ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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PINAR DEL RÍO.— Desde hace cuatro meses, la creación de cooperativas no agropecuarias en distintos sectores de la economía, constituye una realidad en esta provincia que, según las políticas de desarrollo del país, deberá continuar ganando terreno.

Se trata de un nuevo modelo de gestión, que persigue un mayor sentido de pertenencia entre sus integrantes, una eficiencia superior en los procesos y, por consiguiente, más calidad en la producción o los servicios.

Sin embargo, las trabas surgidas en su camino generan hoy criterios encontrados y no pocas preocupaciones acerca de esta novedosa experiencia.

Decisión de "arriba"

"Aquí llegaron directivos de la Empresa de Alimentación Pública y nos dijeron: A partir de ahora esto va a funcionar bajo una nueva forma de gestión económica. El que decida entrar, puede hacerlo, el que no, va a quedar disponible".

Yadiris Álvarez, asociada de El Clavel, re-cuerda que la decisión de convertir esa unidad gastronómica ubicada en la ciudad de Pinar del Río, en una cooperativa, no nació de su colectivo, sino de "arriba", y no dejó muchas opciones para los trabajadores.

Ante un inicio tan abrupto, no es de extrañar que al cabo de varios meses, en El Clavel prevalezcan las inconformidades.

Orlando Acosta, su presidente, explica que si las cosas fluyeran como se expresa en la Gaceta Oficial, el cambio sería provechoso, pero entre el guion y la puesta en escena ha habido sustanciales diferencias.

El principal inconveniente, refiere Orlando, ha estado en el acceso a los insumos. De un lado, dice, "ha habido entidades como el Combinado Lácteo, la fábrica de conservas La Con-chita y la Empresa Cárnica, que se han negado a hacer contratos con nosotros, argumentando no haber recibido la orientación de sus organismos superiores.

"Por otra parte, aun cuando se dijo por la prensa que a las cooperativas que nacieran de establecimientos estatales, el Estado les continuaría suministrando las mismas cantidades de recursos que recibíamos anteriormente, hasta tanto se cree un mercado mayorista, o se puedan establecer contratos, ello no ha sido así", asegura Orlando.

"Entre las cifras que recibíamos antes de pasar a cooperativa y las que se nos están entregando, existe una diferencia abismal. Hay productos que teníamos a nevera llena, y ahora solo alcanzan para tres o cuatro días. Por ejemplo, de 200 kilogramos que nos asignaban de queso y de pasta untable para el mes, nos hemos quedado en 20", señala.

La otra cara

Contrario a lo que sucede en El Clavel, en el atelier La Moda, del municipio de San Luis, el cambio del modelo de gestión ha resultado provechoso.

Ismary Lagos, presidenta de la cooperativa, cuenta que anteriormente, el pequeño taller perteneciente a la Empresa de Servicios Técnicos Personales y del Hogar, debía enmarcarse en un objeto social que no podía violar.

"Ello nos impedía dedicarnos a la decoración de locales, la elaboración de adornos florales, mantelería, muñequería, e incluso, prestarle ser-vicios a otras entidades estatales.

"Con esas limitaciones, nuestros planes de ingresos eran muy bajos", comenta Ismary.

Por ello, asegura que el paso del atelier a cooperativa ha significado la posibilidad de explotar todas sus potencialidades.

"Al principio tuvimos un poco de miedo, porque se trataba de incursionar en algo en lo que no había experiencia, pero hemos tenido el mejor asesoramiento por parte de la Empresa de Servicios, y las cosas han ido saliendo bien".

Además de las prestaciones habituales, a lo largo de estos cuatro meses La Moda ha tenido la oportunidad de emprender la confección de uniformes para distintas entidades, como la empresa pesquera La Coloma y las unidades gastronómicas de San Luis.

Unido a ello, se han elaborado manteles y servilletas para la Empresa Municipal de Comercio, y nasobucos para Salud Pública.

