ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Tras el periodo vacacional suelen hacerse cavilaciones. En las mías, junto a los buenos momentos, rebota un sabor amargo que de tener que nombrarlo, una palabra no me alcanza.

En muchos sitios estuve. Para llegar monté guaguas, carros de alquiler, ómnibus, incluso de instituciones que gestionaron excelentes ofertas recreativas; sin embargo no pude, en no pocos lugares ni en casi ninguno de los medios de transporte que usé, librarme de una invasión de groserías que envueltas en ciertos temas «musicales» envenenan como dardos injuriosos el goce personal y pueden convertir un día muy esperado en un verdadero disgusto.  

Contra la desvergüenza puede arremeterse si se nos lanza cara a cara. Pero si la desfachatez llega por medio de la música –si es que puede haberla en semejantes hosquedades–,  si se advierte que a nadie asombran, que para tantos puede ser disfrutable lo que resulta inadmisible escuchar, entonces ¿cómo quitarse de arriba una embestida brutal para cuya defensa no basta la entereza del espíritu ni el repudio total a la vulgaridad?

No es preciso citar esos textos porque resulta innecesario. Con solo acercarse al tema en cuestión, a cada persona, si es de las dolientes, se le «encenderá» un chip y recordará automáticamente, el mensaje de moda que más repugnante le resulta, entre los que por estos días inundan el ambiente y apabullan a los que profesan respeto por los humanos.

El derecho a consumir el producto artístico preferido es inviolable. Pero, ¡cuidado!, el espacio público tiene sus límites y no puede consentirse que ofensas verbales de indiscutible repugnancia –nada de doble sentido, ni de sugerencias atemperadas, sino verdaderas asquerosidades, dichas como si se hablaran flores– viajen en ómnibus, o sean amplificadas en establecimientos como parte de la ambientación del servicio que en ellos se ofrece.

Algo, sin embargo, es más preocupante. Más allá de esa alerta que forzosamente deben activar sin excepción los espacios públicos está la responsabilidad individual, la que entraña la calidad de lo que se les ofrece a los niños en el hogar, donde repiten, con inocencia por ahora, estribillos bien aprendidos cuyos anuncios pueden fijarse en sus conductas y maneras futuras de pensar y pensarse a sí mismos.

Penosamente hay de todo. Lo mismo los que compartimos estos desvelos y sabemos que de no frenar estas señales, el mal podría ser mañana insalvable, que los que escuchan con indiferencia tamañas obscenidades, bien por parecerles inocuas, bien por ignorar la magnitud del mal.

Como otras valías, el pudor se cultiva. Mancillarlo resulta carecer de vergüenza, tirar por la borda la compostura. La vulgaridad encona. No pueden escucharse pasivamente, ni siquiera con mediana resignación, descripciones y confesiones espeluznantes de la experiencia erótica individual, expresada con los más pedestres vocablos, como si el reto para hacerlo fuera sacar a flote lo más ordinario del vulgo, usando los más bajos registros de la barbarie lingüística.

La falta de refinamiento es ya demeritoria pero la ordinariez es un insulto que apela a los más sórdidos instintos del ser humano. Si bien cada uno tiene la libertad de escoger cómo se expresa, también los otros tienen el derecho a ser respetados y protegidos de agresiones verbales que, aun cuando no llegan a la gente a título personal, atañe a todo el que está presente.

El camino hacia el desmontaje de semejantes ataques no es, ya se sabe, prohibir; pero si de espacios comunes se trata la selección es infalible. Que cada uno cocine en su salsa la decencia o la impudicia. Pero contaminar a todos es crimen de lesa cultura. El tiempo de sondear se agota. El morbo está en la calle y ya se sienten sus bramidos.

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ENRIQUE dijo:

21

26 de septiembre de 2017

07:58:54


DE ACUERDO CON EL ARTICULO. ES MUY CRUDO DECIRLO, PERO ES LA VERDAD, LA PROLIFERACION DE ESAS CONDUCTAS EN LA VIA PUBLICA ES RESPONSABILIDAD DE LOS QUE TIENEN, POR FUNCIONES, LA RESPONSABILIDAD DE IMPEDIRLO.

Braulio Fernandez dijo:

22

26 de septiembre de 2017

08:21:35


Madeleine estoy muy de acuerdo con lo que expresas acerca de las cochinadas que cada dia se escuchan por las calles, pero pienso que ademas de la educacion familiar, deberia de existir por parte de las autoridades un freno pues se esta convirtiendo en habitual que hasta nuestros niños esten cantando obsenidades como si a nadie le importara eso.

ernesto dijo:

23

26 de septiembre de 2017

10:44:26


muy acogedor su artículo esperemos que quienes tienen que tomar medidas al respecto, también tengan conciencia de ello y no se parcialicen.

