las mejoras organizativas en el sistema, la calificación del personal y el cubrir los puestos vacantes, eran los argumentos de peso para revertir las situaciones negativas, sin embargo no se logró en todos los casos.
Es significativo que parte de esas entidades eran en años no lejanos, baluartes azucareros de la nación. De haber cumplido sus planes esos centrales, el país tuviese hoy mucho más azúcar que el 88 % reportado. No obstante el incremento del 4,2 % sobre el 2013 significa una tendencia positiva que debe ir en aumento.
La zafra tiene marcados sus días de operaciones a partir de la capacidad y cobertura de la industria y la caña estimada. Por tanto a cada empresa le corresponde hacer lo suyo y no depender de otra, ya que Azcuba, con esos y otros elementos, elabora el programa nacional y la necesaria estrategia. La actual ubicación de los centrales impide la vinculación de la caña por ser menor la cercanía, salvo excepciones, entre las industrias y muy costoso el trasiego.
Debemos reconocer que el tiempo no fue ideal para una producción que “almacena” la materia prima a cielo abierto sujeta a casos no previstos. Pese a lo antes señalado, 27 ingenios pudieron sortear los inconvenientes, aprovechar las brechas y cumplir sus planes e incluso varios dieron un extra para amortiguar lo que otros no hicieron.
Cierto que algunos insumos de las combinadas y otros medios tuvieron su demora para terminar las reparaciones, lo cual originó atrasos en la arrancada ¿Pero acaso no estaban en igualdad cumplidores e incumplidores?
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El curioso dijo:
1
14 de junio de 2014
08:11:58
Alberto dijo:
2
14 de junio de 2014
10:11:53
Carlos M Santana dijo:
3
14 de junio de 2014
10:33:27
pedro dijo:
4
14 de junio de 2014
11:56:46
Pedro dijo:
5
14 de junio de 2014
16:07:45
Jorge Felix dijo:
6
15 de junio de 2014
23:09:14
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