
Parecía imposible…, las esperanzas y las incomprensiones se midieron, pero las voluntades de muchas personas prevalecieron para hacer florecer en su prístina pureza el arte en un local otrora lúgubre, destartalado y de mal gusto.
Ese es el proyecto “Espacio Altamira”, un Open studies (estudio abierto) inaugurado en uno de los edificios altos multifamiliares de la urbanización capitalina de El Vedado, localizado justamente frente al emblemático Hotel Nacional de Cuba y a una parte del Malecón habanero, como parte de las presentaciones colaterales de la XII Bienal de La Habana, evento convertido en todo un acontecimiento cultural y de masas.

En el éxito de esta nueva idea, de este nuevo espacio tuvo mucho que ver el empeño puesto por la familia de artistas conformada por el pintor Edel Bordón Mirabal y su esposa, la escultora y pintora Yamilé Pardo Menéndez, ambos profesores de la casi bicentenaria Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, y de todos los vecinos del edificio Altamira, quienes empeñaron recursos propios, tiempo y dedicación en un proyecto, que recibió en todo momento el firme respaldo de la diputada Maritza Marquetti Zayas, delegada de la circunscripción 34 del Poder Popular.
Las Bellas Artes siempre han sido una necesidad humana y “Espacio Altamira” no es la excepción. Allí una vez más los artistas buscan espacios para interactuar con sus discursos, encontrando así “zonas de silencio”, que al ser descubierta se traducen en lugares generadores de experiencias en el terreno del arte y el vínculo con la comunidad.
Y es que esta dimensión física funciona como incitador de procesos comunicativos, en los cuales un grupo de artistas aprovecha este sui generis rincón para establecer conexiones entre los diferentes niveles de información y contenidos generados por la propia edificación -históricos, sociales, vivenciales o estructurales- y los lenguajes de los cuales se vale cada uno de los creadores para discursar a partir de lo encontrado.
Así confluyen lo público y lo privado, en el cual resulta protagonista el diálogo que incorpora y excede lo visual como transversalmente sucede con esta exitosa XII Bienal de La Habana.
En “Espacio Altamira” (que se complementa con el estudio-taller que Edel y Yamilé tienen en su apartamento del propio edificio en el piso 10 en el número marcado con el 106) los espectadores interactúan y reflexionan con casi una veintena de obras entre las que figuran óleos sobre lienzo, la poética del Haico (poema japonés de solo 17 sílabas que trata sobre la naturaleza), la escultura, técnica mixta, la fotografía, instalaciones y la impresión digital en un ajiaco de arte contemporáneo cubano, que quedará como espacio permanente para otras exposiciones y abierto para las reuniones de rendiciones de cuenta del delegado ante sus electores y actividades de las organizaciones políticas y de masas de esa comunidad. Es a no dudarlo una Galería de arte en rigor.

LO ÚTIL Y LO BELLO
Nuestra intención surgió a partir de las características propias del edificio--construido en 1955-- precisa Yamilé, una artista que le encanta intervenir espacios muchas veces con un discurso atrevido e inusual para encontrar lo desconocido y descubrir las virtudes de lo encontrado en función de su obra.
Ella recuerda que iba una vez en el elevador con su hija Lucía… y esta le expresa: “A mí no me gusta este edificio, porque normalmente las personas se encuentran casi que visualmente en lo que es el espacio del elevador…” Y Yamilé reflexionó sobre lo interesante que sería concebir algún proyecto que de alguna manera “nos empezáramos a conocer todos sin perder la individualidad”. Y prendió una chispa llevada a buen puerto, en la cual se unió lo útil y lo bello.

Por su parte, Edel, para quien la naturaleza del hombre sobrevive a la naturaleza de los miedos y su constante existencia crea en él mecanismos que lo salvan, se siente satisfecho del impacto de “Espacio Altamira”, porque demuestra que desde la comunidad se pueden generar soluciones propias para problemas propios sin tener que esperar por nadie de fuera.

UNA NOVEDAD CON SU PROPIA LUZ
La curadora Mayra Sosa Rodríguez, del Centro de desarrollo de las Artes Visuales, destaca a Granma Internacional la fuerza que han cobrado los Open studies en esta XII Bienal, una modalidad que comenzó a gestarse en la anterior edición del evento y casi todos concentrados en el Centro Histórico de La Habana.
Explica que muestra de lo cual son los 60 Open studies, que han abierto sus puertas en esta ocasión en los municipios de Playa, Plaza de la Revolución, 10 de octubre, Arroyo Naranjo y por supuesto la Habana Vieja para que el público pueda apreciar el arte visto desde el propio espacio del artista e intercambiar conceptos y valoraciones con la comunidad.
Una experiencia pertinente que ha llegado para quedarse más allá de la Bienal.
| • El proyecto reúne a varios artistas que forman un equipo de trabajo multidisciplinario e intergeneracional, donde se aprovechan y mezclan los discursos personales para generar obras a partir del referente principal que es el “Espacio Altamira”. Relación de artistas participantes: Edel Bordón Mirabal, Yamile Pardo Menéndez, Pablo Víctor Bordón Pardo, Aissa Santiso Camiade, Jorge Braulio Rodríguez, Ignacio Carballo Cabrera, Pedro Michel Díaz Deschapell’s, Luis Blanco Rusindo, Nicolás Sánchez Noa, Carla María Bellido de Luna, José Madrigal Despaigne, Carlos José Martínez, Rafael Rodríguez Gay, Ana Rocío Mena Blanco, Pedro Tex Martínez Cuevas y Enrique Demetrio. |









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Jorge dijo:
1
17 de junio de 2015
23:37:47
Marina Menendez Diaz dijo:
2
29 de junio de 2015
23:45:09
marina menendez dijo:
3
14 de septiembre de 2015
22:21:56
Santiago Brito dijo:
4
19 de octubre de 2015
23:09:30
Alejandro Padrón dijo:
5
12 de febrero de 2017
14:25:10
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