ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Foto: Endrys Correa Vaillant

Holguín.–La anciana abrió la puerta y no ocultó la sorpresa al ver al médico. «¿Cuánto cuesta esta consulta a domicilio?», preguntó angustiada. Y al saber que de por medio no habría factura de pago, recobró el sosiego. En ese instante se fijó en los ojos del visitante y recordó haberlos visto antes, cuando un galeno cubano, protegido con un traje especial, la ayudaba a salir victoriosa en el enfrentamiento a la COVID-19. Lloró entonces, en medio de agradecimientos.  

El suceso es parte de los recuerdos permanentes del capitán Maurio González Hernández, quien forma parte del equipo asistencial del hospital militar Fermín Valdés Domínguez. Durante cerca de cuatro meses el joven integró la brigada de 38 médicos y enfermeros del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, que en la ciudad italiana de Turín contribuyó a salvar a más de un centenar de personas afectadas por la pandemia.

«No me extrañó la reacción de la señora. En Italia, los enfermos de la COVID-19, que reciben el alta médica no tienen un tratamiento como el de nuestro país, que establece el seguimiento detallado en los consultorios del médico de la familia del área de salud. Allá, al salir del centro hospitalario, el paciente comienza a hacer gestiones para ser valorado por especialistas médicos. Al momento del encuentro, la señora, según nos dijo, tendría que esperar cuatro meses para que se hiciera realidad una consulta solicitada.

«Mi visita tenía el propósito de evaluar la evolución domiciliaria de la paciente y reajustar el tratamiento si era necesario. Recordé que luchamos a brazo partido en el hospital de campaña para sacarla del estado crítico en el que llegó, y de las complicaciones que adicionó la diabetes mellitus que padece».

Así aparecen razones para afirmar que la anciana tampoco olvidará aquel encuentro, resultado de la filosofía médica cubana, defensora del método clínico, cuya fuerza está en la interacción constante con el paciente y la realización del examen físico, en un proceso acompañado con franco respeto y cariño.

También describe que una noche de tensa guardia médica, Enrico Paccini, un paciente de 91 años, «con sincera gratitud, dijo que lo salvamos de la muerte. Su deseo era seguir viviendo para ver lo bello del mundo, sobre todo el triunfo de los médicos cubanos».       

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Si se puede dijo:

1

24 de diciembre de 2020

14:05:38


Héroes de batas blancas se llaman los médicos cubanos, aplausos eternos para ellos, de corazón