Mi salud depende de su responsabilidad, como la suya depende de cuán responsable sea yo. Los momentos que vivimos requieren de un elevado sentido de la otredad. Veámoslo desde un ejemplo personal: qué resuelvo yo con protegerme, con ser una persona disciplinada y consciente si mi familia, mis vecinos, el señor o la señora de la cola, aquel o aquella de la guagua, se han desentendido por completo de la pandemia y una vez que escucharon la palabra recuperación, decidieron por sí mismos que bastaba de medidas y cuidado.
Cuando se informó la decisión de comenzar de manera paulatina el retorno a la «normalidad» quedaron varias cosas claras: primero, que eso dependería de la sostenibilidad de indicadores sanitarios que mostraran en todo momento un control de la enfermedad; segundo, que mantener el virus bajo control no significaba que hubiera desaparecido el peligro y, por tanto –tercero–, que Cuba trataría de evitar un rebrote, pero eso dependería de que el pueblo no perdiera nunca la perspectiva real de su papel para no tener nuevos contagios.
Cifras de los últimos días demuestran cuánta verdad hay en esas condicionantes. Más de 28 000 personas comprometidas en los consejos populares de Bauta, afectados a raíz de un nuevo evento de transmisión, con 13 casos confirmados ya, dicen que es lamentable que las indisciplinas afecten no solo a quienes las cometen. «Esto confirma que cuando la población se confía y se desentiende del peligro, la irresponsabilidad de unos pocos pone en riesgo a las personas que están a su alrededor», afirmó José Angel Portal Miranda, ministro de Salud, durante su comparecencia en el espacio Mesa Redonda. «La mejor vacuna es la responsabilidad de cada uno de nosotros», afirmó.
Nuestro éxito ha sido posible por el desvelo perenne de la dirección del país y los territorios, el trabajo incansable del personal de Salud, los científicos, la utilización –sin dudarlo y a veces con un altísimo costo– de todos los recursos materiales necesarios, porque aquí la vida es lo primero.
Pensemos en eso con cuidado, pues saberse responsable de empañar esa titánica labor, además de vergonzoso, entraña un peligro enorme.






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William Herrera dijo:
1
24 de julio de 2020
02:24:46
Gisel Pérez Duquesne dijo:
2
24 de julio de 2020
16:03:58
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