FGV dijo:

24

26 de septiembre de 2017

11:57:56


Buen día, abrí la pagina y pude comprobar el apoyo al artículo, apoyemos a lo expresado por la peridista planteando en las asambleas con el delegado esta situación, seguro estoy que miles de voces se oirán y millones de cubanos lo apoyarán y así las autoridades competentes estarán obligadas a tomar las medidas necesarias porque entonces es el Pueblo quién habla.

Roberto dijo:

25

26 de septiembre de 2017

14:05:49


Excelente articulo estimada Madeleine, recuerdo una canción de Silvio Rodríguez en una de sus estrofas, "me están invitando a tanta m......, si esta canción es de Silvio que se puede esperar de los demas, toda esta situación que Ud. expone es un ultraje a la música cubana y por tanto como tal se debe combatir. Que diria Sindo Garay con su Perla Marina. Gracias y ojala llegue este articulo al Ministro de Cultura.

Gleydis C Ruano dijo:

26

26 de septiembre de 2017

14:08:15


Gracias por tan buen trabajo, coincido plenamente con usted, y l confieso lo que me tiene muy preocupada es que esas vulgaridades son escuchadas hasta en los establecimientos estatales, donde se supone que defender y hacer cumplir lo reglamentado por nuestra legalidad socialista sea vital, sin embargo es un tema al que estamos llamados todos a frenar y sigue siendo un flagelo en la sociedad. HASTA CUANDO?

Madeleine dijo:

27

26 de septiembre de 2017

17:29:51


Mis saludos para todos los lectores: Con cada uno de sus comentarios siento que no estoy sola en esa batalla que libro cada vez que oigo textos horripilantes como los que todos sabemos de memoria, a fuerza de oírlos donde quiera. Mi batalla consiste en no cansarme, en explicar hasta la saciedad lo que sucede cuando uno acepta que a su lado se produzcan emisiones de este tipo. Callar es otorgar, y es compartirlo. Tiene que haber inconformidad, tiene que haber debate. Es preciso hablar con nuestros hijos, con nuestros jóvenes, ponerles ejemplos de la vida práctica, pedirles valoraciones sobre lo que pasaría si sus hermanas fueran tratadas con groserías mayúsculas como las que expresan esos temas, o si les gustaría que sus hermanas, o futuras hijas dijeran las barbaridades que también desde voces femeninas se escuchan en ciertos temas. Porque no solo la barbarie está en los varones, también hay mujeres prestadas para hacerles el juego a la pornografía verbal que se ha llegado a escuchar. Hay que hablarles de dignidad, de humanidad, de respeto. Un lector me escribió al correo lo siguiente: “ …humanamente necesaria tu nota periodística última. Hablas de un fenómeno malsano que padecemos: la subcultura marginal, el lenguaje carcelario y el más pedestre porno verbal se han apoderado de buena parte del paisaje sonoro y de los comportamientos públicos. Incluso, se ha instaurado esa asquerosa percepción y expresión vulgar de que hablas, a modo de una especio de “folclore” (que no lo es) y de faceta de la cubanía. Por todo lo que anotas y mucho más, hay un retroceso patente en la vida cotidiana de cierto sector social. Y no sólo las hermosas variaciones del acto de amor y disfrute corporal son convertidas en excresencias, sino que determinados tipos de hombres y mujeres adquieren la tesitura de esos apestosos basureros que ocupan partes significativas del ámbito urbano. Estamos al borde del precipicio ético, del deterioro de la condición antropológica que nos define, de negar la HOMBRE distinto formado por una Revolución integral y épica; pero nadie hace nada.” Como este, tengo varios correos que expresan agradecimientos y pareceres similares, lo que significa que no estamos solos. No nos detengamos, a veces ya convencer a uno es de gran valía. Somos unos cuantos, hagamos lo que nos corresponde desde la virtud personal. Las instituciones que hagan su parte. Mis saludos otra vez, Madeleine.

leonardo grabosky dijo:

28

28 de septiembre de 2017

01:35:53


Hola...No sabia a quien dirigirme y como te leo con bastante asiduedad pues Llevo años tratando de localizar a mi mejor amigo de la infancia y hoy, en un grupo de fb acaban de contestarme que puede que esté buscando a un piloto que falleció en acc de aviación en los años 90'. Estudió en Los Camilitos 72-78. Alejandro Rojas de Ciudad Hab... ¿Publicaron Uds algún artículo? Me gustaría confirmar la triste historia Gracias...

