El comedimiento, la fineza en el trato, la sensibilidad, cultura y convicción de que el espíritu debe prevalecer por encima de todo, en cualquier caso, son cualidades distintivas del doctor en Ciencias Médicas Alfredo Espinosa Brito, un ser humano en quien las nuevas generaciones de galenos hallan inagotable reservorio ético y moral.
Son varias las veces que, en mis 25 años de oficio, he conversado con el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, siempre en diálogos largos que parten de un objetivo y luego se bifurcan en disímiles caminos, porque él es una constatación viviente de que «la inteligencia es la capacidad de asociación», cual afirmó Carpentier.
Espinosita (como le llaman todos en el país), a los 77 años sigue transmitiendo saberes a los nuevos médicos, a quienes les pide estudio e investigación diarios, respeto por el paciente y el empleo del método clínico: básica experiencia de interacción consistente en el reconocimiento físico y el diálogo con el enfermo, y que en segmentos de la medicina occidental ha caído en desuso.
El Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba, Premio al Mérito Científico del Ministerio de Salud Pública, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Interna y presidente del Consejo Científico de la Salud en Cienfuegos considera que el trabajo y la virtud son fortalezas cruciales para conseguir el empeño que fuere. También para curar. Él es un ejemplo del aserto, pues ese mismo constante quehacer que lo caracteriza y su valor moral le han permitido, entre otras razones, sortear la enfermedad que lo aqueja.
En sus clases transmitió el concepto a destacados profesionales del país, incluidos directivos de grandes instituciones médicas y representantes ministeriales al más alto nivel, quienes recibieron lecciones en su aula: «ser buenos seres humanos y trabajar siempre, bien, sin cejar».
El también especialista de II Grado en Medicina Interna y profesor titular es uno de los iniciadores de la medicina rural en Cuba e impulsor de la Red de Municipios por la Salud, experiencia en la cual este territorio fue precursor en 1994, encaminada a procurar hábitos saludables y mayor calidad de vida en la población.
Considera Espinosita que, incluso en medio del periodo especial, fue bastante lo logrado a partir de la concertación de factores e integralidad en la labor.
Es un movimiento que pretende la armonía, la tranquilidad, el bienestar y el equilibrio de las personas, sostiene.
Afirmaba José Ortega y Gasset que «el especialista sabe muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de raíz todo el resto». Suele suceder, sí; no obstante, el médico cienfueguero resulta una excepción de esa regla. Es especialista en lo suyo –y muy bueno–, pero además conocedor del arte y amante de la trova. Amigo de los principales cantautores de la región central, los Hermanos Novo, estos hasta le compusieron un tema: El son de Espinosita.
Con él se puede hablar de pintura, música, literatura, filosofía. Furibundo martiano, exhorta a todos los jóvenes a profundizar en el decálogo de ese cuya vida fue manantial de enseñanza, como también su muerte, al atestiguar mediante ella que se debe luchar hasta las últimas consecuencias por defender nuestros principios.


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vircolin dijo:
1
29 de junio de 2018
14:58:15
Julio Martínez Molina Respondió:
30 de junio de 2018
17:24:11
Georgia M. Espinosa Fernández dijo:
2
4 de julio de 2018
09:15:35
Alberto Martín dijo:
3
9 de agosto de 2018
13:51:37
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