ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

“Todo el mundo está de acuerdo en que la necesidad de industrializar el país es urgente (…) un gobierno revolucionario con el respaldo del pueblo y el respeto de la nación después de limpiar las instituciones de funcionarios venales y corrompidos, procedería inmediatamente a industrializar el país, movilizando todo el capital inactivo que pasa actualmente de mil quinientos millones a través del Banco Nacional y el Banco de Fomento Agrícola e Industrial y sometiendo la magna tarea al estudio, dirección, planificación y realización por técnicos y hombres de absoluta competencia, ajenos por completo a los manejos de la política”[1].

Fidel Castro enumeraba los males que flagelaban la Cuba de entonces: el problema de la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo, la educación y la salud; todo ello enmarcado en uno de los textos más emblemáticos de la historia cubana, su reconocido alegato La Historia me Absolverá.

Si bien el problema de la industrialización y el desempleo iban de la mano en la etapa del tirano, la nueva dirección tenía firmes propósitos: a tan solo cuatro meses del triunfo revolucionario, se inauguraba, el 3 de abril, la primera empresa industrial de este nuevo periodo, la “Extractora Cubana de Aceites Vegetales, S. A”, hoy Aceitera de Regla Alberto Álvarez.

La  industria —con sede en Regla— tendría un carácter completamente nacional al ser financiada por el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba, y su objetivo sería la producción de aceite de soya para el consumo humano y harina de soya para la alimentación del ganado y las aves, teniendo en cuenta que de estos artículos se importaban más de cinco millones de dólares anuales que se quedarían ahora en el país.

La ceremonia, encabezada por Fidel y otros dirigentes de esa institución, tuvo lugar en la mañana justo horas después de la extensa comparecencia televisiva que el líder de la Revolución protagonizara en el programa Ante la prensa en la noche del día anterior (y hasta la madrugada), refiriendo sobre el viaje que realizara a Estados Unidos y otros temas como el de la situación del país respecto a las reservas en divisas.

Luego del simbólico acto en la extractora —junto a los demás dirigentes que recorrían el lugar— Fidel pronunciaba un breve discurso que no solo expresaba su contento y satisfacción en torno a la instaurada entidad sino que versaba además sobre otra seria circunstancia: las problemáticas respecto a los obreros de la Terminal Marítima.

“Es muy triste que el mismo día que veníamos a inaugurar esta planta hayamos tenido que atravesar la bahía frente a una obra como es la Terminal Marítima, donde se han invertido $ 10 000.000.00, y donde desgraciadamente no se sabe siquiera para qué querían esa obra (…) ahora [tenemos] que atender el caso de obreros que se quedaron sin trabajo (…) e impedir que esas familias se queden sin sustento (…) es una muestra de cómo los errores del pasado (…) repercuten en el presente”.

Con esas palabras, Fidel inducía a una realidad valedera: si bien la nueva extractora propiciaría por un lado el ahorro de millones de pesos en divisa, y que miles de obreros agrícolas obtuvieran trabajo en los cultivos: “al requerir un aproximado de 600 000 quintales de soya, un abastecimiento para la producción de 1 500 caballerías de tierra, generaría un empleo de hasta 10 000 trabajadores”[2], la realidad en la Terminal Marítima contradecía esa situación.

Visitando esa construcción al terminar el acto y denunciándola como parte de la malversación de fondos del tirano, Fidel garantizó el pago íntegro de la nómina de los trabajadores y propuso un análisis de la situación para proyectarla en los planes de la Revolución. Sería la apertura de una nueva etapa, una que —iniciada el primero de enero de 1959— se acercaba más a las necesidades de su pueblo.


[1] Citas tomadas de La Historia me Absolverá, alegato de autodefensa de  Fidel Castro ante el juicio por los sucesos del 26 de julio de 1953.
[2] En Revolución, La Habana, sábado, 4 de abril de 1959, “Se comenzará el fomento de las siembras de soya”.

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ramon dijo:

1

3 de abril de 2014

07:43:41


Leo con nostalgia, porque los impulsos renovadores nos llevaron a crear una nueva dependencia económica impuesta por el bloqueo económico de los estados Unidos y el acomodamiento del estado revolucionario que olvidó la sustentabilidad. releo las palabras de Fidel y me pregunto cuándo aligeraremos la carga burocrática, buena parte venal, e invertiremos esos recursos en algo más productivo.

rolando valle amador dijo:

2

3 de abril de 2014

09:47:43


como siempre fue costubre de nuestro comandante, la preocupacion por los trabajadores, historicamente siempre fue asi, hoy se estan apliacando nuevas formas salariales, en las cuales no siempre se a tenido en cuenta actuar con sencibilidad a la hora de aplicar las nuevas formas, y si hay obreros que estan quedando desanparados, esa es la realidad, se aplican nuevos sistemas un lugares donde no se han creado las condisiones para aplicarlas, o los directivos no son capases de encaminar estas nuevas variantes para que sus trabajadores no queden desprotejidos, estas nuevas formas deben ser verificadas por alguien y no dejar que los errores cometidos en otras etapas, minen las buenas intenciones de los cambios a los que nos a llamado el partido, y el gobierno, sin control y verificacion nada puede marchar de forma correcta, la intrumentacion de la nueva politica laborar debe ser aplicada con la mayor justicia y responsabilidad por quienes estan responsabilisados con esta tarea.