ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Movilización de tropas de la OTAN en la frontera de Rusia con Ucrania. Foto: HispanTV

Bastarían tres ejemplos de las últimas tres décadas, para caracterizar a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y corroborar que es un engendro militar al servicio de Estados Unidos, usada para imponer, por la fuerza de las armas y las bombas, los deseos imperiales en cualquier parte del planeta.

Uno de estos ejemplos es Yugoslavia, del 24 de marzo al 11 de junio de 1999; otro, Afganistán, 2001 hasta nuestros días, y continúa, e Irak, desde el 20 de marzo de 2003. Tres guerras con bombardeos criminales de uranio empobrecido, más de un millón de muertos y heridos, un patrimonio destruido y países fracturados o saqueados.

En los tres casos, como en otros que pudieran citarse, fue el gobierno de turno en Estados Unidos quien buscó los «motivos», organizó la fuerza militar y dirigió tanto los bombardeos como la invasión y la ocupación de países independientes.

Y es que la OTAN existe porque Estados Unidos la necesita. Hacer guerras constituye una parte primordial de la filosofía estadounidense, de manera que el Complejo Militar Industrial fabrique y venda, y con ello sustente una parte muy importante de la economía de esa nación.

Esa es la génesis que fundamenta las bases del sistema imperante y a ella se subordinan, como la realidad lo demuestra, los demás países, europeos generalmente, los que forman parte de la Alianza militar.

La OTAN tuvo, hasta que se desintegró la Unión Soviética y con ella el Pacto de Varsovia, un contrapeso fundamental en las fuerzas militares de los países socialistas de Europa.

Luego, su actuar por el mundo ha sido una práctica bárbara, no importa los miles o los millones que mueran, los que queden mutilados o las ciudades y pueblos destruidos, los habitantes desplazados y los gobiernos desestabilizados.

Rusia, con una nueva dirección política y gubernamental, encabezada por el presidente Vladímir Putin, y un desarrollo militar de gran escala, ha sabido poner un muro de contención, de manera que tanto la OTAN como Estados Unidos, no puedan lograr su objetivo de destruirla como estado ni como pueblo, que acumula historia, cultura y patriotismo.

Los tiempos de flojeras, con «tendidos de puentes» y disfrazados de perestroika, han ido quedando definitivamente atrás. Moscú sabe lo que encierra su existencia como potencia mundial –económica y militar– que no descuida ninguno de sus frentes, aunque se le trate de cercar desde Occidente o de desestabilizar con disidentes convertidos en blogueros.

Ha sido y es el asunto Ucrania, la última fabricación estadounidense y de la OTAN para tratar de debilitar y desequilibrar a Rusia. Para ello se usó, desde un golpe de Estado en 2014 contra el entonces presidente ucraniano Víctor Yanukóvich, hasta el fomento de la más xenófoba campaña antirrusa, en un país que, además de haber formado parte de la Unión Soviética, tiene en su territorio una población rusa significativa, y ha estado unido a Moscú cultural, económica y familiarmente.

Además, en Crimea, un territorio que fue ruso, luego cedido a Ucrania y ahora, a través de referendo, unido nuevamente a Rusia, se ha tratado de montar  –por la OTAN– un escenario de posible confrontación, a la vez que Occidente atiza el conflicto en las regiones de Donetsk y Lugansk, de mayoría rusa.

En un escenario peligroso al extremo, ahora la OTAN ha anunciado que enviará 37 000 militares, de ellos 20 000 estadounidenses, a la frontera de Ucrania con Rusia, lo que eleva las tensiones al máximo y podría ser el detonante que encienda la mecha de una guerra de impredecibles consecuencias.

Según funcionarios ucranianos, citados por el portal de aviación Avia.Pro, «a medida que se vayan desarrollando los enfrentamientos entre Ucrania y Rusia, la península de Crimea se convertirá en el primer objetivo de la OTAN para cruzar la frontera con Rusia».

Ante tales amenazas, las Fuerzas Armadas de Rusia despliegan numerosas unidades militares en Crimea para iniciar maniobras militares a gran escala, en las que se incluirían el uso de fuerzas terrestres y navales y aviones de combate.

Varios expertos no descartan que, en el marco de las maniobras militares de la OTAN, las fuerzas de Ucrania puedan lanzar una ofensiva sobre los independentistas en el este de su territorio, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, hacia donde ya envían varias unidades de tanques y artillería.

Ria Novosti da cuenta de que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció el inicio de una «inspección rutinaria» para evaluar la disposición combativa del Ejército.

Se conoció, oficialmente, que Rusia realizará en el presente mes de abril un total de 4 048 ensayos o maniobras, unas bilaterales y otras en polígonos, de manera que sus fuerzas militares estén en óptima capacidad de combate ante cualquier movimiento de la OTAN.

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