Desplazar las actividades de mayor consumo eléctrico fuera de horarios pico (11:00 a.m.–1:00 p.m. / 6:00 p.m.–10:00 p.m.).
Cocinar en hornillas adecuadas al tamaño de cada olla. Siempre que se pueda, mantener las ollas tapadas. Comenzar a cocinar con fuego alto y luego reducirlo para terminar la cocción con el calor que queda en la hornilla apagada unos minutos antes.
Mantener limpios los equipos electrodomésticos, fundamentalmente los de la cocina. El buen estado prolonga su duración y reduce el consumo. Revisar los aparatos que al conectarse produzcan chispas o calienten el cable.
Encender el aire acondicionado, preferiblemente, después de las 10 de la noche; ajustar la temperatura a 24 grados Celsius; pasada la medianoche, colocarlo en la posición de ventilador, y desconectarlo al salir de la habitación, porque consume como promedio 150 kilowatts/hora mensuales. Instalar el equipo donde no reciba la luz solar, y limpiar y cambiar con regularidad los filtros.
No dejar el ventilador encendido innecesariamente en la habitación o local donde no haya personas.
Evitar abrir el refrigerador frecuentemente. Congela pomos de agua y sácalos en horas tempranas para no tener que abrirlo innecesariamente.
Juntar la mayor cantidad de ropa para lavar y planchar. Revisar la superficie de la plancha para que esté siempre tersa, así se transmitirá el calor de manera uniforme. Desplazar de los horarios pico el uso de las turbinas de agua.
Para favorecer el aislamiento social, se aplazó la obligatoriedad de pagar la factura de electricidad de manera presencial en las oficinas comerciales; pero la decisión no implica que no se pagará ese consumo. Evite, con el ahorro, que las tarifas acumuladas mientras dura la epidemia, no lo sorprendan después en la economía familiar.
Fuentes: ONURE Y PERIÓDICO vanguardia
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Cirila dijo:
1
16 de octubre de 2020
19:08:01
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