A pesar de todos los estragos sufridos a causa del clima, que han obligado a arrancar la siembra en cientos de vegas, y volverlas a plantar, la provincia no ha renunciado a llegar a las 15 389 hectáreas comprometidas en el inicio, ni a la idea de que aún es posible obtener un resultado aceptable.
Para ello, ha sido preciso alargar el cronograma de siembra —que debía concluir en la primera decena de enero—, en más de mes y medio.
Aun cuando se sabe que no es lo idóneo para el cultivo, los repetidos aguaceros que han estado golpeando a la mayor parte del territorio desde el inicio mismo de la contienda, no han dejado otra opción.

Según datos del grupo provincial de tabaco, entre noviembre y lo que va de enero, se han perdido 813 hectáreas y otras 1 085 tienen afectaciones parciales, debido al exceso de humedad.
Entre los territorios más castigados figuran San Juan y Mar-tínez y San Luis, cuyos productores aportan alrededor del 86% de toda la capa que se produce en Pinar del Río.
"En esos municipios hemos tenido hasta 20 y 25 días seguidos sin poder sembrar", precisa Enrique Cruz, quien dirige la actividad tabacalera en la provincia.
Al mismo tiempo, son varios los sitios donde los campesinos han estado obligados a plantar la misma tierra más de una vez. Jesús Santana, por ejemplo, de la zona de El Corojo, en San Luis, ha tenido que hacerlo en dos oportunidades, y Juan José Cuba, en tres.
"Yo realicé la siembra por primera vez el 18 de octubre, pero a los 12 días la tuve que arrancar", describe Cuba.
"Después de preparar el suelo nuevamente, el 15 de noviembre volví a plantar, y también la perdí. El 23 de diciembre sembré por tercera vez".
En San Juan y Martínez, la situación es similar. José Ledesma, especialista de la Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco Hermanos Saíz, asegura que más de 200 productores han tenido que sembrar al menos dos veces.
"En las zonas de Santa Damiana, Río Seco y Vivero, hay campesinos a los que se les ha echado a perder la postura, con la tierra surcada, esperando a que escampe", añade Ledesma.
Para dar una idea más precisa de la situación, Juan Miguel Díaz, jefe del departamento de pronóstico del Centro Meteorológico pinareño, confirma que en los últimos meses, las precipitaciones han alcanzado valores muy por encima de la media histórica en varios territorios.
En San Juan y Martínez, por ejemplo, durante diciembre se reportó el 263% del promedio de lluvia para ese mes. En tanto, Guane registró el 343%.
Sin duda, una mala jugada de la naturaleza, después de que en el 2012-2013 la provincia lograra la mejor campaña de la historia en cuanto a eficiencia.
"Con ese antecedente, de cara a la actual cosecha se realizó una buena preparación de tierras y de los semilleros necesarios para cubrir el área comprometida. Pero el clima no nos ha permitido avanzar como hubiéramos querido", señala el director del grupo de tabaco.
No obstante, advierte que no es la primera vez que sucede algo así. "A lo largo de la historia, hemos tenido otras campañas similares. Incluso en ocasiones ha habido que correr la plantación hasta marzo —la época óptima es de octubre a diciembre—, y se han obtenido resultados positivos".
Así lo cree también Laureano Peña, un veguero con más de cincuenta cosechas sobre sus espaldas. "Situaciones como esta ha habido antes, lo que hace falta es voluntad para recuperarse", dice.
Con esa convicción, actualmente se refuerzan las atenciones culturales encaminadas a minimizar los efectos del exceso de humedad, y a asegurar las posturas necesarias para cubrir las 1 500 hectáreas que faltan por plantar.
Además, se insiste en la necesidad de acopiar las hojas de semilla y la capadura (rebrote), en los campos que se vayan recolectando, en aras de obtener la mayor cantidad de tabaco posible.
Unido a ello, en algunos territorios como San Luis, se buscan alternativas para incorporar áreas que no estaban contratadas inicialmente.
José Liván Font, director de la Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco de ese municipio, explica que de esta manera se trata de compensar la caída de la producción que puedan tener los campos (301 hectáreas en total) afectados parcialmente.
Aunque la situación es tensa, en la provincia prevalece la convicción de que si a partir de ahora el tiempo acompaña, todavía puede ser un buen año.
Incluso aquellos que se han visto obligados a demoler los sembrados más de una vez durante la campaña, como Juan José Cuba, así lo estiman.
Guataca en mano, en medio de la vega que ha tenido que plantar en tres oportunidades, el voluntarioso campesino asegura que "mientras haya posibilidades de salvar la cosecha, no nos vamos a dar por vencidos".
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