Isidro dijo:

29

28 de septiembre de 2017

09:25:18


Hace algún tiempo le escribi con respecto a "Quijotes de barrio" ahora le escribo por "De lo humano, lo divino y lo inadmisible" dandole las gracias una vez más por la "punteria" que tiene para tratar temas indiscutiblemente importantes, igual soy músico y enemigo a muerte del reguetón y no porque tenga nada en contra de el como género músical, sino por el bajo nivel de calidad que tienen sus letras, que van a los extremos de la grocería y lo pero es que eso mismo repiten nuestro niños hoy en la calle y en las escuelas, ojalá y como otros leemos sus articulos, las autoridades encargadas del asunto lo hagan y por supuesto no halla "vista gorda " como hasta ahora. Igual tenemos que escuchar estar barbaridades en los omnibus y espacios públicos que compartimos con muchas personas gracias a la tecnología que en este caso se vuelve en nuestra contra, pues los reproductores portatiles cada vez tienen más calidad y prestaciones jejeje.

Ludmila dijo:

30

28 de septiembre de 2017

12:38:16


Respetada Madeleine, recibí su artículo por medio de un distinguido profesor amigo y no he dudado en sumarme a todos los lectores que han apoyado sus palabras porque coincidimos plenamente con sus planteamientos y su alerta sobre un fenómeno cada vez más promovido y extendido entre la población de todas las edades porque aunque parezca irreal, niños y adultos no tan jóvenes se suman a este grotezco proceder y lo que es peor aún, un gran número de mujeres ríen, disfrutan y bailan sin parar ante letras que denigran por completo la imagen de la mujer, del amor de pareja (con un concepto totalmente distorsionado) y de lo erótico que puede existir en las relaciones íntimas pero que nada tiene que ver con la desvergüenza pública con la cual se proclama al haber perdido su sentido humano en este tipo de canciones?? Pareciese como si en la actualidad la evolución del hombre estuviese conllevando a su propia Involución, respondiendo a los más bajos instintos, cosa que hasta en ciertas especies de animales podemos encontrar lecciones que nos enfrentan con vergüenza a nuestro actual panorama. En una época en la que abogamos por el rescate de los "Valores", considero que esto es completamente inadmisible y que por las escuelas y establecimientos públicos y espacios televisivos y radiales debería comenzarse, en aras de lograr modificaciones positivas en los miles de hogares que tanto pueden aportar a la formación de nuestros niños y adolescentes, que deben constituir el relevo y futuro de este país.

Félix dijo:

31

29 de septiembre de 2017

10:03:43


Madeleine. Eso tiene un nombre. Impunidad y perdidas de valores.

Pedro dijo:

32

2 de octubre de 2017

16:49:59


Madeleine: Sus comentarios (todos los que he visto) son muy buenos. Pero, la pregunta es, ¿lo leen las autoridades en algún momento? ¿Les llegan nuestras opiniones a quienes tienen, por obligación, que hacer algo? Yo me sumo a los tantos comentarios que aparecen aquí. Pero, hasta ahora no ha pasado nada. ¿Hasta cuándo? Y no pretendo que Ud. responda a esta última pregunta. Me gustaría que alguien, de los que sí tiene que hacer algo, la responda (si es con hechos, mucho mejor).

rmontoto dijo:

33

11 de octubre de 2017

14:49:44


Muy de acuerdo, aunque yo creo, que por bien mayor debería existir una censura a la vulgaridad y a la falta de valores, de lo contrario continuaremos fomentandola. Este fin de semana pasaba casualmente por una casa donde celebraban el cumpleaños de un pequeño, para mi asombro, nada de musica infantil, los temas eran del corte vulgar y ofensivo, pero lo más alarmante es que a nuestros niños ya los hemos enseñado a disfrutar de estas vulgaridades, y las cantan y las tararean con la complicidad y aprobación de los mayores. Donde terminará esta historia? de seguro en nada bueno. Nuestros medios de difución deben tomar medidas en conjunto con el Minsterio de Cultura para frenar esto y nuestras Escuelas, si queremos un ser humano mejor para el futuro, no solo debemos dotarlos de conocimientos, tambien de educación formal, modales y mucha, mucha cultura. No es que neguemos los nuevos ritmos de la cancionistica moderna, es filtrar la vulgaridad de sus textos, permitirlo tambien es una forma de faltarle el respeto a nuestra sociedad.