Se están cumpliendo 26 años del asesinato de 8 372 hombres musulmanes, y algunos niños, residentes en la ciudad de Srebrenica. Concebida como limpieza étnica durante la guerra civil en Bosnia-Herzegovina, el hecho vino a constatar que los genocidios pueden tener lugar en cualquier época, por muy modernas que se proclamen las civilizaciones.
Aquella masacre está considerada como el asesinato masivo más grande desde la Segunda Guerra Mundial y ocurrió bajo la mirada de las Naciones Unidas, pues la zona había sido declarada como segura y estaba controlada por 400 cascos azules paralizados, o más bien aterrorizados la mayor parte de ellos –incluyendo los mandos– bajo la ferocidad del general Ratko Mladic, un militar serbobosnio que sería conocido como «el carnicero de Srebrenica», y a quien un tribunal de la onu le ratificó, en este mismo mes de junio, su condena a cadena perpetua.
En la matanza de Srebrenica se basó la directora Jasmila Žbanic para realizar en 2020 Quo vadis, Aída?, película alabada por el público y la crítica y que próximamente exhibirá nuestra televisión.
La maestra de inglés Aída es el personaje central e hilo conductor de la historia. Casada y con dos hijos mayores, se desempeña como traductora de la onu, lo que la obliga a convertirse en intermediaria entre las fuerzas en conflicto y los cascos azules. Presiente, por lo tanto, el acto genocida que se viene fraguando contra una población adormecida por las promesas de paz, y sufre, fuma sin parar, va de aquí para allá, ruega cuando ya no tiene otra opción para que le escondan a sus hijos en el campo de refugiados que supervisan los cascos azules; puro nervio el suyo que va trasluciendo miedo, esperanza, angustia y desolación, aunque también tendrá un momento de paz espiritual para recordar cómo era la vida antes de que el odio y las ambiciones se apoderaran de su pequeño universo. Todo ello sin pasar por alto la significación y los simbolismos que su personaje aporta al epílogo de la historia, cuando los cañones dejen de disparar, y la llegada de la paz permita saber cómo ha sido la vuelta a la cotidianeidad de aquellos que una vez trataron de imponerse desde la barbarie étnica.
La directora despoja a su personaje de cualquier disposición heroica, y más bien convierte a Aída (brillante actuación de la actriz serbia Jasna Đuricic) en una madre desesperada por salvar solo a su familia, en medio de un tiempo fílmico que reconstruye perfectamente los instantes agónicos vividos al pie de la muerte. Un filme, Quo vadis, Aída?, emocionalmente duro, pero libre de subrayados grandilocuentes y con el detalle de no exhibir, de manera explícita, los asesinatos cometidos. Un fuera de campo que, no por apartar de nuestros ojos la crudeza, deja de ser impresionante.
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Me encanta Barbara Eden dijo:
1
21 de junio de 2021
13:28:38
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