
Una vez más las palabras de Fidel devienen certeras. Referir sobre Lenin, una figura emblemática en la historia de la humanidad, se complejiza ante el alto grado de admiración que ha calado en cada uno de los cubanos. El 22 de abril de 1870 nacía uno de los grandes pensadores del proceso revolucionario universal.
Sería este hombre quien desde joven —siendo solo estudiante— lucharía por derrocar al zar ante la despiadada explotación a la que estaba sumido el pueblo ruso; para sufrir luego cárcel, destierro, persecución y clandestinidad. Y sería de esta manera que Lenin se adentraría en los caminos revolucionarios: tal vez por vocación, por conciencia, por justicia o por su perpetua preocupación por la suerte de las masas.
Fue así que, con la mente y el corazón dirigido a una sola causa, Lenin consagró su vida al progreso de la humanidad. Así construiría su teoría del imperialismo, de la revolución socialista y la dictadura del proletariado, del Partido de nuevo tipo, la relación indivisible entre liberación nacional y liberación social, los principios de coexistencia pacífica entre Estados con distinto régimen social, su teoría sobre las vías de construcción del socialismo, un sinnúmero de estudios hacia la causa socialista.
Pero Lenin no fue un hombre de palabras meramente, siempre alegó que la teoría no debía ser un dogma, sino más bien una guía para la acción. Fue así que concibió el triunfo de las gestas revolucionarias: hilvanando la dosis teórica con una alta dosis de práctica. Prueba de ello lo son la unión de la doctrina leninista que postulaba el posible triunfo del socialismo en un solo país (por separado) y su realización en la Revolución de Octubre y el establecimiento del Primer Estado Socialista en el mundo.
Hoy, a 144 años de su natalicio, su figura se erige imperecedera y lo será por el resto de los tiempos. Sus postulados, sus objetivos, su manera de percibir la realidad, su mentalidad para con las masas y las sociedades en general, nunca pertenecieron solo al entorno de su Rusia, pertenecieron siempre a la historia de los pueblos y a su progreso. Cuba se erige como un ejemplo palpable de ello.
“Hay que decir que el pensamiento de Lenin ha tenido una gran influencia en el proceso revolucionario cubano. Que las ideas de Lenin, a raíz de la Revolución de Octubre, se divulgaron ampliamente por el mundo, y que en nuestro país encontraron una tierra fecunda, encontraron seguidores que se inspiraron en ese pensamiento (…) En el proceso revolucionario de lucha de 1930, 1933, los revolucionarios cubanos estuvieron profundamente influenciados por el pensamiento de Lenin, y algunas de sus obras fueron para algunos de nosotros guía, doctrina, medio de comprensión, sin los cuales habríamos estado desprovistos de verdades absolutamente esenciales en un proceso revolucionario”[1], diría Fidel.
[1] Todas las citas han sido tomadas del discurso pronunciado por Fidel, en la velada solemne en conmemoración del centenario del natalicio de Lenin, efectuado en el Teatro “Chaplin”, el 22 de abril de 1970, “Año de los Diez Millones”.
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Armando Cardona dijo:
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22 de abril de 2014
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Pedro Condor Beraun. dijo:
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Rosa Mendez Sanchez dijo:
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pedro dijo:
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Rogelio Aguiolar Oliva dijo:
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