"Antes, no podíamos hacer nada de esto", rememora Ismary.

En el plano económico, la ampliación de los servicios, se ha revertido en un importante in-cremento de los ingresos del atelier donde laboran nueve personas. "De unos 19 mil pesos que promediábamos al mes, hemos crecido a 83 mil", precisa la presidenta de la cooperativa, y advierte que ello ha hecho que de un salario que oscilaba alrededor de los 400 pesos, sus asociados hayan llegado a cobrar hasta 1700 bajo el nuevo modelo de gestión.

¿Por qué unos sí y otros no?

Probablemente ello esté dado por la decisión de imponer "desde arriba" este tipo de asociaciones, en vez de dejar que las propuestas partieran de las propias unidades, y sobre todo por hacerlo sin que estuvieran despejados los mecanismos para la adquisición de insumos y materias primas.

Al respecto, Manuel Collera, director del Grupo Empresarial de Comercio, del cual se han de-s-prendido tres de las nueve cooperativas creadas en Pinar del Río, considera que el primer paso está en que los trabajadores de las mismas cambien la mentalidad, y comprendan que la mayoría de las cosas dependen ahora de su gestión. "Ya no es como antes, que tenían los recursos garantizados, son ellos quienes deben gestionarlos".

En cambio, Vicente Pérez, director de la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, de la que han surgido otras tres estructuras, estima que el nuevo modelo de gestión puede ser una buena opción, porque eleva el sentido de pertenencia de los trabajadores.

No obstante, advierte que "el Estado tiene una responsabilidad con estas unidades. Si algo no anda bien, no podemos pensar que el problema es de ellos solamente y dejarlas a la deriva.

"En ese sentido, hemos estado al tanto constantemente de cómo van marcando las que se han desprendido de nuestra empresa y los in-sumos necesarios para trabajar".

Denominador común: precios más altos

Fomentadas bajo la premisa de propiciar el bienestar de sus integrantes, y también el de la sociedad, las primeras cooperativas no agropecuarias de Vueltabajo, sin embargo, han tenido como primer impacto la subida de los precios.

Con excepción de unas pocas actividades, como la reparación de los equipos entrega-dos en el marco del programa de ahorro energético, o la del calzado ortopédico —cuyas tarifas se han mantenido invariables por decisión estatal—, en el resto, ese ha sido un denominador común.

Jorge Félix Hernández, presidente de la Casa Colonial, en la capital provincial, una unidad en la que se ofertan servicios de bar, restaurante y cafetería, explica que ello está motivado por el encarecimiento de los insumos.

Así también lo considera Yadiris, de El Clavel, quien argumenta que ante la reducción de los suministros que recibían, y la ausencia de un mercado mayorista, no queda otra alternativa que acudir a la red minorista para su adquisición. "Tenemos que ir al mercado, comprar los productos y comercializarlos más caros aquí", reconoce.

Ello evidencia que aun cuando por un lado hay ejemplos de resultados positivos, ciertamente del otro aparecen, en la actual etapa de implementación de la medida, algunas aristas que perjudican a la población, no solo por tener ante sí servicios más costosos, sino por el impacto en la red minorista —con un surtido limitado— de cooperativas que acuden a comprar al por mayor.

Incluso para el atelier La Moda, donde hasta el momento la experiencia es buena, el tema de las materias primas no deja de suscitar dudas.

Tener en cuenta estas luces y sombras, evaluar aciertos y debilidades, y sobre todo, asegurar las condiciones indispensables para que esta nueva forma de gestión consiga impactar positivamente en la sociedad, debe ser el camino a seguir ante la decisión de la generalización. Preparar bien el terreno es premisa necesaria siempre que se pretende plantar algo y es mucho más relevante en este caso. Dialogar con los trabajadores y, por qué no, escalonar el proceso y llevarlo a cabo solo allí donde están las condiciones creadas, son algunas lecciones que deja el caso pinareño.

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