La polémica se ha desatado nuevamente a raíz de un premio otorgado hace pocos días a Bad Bunny, un controvertido artista que polariza como pocos a una buena parte de los jóvenes de hoy. Ahora bien, creo pertinente dialogar y reflexionar acerca del premio y sus contornos, donde avistaremos que el gran problema no gira alrededor del artista sino de mecanismos de subyugación cultural que segmentan, a conveniencia, un proceso único y lo minimizan en partes aparentemente inconexas para lograr el más preciado objetivo del mercado: la carencia de pensamiento propio.
En realidad estamos hablando de galardones que están dedicados a la música latina y que otorga la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (Ascap) a sus miembros cada año, teniendo en cuenta diversos aspectos que van desde récords de ventas -ya sean por diversas plataformas de la industria-, así como la realización de megaconciertos u otras acciones de carácter comercial y mediático. Por ello, debe tenerse presente que Ascap es la American Society of Composers, Authors & Publishers, y es una organización estadounidense que protege el derecho de autor de sus miembros. Como otras, y ante el empuje de artistas, tendencias y jugosas ganancias generadas por el nada despreciable sector latino en ese país, han ideado mecanismos de expansión diseñados para seducir a tan importante segmento poblacional. Bajo esa premisa fue también que Naras (National Academy of Recording Arts & Sciences), con su flamante Premio Grammy, crea en 1997 a su hermano menor y apéndice cultural, Laras (Latin Academy…) destinado a los hispanohablantes, con su propio galardón, el conocido Grammy Latino.
Con estas y otras realidades de la industria estadounidense del entretenimiento, los artistas de origen latino radicados allí y los que sueñan con la conquista de audiencias y premios, pero desde el Sur, enfocan sus carreras hacia esos mecanismos de promoción que, una vez insertados y visibilizados en ellos, servirán como motores generadores de éxitos, aunque habrá quienes tengan que recorrer senderos poco ortodoxos y nada impolutos.
Aficiones a un lado, pienso que la estructura de selección, nominación y premiación de este u otro evento, amén de levantar pasiones y criterios de toda índole, no debe verse más allá de su contexto y finalidad, y no equipararlo con otros donde se toman en cuenta raseros que, a la postre, ofrecen más posibilidades para la canción de autor o temáticas afines a esta.
La presencia en el mercado latino de géneros controversiales y de execrable morfología musical, se impone cada día más en detrimento de sutiles voces muchas veces silenciadas por la industria, teniendo mayores retos estas últimas a la hora de atraer audiencias o de narrar, por lo menos, un discurso propio y coherente donde puedan expresar poesía y buen gusto, siendo condenadas a muerte por la propia esencia destructiva y selectiva del sistema.
Uno podrá identificarse –o no– con un determinado tipo de música, pero es innegable que premiar una mala caricatura es obra del mercado más decadente.










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norberto dijo:
1
16 de julio de 2020
08:37:19
Sonia Pére Cassola dijo:
2
16 de julio de 2020
16:22:15
Oni Acosta Llerena Respondió:
17 de julio de 2020
20:02:04
Javier Rodríguez Delgado dijo:
3
17 de julio de 2020
02:05:54
Orleanis dijo:
4
21 de julio de 2020
10:38:53
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