
La vuelta gradual del país a la nueva normalidad, incluida la entrada de La Habana en la primera fase recuperativa pos-covid-19, luego de varios meses en circunstancias excepcionales, debido a la propagación de la pandemia, demanda de todos mucho esfuerzo para restablecer la economía nacional. Una de las maneras más importantes de hacerlo es con el ahorro de electricidad en la casa, la comunidad, e incluso, en las actividades productivas que ahora se reactivan.
Durante este primer semestre del año, en el que el plan de consumo de energía eléctrica en el país se cumple al 98,6 %, las familias cubanas crean cada vez más conciencia sobre la significación de apagar las luces innecesarias.
Un elemento alentador está en que se estima una recuperación de al menos 3 628 megawatts-hora (MWh) en el mes de junio, como resultado del enfrentamiento al robo de electricidad y otras acciones técnicas dentro de la actividad comercial de las empresas eléctricas; que equivalen a 963 toneladas de combustible.
No obstante, este empeño no solo es deber del sector residencial. Según se ha debatido en varias sesiones del Consejo Energético Nacional, las entidades estatales tienen la responsabilidad de ajustarse al consumo de energía planificado, evitar los sobregiros y no propiciar irregularidades.
Durante la última reunión de esta estructura, el viceprimer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, fue enfático: «el sistema de trabajo para llegar a cada colectivo laboral debe ser de conjunto con las organizaciones políticas y de masas y las instituciones involucradas».
En la propia cita, en la cual también participaron los miembros del Buró Político Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), se valoró que aunque las acciones de la organización obrera en este frente han sido sistemáticas, todavía queda mucho por hacer, sobre todo, con los 3 094 centros que en el país no tienen un plan de energía, que laboraron hasta el cierre de junio sin que se les cortara el servicio eléctrico.
Al cuestionar las causas de este fenómeno, la balanza se inclina hacia el descontrol y la ineficiencia en la distribución del plan asignado desde los organismos superiores a las entidades en cada provincia, como sucede en la rama azucarera con sus 222 servicios sin plan, la agricultura con 463 y los Órganos Locales del Poder Popular, como los de mayores problemas en este aspecto. La respuesta inmediata la tienen, por tanto, esos colectivos y sectores.






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Maritza Sayu dijo:
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3 de julio de 2020
10:01:13
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