Camagüey.–A la doctora Tamara Chaos Correa los estudiantes y colegas de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay la llaman de manera jocosa «la rectora que llegó con la covid-19», pues justo con la irrupción de la epidemia en Cuba asumió la dirección de esa prestigiosa institución docente.
Es de suponer, entonces, la vorágine en que se vio inmersa, junto a su equipo de trabajo (el 65 % integrado por mujeres), al pasar de un día para otro, de la apacible pero exigente actividad académica, a un cambio inusitado en el actuar cotidiano y en las rutinas profesionales del gigantesco colectivo.
Así, diseminados por toda la provincia en función de múltiples tareas relacionadas con el enfrentamiento al sars-cov-2, se aprestan a conmemorar, este 4 de junio, el aniversario 40 de la casa de altos estudios, una verdadera joya en la formación de capital humano para el sistema de Salud Pública.
Desde entonces hasta hoy ha prevalecido, como línea conductual, el breve mensaje que les dejara el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en una de sus visitas al centro: «El edificio es excelente, esperamos que los profesores, estudiantes y trabajadores sean superiores».
PRESENCIA ACTIVA FRENTE AL ENEMIGO LETAL
Tales virtudes se han puesto de manifiesto en estos meses de pandemia, en los que la escuela prácticamente no ha parado: solo han cambiado las misiones, a tono con la responsabilidad social de la universidad médica de acompañar a las autoridades locales en medio de la compleja situación epidemiológica.
«A partir del mes de febrero, explica el vicerrector académico, doctor Pablo Betancourt Álvarez, la institución se encargó de la capacitación, por etapas, de todos los profesionales del sector y del personal proveniente de las estructuras de dirección de otros organismos y de las organizaciones políticas y de masas».
Directivos, médicos, enfermeras y otros trabajadores han estado vinculados, además, a los consejos de defensa en los distintos niveles, lo mismo como parte de grupos de expertos, en los centros de aislamiento y en la toma de muestras, que en labores asistenciales en hospitales y policlínicos del territorio.
El centro ha participado igualmente en investigaciones relacionadas con la covid-19, en estrecha colaboración con otras instituciones científicas del país, como la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí y la Escuela Nacional de Salud Pública.
«Pero, quizá, el acto más visible y reconocido por su impacto social, asegura el doctor Betancourt Álvarez, ha sido la presencia de nuestros estudiantes y profesores en las labores de pesquisa activa en las comunidades, acciones que pasan por un momento superior para mejorar la calidad de la información que se obtiene».
Comprometidos con su tiempo
Desde los «profes» fundadores hasta la más reciente legión de alumnos, sienten sobre sí el reto que significa contribuir al mejoramiento de la salud de la población cubana y de otras partes del mundo, sobre la base de la consagración, la ética profesional y el humanismo, como pilares del desempeño cotidiano.
«Esas cualidades se forman no solo en las aulas y demás escenarios docentes, sino a través de la participación activa de los jóvenes en más de una treintena de proyectos de intervención comunitaria», afirma Juan Carlos Blanco Lores, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (feu) en la institución camagüeyana.
Resulta ya habitual la rápida respuesta de los futuros galenos, estomatólogos, enfermeros y tecnólogos para acudir en apoyo de familias damnificadas por desastres naturales o llevar salud, esperanza y amor a los habitantes de comunidades alejadas de los principales centros urbanos de la provincia.
En condiciones adversas se les ha visto lo mismo montar un campamento en los asentamientos costeros destruidos tras el paso del huracán Irma en 2017, que asistir desde hace diez años a las convocatorias del proyecto «Sonríe con salud», una manera de promover la salud bucal entre la población más vulnerable.
«Nos mueve, ante todo, el principio de estar siempre en la primera trinchera del deber, en el lugar donde el pueblo necesite más de nuestra cooperación, como ha ocurrido ahora en esta gran batalla por vencer a la covid-19», afirmó Blanco Lores.






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