Cuando una nación acoge como sede un evento deportivo internacional, se compromete –según las reglas del COI– a darles la bienvenida a todos los que ganaron su derecho de competir, tras acceder a la justa por medio de un torneo clasificatorio, por su lugar ocupado en el ranking mundial del deporte en cuestión o, sencillamente, por invitación.
El Clásico Mundial de Beisbol no está regido por las normas del COI, pero debe inspirarse en un accionar amistoso, para crear una atmósfera de fraternidad y juego limpio entre las naciones representadas, que actúan bajo los intereses –con bastantes restricciones– de cómo pueden actuar por partido los peloteros firmados por la Major League Baseball (MLB) de EE. UU.
Predominando su prepotencia, las autoridades en ese país se abrogan –una y otra vez– el derecho de permitir o no la entrada de atletas en tierra estadounidense, ignorando el propósito del organismo máximo rector del movimiento deportivo internacional. Por ejemplo, pocos años atrás, el equipo masculino cubano de voleibol debió ir a un evento clasificatorio y, al obligarlo a solicitar las visas en un tercer país, República Dominicana, esperaron allí varios días sin obtener los permisos, quedando vetados para competir en el certamen.
Ahora, el congresista republicano Mario Díaz-Balart exigió información, porque se siente «horrorizado con la decisión de la administración de Joe Biden de permitir que el régimen de Cuba exporte su vergonzosa explotación de jugadores de beisbol a Estados Unidos». Enemigo acérrimo de la Isla, apoyó las manifestaciones en contra del Team Asere, en Miami, y activó su agresividad, al verse ignorado en su «perreta».
Díaz-Balart fue fiel compinche del expresidente Donald Trump, quien anunció que, es inminente, que este martes vaya preso por causa de los 300 000 dólares dejados de reportar, recibidos junto a su familia, de parte de gobiernos extranjeros. El adulador no recuerda el golpe sufrido por el exmandatario cuando invitó al equipo de la nba, ganador de una temporada, a compartir un homenaje en la Casa Blanca, negándose varios baloncestistas a participar en la velada, como protesta por el racismo y la brutalidad policial del gobierno de Trump, que aún hoy tampoco encuentran solución.
Regadas por un tubo y siete llaves las declaraciones del congresista, se han colgado repetidores del mismo discurso, quienes insisten, entre otros temas, en protestar por el dinero que los jugadores del Cuba ganarán en el Clásico –como lo harán el resto de los elencos– porque es algo acordado con la MLB antes de empezar el torneo.
El Team Asere cuenta con muchos defensores dentro y fuera del estadio, los renegados no lo deben olvidar.








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Félix Rey Padron dijo:
1
20 de marzo de 2023
07:09:00
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