ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El libro, que tuvo su lanzamiento oficial en el Congreso Internacional Pedagogía 2015, se presenta hoy a la 1:00 p.m en la sala José A. Portuondo, de la Cabaña Foto: Cortesía del entrevistado

Reunidos en el libro Creatividad, comunicación y cultura, gestión de proyectos educativo-culturales en la Era Digital, —uno de los títulos de la Editorial Pueblo y Educación que se presenta hoy en la Feria Internacional del Libro Cuba 2015—, se encuentran los más de veinte años de investigaciones científicas del psicólogo, escritor y profesor cubano Felipe Chibáz Ortiz, en el campo de la creatividad, la cultura y la educación.

El libro, que cuenta con prólogo del investigador español doctor Saturnino de la Torre y las ilustraciones del humorista gráfico Adán, director del Dedeté, propone soluciones a complejas problemáticas como pueden ser las relaciones entre la escuela, la familia y la comunidad, la utilización de las nuevas tecnologías y la formación de ciudadanos creativos.

A propósito de la presentación de su libro, el doctor Felipe Chibás Ortiz, quien ha publicado diez volúmenes sobre estos temas en Cuba y otros países, accedió a dialogar con Granma entorno a los resultados de sus investigaciones:

“Estamos ante un momento histórico de la humanidad en el cual se está construyendo una nueva cultura a pasos acelerados, y se vive de una manera mucho más interdependiente, acelerada e intensa. Por ejemplo, un mensaje que antes demoraba en llegar de un país a otro vía correo una semana o un mes, hoy llega en cuestión de milisegundos. La información, conocimientos, educación y cultura cada vez más se adquieren en ambientes informales, fuera de las paredes del aula de escuelas, institutos y universidades, a través de amigos, familiares, dispositivos electrónicos, contactos informales con colegas, etc”.

Sobre cómo median estos cambios en la educación, explicó que todos los ambientes se encuentran influenciados: la escuela, la universidad, los centros de trabajo, las relaciones de pareja, familiares, las amistades, religiones, las formas de comunicarse y relacionarse…”En este contexto se entiende a la cultura como algo vivo, que respira y existe por sí misma, y que por tanto debe acompañar todos esos cambios. La cultura cubana es una cultura fuerte, rica, diversa, crítica y profunda”.

La enseñanza puede nutrirse de estos conocimientos teniendo como base una tradición cultural y educativa de solidez, que según Chibás Ortiz debe potencializarse “proporcionando nuevas formas creativas de manifestación de la cultura y sus diversas identidades nacionales, asociadas al uso de las nuevas tecnologías, pero sin renunciar a lo que somos, lo que nos hace fuertes y lo que nos distingue. Es decir, nuestros valores nacionales”.

“El aporte fundamental de este libro es analizar cómo en la actualidad estos tres factores: Creatividad, Comunicación y Cultura se entrelazan de manera medular e indisoluble en el cotidiano de una escuela, empresa, proyecto cultural o comunitario, equipo, familia y hasta en un individuo, en las condiciones contemporáneas de nuestro país y en espacios físicos o de Internet. También el texto propone vías concretas, estrategias y técnicas para conducir o administrar este proceso, sea en un proyecto comunitario, escuela, equipo u hogar”, explicó.

Actualmente, la escuela cubana está llamada a incidir con mayor intención en el contexto comunitario donde se inserta para transformarlo y enriquecerlo, y viceversa. En ese entorno, Chibás Ortiz considera que el maestro cuenta con los instrumentos, la formación pedagógica, estética y filosófica, y un rico arsenal de experiencias y métodos didácticos, que pueden propiciar la formación creativa y estética de los jóvenes. Pero además, llama la atención sobre la importancia de “tener una buena imbricación con la raíz cultural de la comunidad en la cual se está insertado, participando activamente de sus proyectos culturales”.

“Los proyectos comunitarios construidos desde esta nueva perspectiva crítica e innovadora que propone el libro, es decir destacando y respetando la creatividad de los niños y jóvenes de la comunidad, pero organizados en proyectos con una perspectiva de gestión verdaderamente cultural, pueden contribuir a fortalecer nuestra identidad”, apuntó.

En una educación que cada vez se adquiere más en ambientes informales, más allá de las paredes del aula y las escuelas, ¿cómo pueden los actores del proceso educativo aprovechar las Tecnologías de la Información y las Comunicación como una fuente que cada vez prolifera más entre los jóvenes?

—Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación tienen y tendrán cada vez más un impacto creciente en la sociedad y la construcción de la cultura cubana. Siendo así, el camino es tanto en la escuela como en las universidades, aprovechar esos medios tecnológicos dentro de las clases para cuando las condiciones lo permitan y de forma colectiva, realizar trabajos, investigaciones, comunicarse de forma rápida con otros colegas, entre otras. El maestro, profesor o líder de una empresa debe aprender a utilizar esos medios en el cotidiano de sus clases o reuniones, comentar sobre esos asuntos en sus aulas. Para esto existen estrategias, métodos y técnicas de comunicación pedagógica y psicológicas que mostramos en el libro.

“En el libro se propone cambiar el papel del profesor y los adultos que hoy funcionan como autoridades casi absolutas que deben “saberlo todo” para un papel más leve, el de mediadores o negociadores de la comunicación. En el mundo actual los niños, adolescentes y jóvenes tienen acceso a otras informaciones de manera mucho más rápida, poseen otras realidades y necesidades, y formas de resolverlas nuevas, que no existían en la época de sus padres y abuelos. Por otra parte, los adultos tienen una experiencia que los jóvenes y niños precisan, por ejemplo, a estos últimos les falta la profundidad y la experiencia de vida de los mayores, para poder entender las consecuencias de los juegos que utilizan y las informaciones que poseen”.

Para el investigador, verlo de esa manera permite que los alumnos no tengan a la escuela “como algo que no los motiva y que discute cosas que no se refieren a su vida cotidiana e intereses. Entonces los adolescentes y jóvenes comentarán sobre sus intereses con sus colegas o las personas que les hablen sobre el tema, perdiendo la escuela, el profesor, la familia y demás adultos su papel orientador”.

Sin pretender establecer cánones ni recetas sobre el tema, Ortiz se acerca al uso de las tecnologías, y aboga por la solución a problemas concretos desde una mirada pedagógica y científica. Hay que tener en cuenta que no se trata de utilizar las tecnologías de forma inconsciente, tampoco desentenderse de su uso desmedido en la realización de las tareas escolares que pudiera afectar el desarrollo de los estudiantes, sino en aprender juntos, jóvenes y adultos, las potencialidades de su uso en función del aprendizaje escolar.

“Creatividad e innovación, pero no apenas asociado a las nuevas tecnologías, sino entendidos como postura de vida. Vamos a ser originales, en todo, desarrollar una postura crítica y analítica, problematizar, cuestionar la realidad, hacer preguntas sobre todo; ser comunicadores, negociadores, mediadores, valorar la paz…”, concluyó haciendo referencia a algunos de los valores que pueden desarrollarse desde su propuesta.

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