El Congreso será un momento de resumen de más de un año de debate sindical a lo largo y ancho del país, y si algo debemos esperar es que sus acuerdos tengan la capacidad de interpretar integralmente los planteamientos que hicieron los trabajadores en los procesos asamblearios que se realizaron desde la base.

Así lo manifestó Ulises Guilarte de Nacimiento, presidente de la Comisión Organizadora del XX Congreso de la CTC, en entrevista a Granma, cuando nos separan pocas horas de que se celebren sus sesiones finales entre el jueves y sábado de esta semana.
Y tenemos que aspirar a que esa interpretación, añadió, se refleje en directivas, en acciones que contribuyan al fortalecimiento del protagonismo del movimiento sindical, a tener la capacidad y el liderazgo de movilizar a los trabajadores en la implementación de los Lineamientos y Objetivos que aprobaron el VI Congreso del Partido y su I Conferencia Nacional. Ahí estará nuestro reconocimiento a la plataforma política, económica y social que nos traza el derrotero al modelo económico que queremos construir.
De él esperamos que salga un movimiento sindical más combativo, que dé continuidad al carácter unitario y clasista de la historia del movimiento sindical, que promueva el enfrentamiento al delito, a la corrupción y a las ilegalidades, un Congreso que tenga la capacidad de promover, como resultado del debate democrático, la proyección de aportarle al país el pensamiento de los trabajadores para buscar solución a los asuntos que hoy frenan el desarrollo, dijo.
El pensamiento de nuestras bases sindicales
Guilarte valoró los resultados de la discusión del Documento Base, uno de los tres procesos políticos más importantes dentro del cronograma orgánico del XX Congreso de la CTC, el cual constituyó, de hecho, la sesión del congreso en el colectivo laboral (los otros fueron el balance y renovación/ratificación de mandatos de las organizaciones sindicales de base y la discusión del Anteproyecto de Ley Código de Trabajo). En su opinión este debate no solo fue participativo y democrático, sino que nos dejó el legado del pensamiento sindical de nuestras bases: creativo, novedoso y, sobre todo, que identificó con mucha claridad cómo nuestros afiliados quieren que sea su sindicato.
Señaló que sin dudas demostró cómo los afiliados creen, quieren y sienten por su sindicato, porque la inmensa mayoría de las opiniones formuladas estuvieron dirigidas a la búsqueda del perfeccionamiento de la labor del sindicato. A que sus vías, mecanismos, métodos, sean la expresión de una organización que represente los derechos de los trabajadores, y a la vez sea conductora, dirigente y movilizadora en su papel de promover la eficiencia, las enormes reservas de productividad, el aprovechamiento de la jornada y la disciplina laboral en los colectivos de trabajadores.
Fue también, aseveró, una mirada crítica al interior de la organización identificando las cuestiones que habían caído en determinado formalismo, como la manera en que se desarrollan las asambleas de afiliados y representantes.
De ahí que abundaron criterios que demandaron un sindicato que pelee más, más combativo, que mantenga su vínculo permanente con las bases, y que en ese intercambio contribuya con argumentos, con opiniones propias, a explicar las principales transformaciones que se llevan a cabo en el país; en resumen, fue una escuela de cómo quieren que el sindicato participe, desde la movilización sindical y de los trabajadores, cuánto más se puede hacer para evitar que se entorpezca el avance firme y continuado de la implementación de los Lineamientos y Objetivos del Partido en el centro laboral.
Sin duda fortaleció el movimiento sindical
El Presidente de la Comisión Organizadora del XX Congreso aseguró que el saldo más importante de todo este debate es que salió fortalecido nuestro movimiento sindical en proyecciones, en objetivos, en autoridad, en el seno de los colectivos.
Explicó que se fortaleció, además, porque hubo un amplio proceso de renovación, en el cual el 17% de los elegidos son jóvenes, el 30% universitarios y el 45% tiene enseñanza media superior. Además, se mantuvo la presencia de muchas compañeras en responsabilidades y cargos de dirección que, en su conjunto, forman hoy un movimiento sindical más comprometido, de mayor comprensión de que su papel sigue siendo protagónico en la propensión de acciones de movilización en los colectivos, no a partir de exhortaciones y consignas, sino resultado de una conciencia fertilizada en los trabajadores de cuál es su responsabilidad como principales creadores de las riquezas del país.
Y esta es una idea que tenemos que seguir afianzando en lo adelante, reiteró, porque el movimiento sindical es el que dirige a los trabajadores que son los que aportan los bienes y servicios que satisfacen directamente las necesidades de nuestro pueblo. Ese es el principal problema de naturaleza económica que tiene hoy el país, y por tanto hay que tenerlo en cuenta en nuestros métodos de trabajo para convertir la acción en aportes directos, concretos, que es lo que necesitamos para desarrollar el país.
Con las ideas de Raúl en el XIX Congreso
En la clausura del XIX Congreso de la CTC, en septiembre de 2006, Raúl transmitió dos ideas de especial trascendencia: "La labor sindical debe materializarse en el centro de trabajo" y "concentrarse en el centro de trabajo implica conversar con la gente, pero de verdad, para conocer qué piensa. No contentarse con hablar sino también oír, aunque no agrade lo que nos digan; reconocer cuando nos equivocamos y si es el caso, decirle al otro que no tiene razón, o criticar siempre, cara a cara, las actitudes incorrectas, y de paso aclaro que estos conceptos son válidos no solo para el movimiento sindical".
Fueron premisas que marcaron la realización de los debates. Primero, escuchar, sentenció. Estamos construyendo una sociedad de hombres que piensen, donde la unidad no es expresión de unanimidad, sino la expresión de que haya pluralidad de criterios, que haya debate, que sepamos escuchar a los compañeros, de argumentarles nuestros puntos de vista, pero también reconocerles cuando tienen razón, y cuando no la tienen explicarles las causas que condicionan que no la tengan. Eso fue una práctica que logramos en estos procesos previos al Congreso.
Y relacionado con la labor sindical en el centro de trabajo recordó que así lo definió también Lázaro Peña.
El sindicato hace su tarea, su vida sindical, funciona en el colectivo, porque ahí es donde están los afiliados, ahí es donde se convocan, donde se lleva a cabo la actividad productiva, donde hacemos el ejercicio del trabajo ideológico, donde desarrollamos el reconocimiento a los que más se destacan.
En el centro está la vida del sindicato, ahí es la asamblea de trabajadores, donde tratamos de explicarles lo que no entienden, donde tenemos que escuchar sus ejercicios reivindicativos, sus reclamos, y saber argumentarles, darles respuestas, eso es lo que le da credibilidad al movimiento sindical y nos dará cada día más autoridad cuando nos convertimos en un sindicato que, además de intercambiar sobre de-mandas y preocupaciones, tiene la capacidad de plantear alternativas a la solución de los problemas, porque son los afiliados los que las ejecutan, son los que dominan con mejor precisión dónde están la solución, las reservas productivas y de eficiencia.
Por lo tanto esas dos premisas, al margen de las insuficiencias que puedan quedar y la necesidad de continuar perfeccionándolas como estilo de trabajo del movimiento sindical, validaron en estos procesos el método de esas dos ideas expresadas por el compañero Raúl.
El XX Congreso nos dejará, concluyó, el re-conocimiento al liderazgo del movimiento sindical como representante de los trabajadores, defensor de sus derechos pero también garante de la unidad indestructible de la clase obrera cubana con la Revolución, con el Partido, con Fidel y con Raúl.
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