ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Banner
El resultado de una rigurosa estrategia ha logrado mantener en cero la aparición de casos positivos a la COVID-19 en las escuelas cubanas. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

Volver a las aulas a pesar de una pandemia que ha impuesto replantearse los modos de hacer en todos los ámbitos del acontecer cubano ha sido un reto enfrentado exitosamente por los 1 067 centros educativos de esta oriental provincia (incluye desde el círculo infantil hasta la enseñanza media y técnica).

Y no ha sido obra de la casualidad, sino el resultado de una rigurosa estrategia pedagógica que, de conjunto con el Ministerio de Salud Pública, ha logrado mantener en cero la aparición de casos positivos a la COVID-19 en todas las escuelas cubanas.

Sin embargo, la presencia otra vez de la enfermedad en Granma, tras más de seis meses de tregua, enciende las alarmas de la prevención en las instituciones educativas del territorio, donde la premisa sigue siendo un curso escolar seguro.

PREVENIR ANTES QUE LAMENTAR

«Cuando el pasado 24 de marzo el Ministerio de Educación anunciaba el cierre temporal de las escuelas para evitar la propagación de la COVID-19, nosotros iniciábamos una etapa de preparación intensiva con los docentes para definir los protocolos de seguridad a seguir en cada centro educacional», explica Caridad León Castillo, subdirectora del Sectorial provincial de Educación en Granma.

«Esa capacitación, dirigida desde el Sectorial de Salud y el Centro de Higiene y Epidemiología en el territorio, nos permitió terminar de forma satisfactoria el periodo lectivo 2019-2020 y arrancar, el pasado mes de noviembre, con el curso 2020-2021 en una nueva normalidad, en la cual la salud de los estudiantes y trabajadores ha sido prioridad junto al desarrollo de un programa académico más condensado, pero de igual calidad en los contenidos impartidos».

A esos protocolos incorporados a la dinámica escolar se ha añadido, además, la suspensión del matutino colectivo (ahora se efectúa en el aula), la salida escalonada al recreo y al almuerzo para evitar aglomeraciones estudiantiles, y el lavado de los implementos deportivos utilizados para la Educación Física, entre otros.

«Aunque el Estado ha hecho un esfuerzo enorme para mejorar la red hidro-sanitaria de nuestras escuelas, aún no tenemos el agua corriente en todos los centros, pero hemos buscado alternativas, de forma tal que no se nos quede ni una sola escuelita sin las condiciones indispensables para realizar el lavado de las manos», apunta León Castillo.

«Este proceso se extiende a las escuelas del Plan Turquino y de otras zonas rurales, donde las medidas de bioseguridad se aplican con el mismo rigor que en las instituciones docentes urbanas.

«De igual modo, estamos siendo muy exigentes con el ejemplo personal de los profesores y de todos los que laboran dentro del sector, pues hasta el cierre del mes de septiembre ya se les había aplicado el Decreto-Ley de Salud Pública a 124 trabajadores por el no uso o uso incorrecto del nasobuco», añade la directiva.

En ese empeño de no dejarle brechas al virus, se ha insertado la inspección sistemática a los centros donde se elaboran alimentos, como los círculos infantiles, seminternados y hogares de niños sin amparo familiar; además de la reorganización de la docencia en las escuelas con matrículas superiores a los 300 educandos, donde el espacio de los locales no facilita el adecuado distanciamiento físico.

«La división en subgrupos pedagógicos nos ha permitido realizar una pesquisa activa más detallada, teniendo en cuenta que se puede observar mejor el estado de salud con el que llegan nuestros muchachos todas las mañanas», describe Maribel Mendoza Torres, directora del seminternado bayamés 4 de Abril, el mayor de su tipo en Granma, con 1 428 estudiantes.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

En esta batalla por la vida, en la que la responsabilidad y la disciplina siguen siendo las principales trincheras de contención del SARS-COV-2, el buen funcionamiento del binomio familia-escuela resulta más decisivo que nunca.

«Sin el apoyo incondicional que hemos tenido de la familia, con la confección de los nasobucos y con su comprensión ante el rigor de las medidas sanitarias, creo que los resultados no serían los mismos», señala Urdanis Pérez Milanés, enfermera de la escuela especial Graciela Bustillo, de Bayamo, donde estudian 57 niños y jóvenes con diversas discapacidades intelectuales.

«En nuestro centro, aunque la labor de los “profes” se complejiza por las características de este tipo de estudiante, la experiencia ha sido increíble y más sencilla de lo que imaginamos inicialmente, pues, a pesar de sus limitaciones, los niños cooperan con el nasobuco y el lavado de las manos, y eso es expresión del seguimiento en sus hogares a nuestra labor educativa frente a la COVID-19», destaca.

«A pesar de que Granma llevaba varios meses libre de la pandemia, nuestrosdocentes se habían capacitado para enfrentar la aparición de casos positivos sin que ello afectara el proceso de enseñanza», explica la subdirectora de Educación, Caridad León Castillo, aun cuando asegura que el apoyo de la familia en esta nueva etapa no deja de ser cardinal.

«El protocolo que teníamos establecido para los estudiantes con algún síntoma respiratorio detectado en la escuela consistía en que un profesor los trasladara hacia la institución de Salud más cercana, pero con el incremento de las afecciones de ese tipo se decidió que sean los familiares quienes los lleven al consultorio médico».

«En estos casos, la escuela está en la obligación de realizar un reporte al área de Salud que le corresponde, donde es el equipo básico el encargado de darle seguimiento desde el hogar o mediante el ingreso hospitalario si lo requiriera», precisa el doctor Rosmel Vidal Lominchar, director en funciones del Centro provincial de Higiene y Epidemiología.

El directivo, al referirse a cómo incide la situación epidemiológica del territorio en el ámbito escolar granmense, afirma que aun cuando no se reportan casos autóctonos de la COVID-19, la existencia de focos activos asociados a la llegada de viajeros del exterior demanda de una mayor responsabilidad familiar para evitar la propagación del virus.

«Aún tenemos que sensibilizar más a la familia, porque las medidas sanitarias exigen que el estudiante permanezca en su casa hasta conocerse los resultados de PCR del viajero y no que lo envíen a la escuela, como nos ha ocurrido», resalta León Castillo.

«Sabemos que es una preocupación para los padres que su hijo o hija pierda algunos días de clases, pero se ha previsto que a ese educando se le indique el autoestudio en la casa y al reincorporarse a la escuela se le reafirmen los contenidos», aclara.

De esta manera, el sistema educacional granmense mantiene la guardia en alto contra la pandemia, con la certeza de que toda acción de prevención es indispensable cuando se trata de cuidar lo más valioso que tenemos: la inocencia y el futuro.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Luis Silva dijo:

1

29 de diciembre de 2020

01:12:43


El curso no debe incoabar,la salud de los más jóvenes es lo primordial.

Estela ruiz dijo:

2

4 de enero de 2021

14:58:51


Grande Cuba, siempre primero la persona, el.niño ,el anciono el joven,los adultos pese a sus limitaciones economicas, brinda ate cion de primera para ellos..GRACIAS CUBA GRANDE!!!!!