Tras el periodo vacacional suelen hacerse cavilaciones. En las mías, junto a los buenos momentos, rebota un sabor amargo que de tener que nombrarlo, una palabra no me alcanza.
En muchos sitios estuve. Para llegar monté guaguas, carros de alquiler, ómnibus, incluso de instituciones que gestionaron excelentes ofertas recreativas; sin embargo no pude, en no pocos lugares ni en casi ninguno de los medios de transporte que usé, librarme de una invasión de groserías que envueltas en ciertos temas «musicales» envenenan como dardos injuriosos el goce personal y pueden convertir un día muy esperado en un verdadero disgusto.
Contra la desvergüenza puede arremeterse si se nos lanza cara a cara. Pero si la desfachatez llega por medio de la música –si es que puede haberla en semejantes hosquedades–, si se advierte que a nadie asombran, que para tantos puede ser disfrutable lo que resulta inadmisible escuchar, entonces ¿cómo quitarse de arriba una embestida brutal para cuya defensa no basta la entereza del espíritu ni el repudio total a la vulgaridad?
No es preciso citar esos textos porque resulta innecesario. Con solo acercarse al tema en cuestión, a cada persona, si es de las dolientes, se le «encenderá» un chip y recordará automáticamente, el mensaje de moda que más repugnante le resulta, entre los que por estos días inundan el ambiente y apabullan a los que profesan respeto por los humanos.
El derecho a consumir el producto artístico preferido es inviolable. Pero, ¡cuidado!, el espacio público tiene sus límites y no puede consentirse que ofensas verbales de indiscutible repugnancia –nada de doble sentido, ni de sugerencias atemperadas, sino verdaderas asquerosidades, dichas como si se hablaran flores– viajen en ómnibus, o sean amplificadas en establecimientos como parte de la ambientación del servicio que en ellos se ofrece.
Algo, sin embargo, es más preocupante. Más allá de esa alerta que forzosamente deben activar sin excepción los espacios públicos está la responsabilidad individual, la que entraña la calidad de lo que se les ofrece a los niños en el hogar, donde repiten, con inocencia por ahora, estribillos bien aprendidos cuyos anuncios pueden fijarse en sus conductas y maneras futuras de pensar y pensarse a sí mismos.
Penosamente hay de todo. Lo mismo los que compartimos estos desvelos y sabemos que de no frenar estas señales, el mal podría ser mañana insalvable, que los que escuchan con indiferencia tamañas obscenidades, bien por parecerles inocuas, bien por ignorar la magnitud del mal.
Como otras valías, el pudor se cultiva. Mancillarlo resulta carecer de vergüenza, tirar por la borda la compostura. La vulgaridad encona. No pueden escucharse pasivamente, ni siquiera con mediana resignación, descripciones y confesiones espeluznantes de la experiencia erótica individual, expresada con los más pedestres vocablos, como si el reto para hacerlo fuera sacar a flote lo más ordinario del vulgo, usando los más bajos registros de la barbarie lingüística.
La falta de refinamiento es ya demeritoria pero la ordinariez es un insulto que apela a los más sórdidos instintos del ser humano. Si bien cada uno tiene la libertad de escoger cómo se expresa, también los otros tienen el derecho a ser respetados y protegidos de agresiones verbales que, aun cuando no llegan a la gente a título personal, atañe a todo el que está presente.
El camino hacia el desmontaje de semejantes ataques no es, ya se sabe, prohibir; pero si de espacios comunes se trata la selección es infalible. Que cada uno cocine en su salsa la decencia o la impudicia. Pero contaminar a todos es crimen de lesa cultura. El tiempo de sondear se agota. El morbo está en la calle y ya se sienten sus bramidos.
COMENTAR
ENRIQUE dijo:
21
26 de septiembre de 2017
07:58:54
Braulio Fernandez dijo:
22
26 de septiembre de 2017
08:21:35
ernesto dijo:
23
26 de septiembre de 2017
10:44:26
FGV dijo:
24
26 de septiembre de 2017
11:57:56
Roberto dijo:
25
26 de septiembre de 2017
14:05:49
Gleydis C Ruano dijo:
26
26 de septiembre de 2017
14:08:15
Madeleine dijo:
27
26 de septiembre de 2017
17:29:51
leonardo grabosky dijo:
28
28 de septiembre de 2017
01:35:53
Isidro dijo:
29
28 de septiembre de 2017
09:25:18
Ludmila dijo:
30
28 de septiembre de 2017
12:38:16
Félix dijo:
31
29 de septiembre de 2017
10:03:43
Pedro dijo:
32
2 de octubre de 2017
16:49:59
rmontoto dijo:
33
11 de octubre de 2017
14:49:44
Responder comentario