ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Corría marzo de 1952 y ya se sospechaban los pronósticos de las elecciones generales de junio. Habiendo revisado las pesquisas de diciembre de 1951, la disputa se ceñiría entre los ortodoxos y los auténticos. Los primeros contaban con Roberto Agramonte que tenía un 29 % de aceptación, y los segundos todavía con tres solicitantes: Carlos Hevia (17 %), Lancís (6 %) y Tony Varona (4 %). De acuerdo con los análisis, Batista aparecía relegado con solo el 14 % de aceptación popular. 1

Los meses siguientes solo lo corroboraron. Durante enero y febrero los ortodoxos aumentaron su por ciento de aceptabilidad. Por su parte, ya como único candidato oficial, los auténticos tenían a Hevia y contaban con una pequeña ventaja en Oriente. Batista, lo mismo para la presidencia como para la mayoría del Senado, ocupaba el último lugar en las seis provincias.

Quién diría que —a las 2:40 de la madrugada del 10 de marzo de 1952— Batista tendría preparadas todas las condiciones para la ejecución de un golpe de Estado a Prío Socarrás. "El jefe indio en su puesto. La niña también" —esa sería la señal de que la operación había comenzado.

Con la ayuda de civiles, oficiales retirados de anteriores gobiernos, militares activos (en busca de dinero), criminales, entre otros participantes; las fuerzas batistianas abrupta y progresivamente fueron ocupando los principales cuarteles de la capital, puertos, instituciones del Estado entre otros espacios; y para el 11 de marzo, habían logrado arrebatar el poder.

Mientras que liberales y demócratas, auténticos u ortodoxos se fragmentaban o se pasaban vergonzosamente a las fuerzas de la tiranía; los sectores juveniles serían quienes darían el frente con fuertes propósitos e ideales revolucionarios; hablamos de movimientos gestados en el ámbito estudiantil como la FEU, los jóvenes que posteriormente se reconocerían como la Generación del Centenario, o el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR).

—Presidente hemos venido aquí a discutir la forma de organizar la resistencia armada al golpe de Estado. En la Universidad no hay armas. Es necesario que se distribuyan a los estudiantes para defender el poder constituido —manifestaban los miembros de la FEU. Pero las armas no llegaron nunca y el presidente Prío sí actuó "rápidamente" asilándose en la embajada de México.2

Ahora Batista estaba al mando, este sería el comienzo de una violenta y sangrienta etapa para Cuba. Días después del golpe de Estado, Fidel, en su manifiesto Revolución no, zarpazo, caracterizaría la condición represiva del suceso y declararía su completa oposición a la tiranía.

"Patriotas no: liberticidas, usurpadores retrógrados, aventureros sedientos de oro y de poder; no fue un cuartelazo contra Prío (... ) fue un cuartelazo contra el pueblo (... ) Y nada hay tan amargo en el mundo como el espectáculo de un pueblo que se acuesta libre y se despierta esclavo (... ) Cubanos: Hay tirano otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras (... ) hay opresión en la patria, pero habrá algún día otra vez libertad (... )".

1 Véase para mayor especificidad: García, Pedro A:"El capítulo final de la ‘democracia representativa’ en Cuba", Periódico Granma, 9-3-2002.

2 Remítase a Mencía, Mario: El grito del Moncada, tomo 1, La Habana, 1986.

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