CIENFUEGOS.—El narrador, investigador y etnólogo sureño Luis E. Ramírez Cabrera presenta en esta Feria Internacional del Libro su material Diccionario básico de religiones de origen africano en Cuba, título a cuenta de la Editorial Oriente.
Según refiere a Granma, se trata del quinto volumen suyo enfocado en las raíces religiosas africanas tras sus antes publicados Lo que contó un babalawo sin permiso de Orula (Reina del Mar Editores, 1999); Lo cierto e incierto del sincretismo en los cultos afrocubanos (Ediciones Excelsior, 1999); Los cuatro vientos (Mecenas, 2009) y Diccionario de Regla de Osha o Santería (Mecenas, 2013).
Él es, además, firmante de copiosa galería de cuentos, relatos y noveletas eróticas (varios recopilados en distintos libros publicados) y diversos textos de entrevistas e historiográficos; así como de ese singular estudio del comportamiento humano que es su Afuera acechan los demonios (Letras Cubanas, 2000).
Afirma el entrevistado que “la misión de compilar los algo más 3 600 vocablos, conceptos y definiciones de rituales y deidades del tan vasto como complicado mundo de las religiones de origen africano en Cuba requirió de mi parte la consulta de más de 30 libros e infinidad de artículos de disímiles autores”.
En la lista se incluyen Fernando Ortiz, Rómulo Lachatañeré, Teodoro Díaz Fabelo, Lidia Cabrera, Natalia Bolívar, Miguel Barnet, Argeliers León y otros muchos, de los cuales, algunos, por ventura, investigaron y dejaron constancia valiosísima de sus pesquisas en épocas en que aún vivían los llamados “negros de nación” o descendientes directos de estos, complementa.
Luego —prosigue— fue preciso confrontar lo recolectado con numerosos practicantes que accedieron a ello, para comprobar y precisar muchos detalles que aparecían contradictorios u oscuros.
Ramírez recuerda que “los negros esclavos que llegaron a nuestras tierras procedentes del África (encadenados, pero con sus pensamientos libres) utilizaron, como hábil recurso para poder practicar sus ritos y conservar sus tradiciones, el enmascaramiento de sus poderosas y ancestrales deidades mediante la representación, meramente simbólica, del santoral católico”.
En la mayor parte de las veces, esta identificación se limitó a la simple similitud de los colores que distinguían al santo y al oricha, mpungo, loa o fodún; las menos, por una mínima semejanza entre sus patakines y la historia relatada por la hagiografía católica. Quizá aplicaron el proverbio yoruba: “Ara wan dele ise wón oyú fe” (“En la tierra a la que llegues, haz lo que vieres”), dice el etnólogo.
Con este nuevo Diccionario..., el autor amplía su contribución a la comprensión más cabal de una cosmogonía madre de la raigalidad cubana como la africana. Esta obra es fruto del esfuerzo continuado del investigador por hurgar en un universo aún factible de explorar; así como de los practicantes (santeros, babalawos y paleros) que le ayudaron y prefirieron que sus nombres quedasen en el anonimato, “pero sonreirán cuando lean estas líneas”, como asegura Luis en la introducción del libro y él sabrá por qué.
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