ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Gerardo siente orgullo de sus cañas. / Foto: Edelvis Valido

LAS VEINTE, Baraguá.— Quien ve caminar a Gerardo Vega Socarrás sabe que es gente de faena, pero no imagina que sea el hombre con más altos rendimientos cañeros del país en sus tierras: ¡99! toneladas por hectárea.

Se dedicó al cultivo de la caña; anteriormente producía granos. Fue ocho años Vanguardia Nacional y el mejor productor de la Cooperativa Protesta de Baraguá, pero sucedieron varios hechos que lo obligaron a mirar pa’ la caña, que no estaba entre sus planes iniciales.

"Una vez me contrataron una cosecha de frijol a 5, 25 pesos el quintal para entregar en el mes de febrero y me los recogieron en agosto. Y solo querían 20 quintales. Como si fuera poco, bueno, en realidad fue muy poco porque me lo pagaron a 3, 90. Por esa gracia perdí unos 12 000 pesos, porque eran varios quintales. Eso fue lo primero.

"Después me dediqué a la siembra de boniato y malanga. Me pongo tan fatal que ni los sacos me mandaron para envasar el boniato y se quedaron como 700 quintales en el campo. Cuando el tomate, vino el comprador y me dijo: ‘oye, me hace falta que recojas 60 cajas, de esos de primera. Lo hice. Se las llevó y se echaron a perder. Creo que fue en Acopio, en Gaspar.

"Desde entonces no siembro más boniato, ni tomate, ni na’. Y comencé con la caña".

—¿Qué hay que hacer para lograr altos rendimientos?

—De la caña todo está escrito. Lo demás es atenderla como es debido. Sembrarla bien, limpiarla, regarla, fertilizarla... Empecé en el 2009, pero en aquel momento no pude preparar la tierra en tiempo, porque estaba infestada de marabú. De las diez hectáreas iniciales, subimos a 40 entre mi hijo, mi yerno y yo. Eso nos dará un dinerito, porque la tonelada la pagan bien.

—Imagino le haya costado mucho ese empeño.

—Con la caña te sacrificas tres o cuatro meses. Ella cierra y después todo es más fácil. El desorillo, la guardarraya... Mucho trabajo sí pasé al principio, porque esto era un marabuzal y hasta el pozo de 127 pies de profundidad y un metro a la redonda lo hicimos a pico y pala. En el riego también está el secreto de los altos rendimientos. Ese campo que viene ahí pienso cortarlo a 100 toneladas, créemelo".

—¿Y cómo usted supo que era el productor de más alto rendimiento cañero en el país?

—En el chequeo de emulación. Me lo dijeron y me extrañé, porque por ahí hay muy buenos productores.

"Me siento orgulloso de haber sido el mejor, no para recibir homenajes personales, si no porque la Isla necesita del azúcar y si cada quien aporta un grano...".

"Mi vida es como una película. Cualquiera diría que de ficción: me operaron de la columna porque estaba hecho talco, me cogió la corriente y casi quedo en el acto, se me explotó una goma de la motocicleta y caí revolca’o; después me cayó una puerta en la nariz y echaba unos chorros de sangre que metían miedo. Lo último que me sucedió fue por tres manguitos que no valían la pena. Rodé desde el ‘copoyito’ de la mata y casi no hago el cuento. Hasta un brazo tengo distinto al otro, pero los dos me han salido buenos pa`l trabajo".

Así de azarosa, sencilla y humilde, es la vida de este guajiro. Quienquiera oír sus historias tendrá que llegarse por Las Veinte, un pueblito escondido que, quizás, deba su escasa prominencia a este guajiro y a Isaac Martínez, el mejor pelotero que ha dado el municipio de Baraguá.

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