
La siembra de caña y un excelente grado de germinación, son embriones que garantizan, con pérdidas mínimas, fabricar más azúcar en las próximas zafras.
Esta vez el país terminó marzo con 14 mil 858 hectáreas, poco más de 2 mil sobre igual periodo de la campaña anterior, aunque algunas provincias no lograron sus planes de la etapa.
Es, según los especialistas de Azcuba, el mayor saldo de los últimos 10 años (entre enero y marzo) lo cual demuestra el interés de los productores cañeros por variar la composición de las cepas y eliminar de los campos las áreas de pobres rendimientos.
Hay que subrayar que en las bajas zonas costeras, la humedad originó dificultades en la roturación y preparación de las tierras y, por lógica, retrasó el alistamiento, imprescindible para asegurar una productiva campaña.
Por una u otra razones solo Cienfuegos y Granma rebasaron el 100% del programa del trimestre al sacarle óptimo provecho a las favorables condiciones climáticas y a la estructura y exigencia que predominaron durante la siembra.
Por ese camino, aunque sin alcanzar a las punteras, despidieron a marzo provincias como Sancti Spíritus, Matanzas, Las Tunas y Santiago de Cuba, integrantes del pelotón líder, posiciones que quieren mantener. Ese grupo enriquece su nivel para sumarse a la porfía que mantienen Cienfuegos y Granma en pos absoluto de la vanguardia.
El atraso más agudo lo refleja este análisis en Guantánamo, Artemisa, Villa Clara y Camagüey. Constituye un verdadero reto para estas dos últimas al enfrentar los compromisos de mayor cuantía influido por el exceso de humedad que en esos meses dejó la lluvia en los cañaverales de la franja norte de varios territorios.
Dada la potencia azucarera de Villa Clara y Camagüey y lo que para ambas representa sanear los campos e incrementar las toneladas por hectárea, la siembra decide. Ambas tienen compromisos en la producción azucarera decisivos para esta zafra, ahora en su momento cumbre.
Parejo a la siembra, ninguna empresa puede olvidar lo que significa en el futuro de las cepas llevar el cultivo tras el corte. O sea que todos los retoños reciban, sin demora, la fertilización y asistencia puntual.
Los colectivos de Guantánamo, Las Tunas, Matanzas, Granma y Camagüey están empeñados en proteger al máximo los campos recién cosechados y aplicarle los beneficios en su justo tiempo.
En Holguín, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Cienfuegos priman las condiciones en recursos técnicos y humanos para transformar los bajos registros de hoy en el cultivo y pasar a un estadio superior.
Todo depende de la organización y calidad de las fuerzas que llevan adelante este proceso y el adecuado uso de los medios disponibles. Una buena siembra y el cultivo son el complemento ideal para sellar el rendimiento agrícola que debe alcanzarse gradualmente.
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El dijo:
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6 de abril de 2014
14:42:05
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