ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Estas líneas deberían ser una nota donde los lectores se informaran. Este espacio debería estar dedicado, paradójicamente, a tratar un tema tan vital para nuestro país como el envejecimiento de su población y los derechos de nuestros adultos mayores; y por consiguiente, de las aristas que rodean la dinámica demográfica de la nación.

Pero estas líneas versarán, lamentablemente, sobre lo mal y poco preparados que estamos, en muchos más aspectos de lo que se debiera, –no para enfrentar (deberíamos borrar esta palabra del diccionario si vamos a hablar del logro que representa vivir más años); no es un «problema» de esos que haya que resolver con enfrentamientos– para encarar el desafío que representa que hoy el 19,8 % de la población cubana tenga 60 años o más.

Hablar de envejecimiento implica necesariamente hablar de los jóvenes, que serán los viejos del mañana; de las madres y padres de hoy, de los que llegarán a serlo. Pasa por apoyarlos, lograr que quieran vivir y tener hijos en su país, que encuentren y reconozcan al escenario de la sociedad cubana como el de su futuro, y no solo el del presente. Y eso es una responsabilidad social que involucra milimétricamente a cada sector, a cada institución y persona; porque en los hijos, ya sabemos, está el futuro de la nación.

Y justo ahí estás tú, madre trabajadora, orgullosa de serlo. Y habrá quien diga que con un hijo cerca trabajar es tarea fallida. Y dirás: más difícil, sacrificado… pero no imposible. Porque puedes hacerlo, porque desde que lavaste pañales y cocinaste, y le diste de lactar, y luego volviste a empezar todo… te quedó demostrado que eres capaz de muchas cosas a la vez. Y que tu hijo lejos de limitarte, te supera.

Amaneces entonces con ese motivo de fuerza mayor que te obliga a ser ese día tú misma el círculo infantil. No tendrás quien lo cuide mientras cumples la jornada laboral, que justo hoy es inaplazable. Y te decides, harás las dos cosas. Llevas años haciéndolo.

Solo que no contaste con ese «desconcierto», con la inconsistencia, con el sabor amargo que dejan esas «normas» que contradicen cuando generalizan, cuando van contra el sentido de la lógica; y provocan que la voluntad empeñada de muchos se pierda en el falso, o indolente, discurso de otros.

Lo preocupante no es esta anécdota, hoy referida a una cobertura de prensa X. Lo preocupante es que es apenas uno de los tristes y muchos ejemplos cotidianos a los que se enfrenta cualquier madre cubana. Y esta en particular es paradójica.

¿Qué pasa cuando una madre trabajadora no recibe el apoyo en su centro laboral?

Cómo le pedimos luego que sea ejemplo en la educación de los hijos; a los que dedicar muchas veces tiempo de calidad entra en constante contradicción con las horas que laboramos y muchas otras condiciones de la sociedad donde nos desenvolvemos. Cómo decirles que el ejercicio de la maternidad (y cito la paternidad también porque somos iguales en derechos y responsabilidades) tendrá ese total respaldo social, que parte de comprender que ser madres y padres es también aportar a la sociedad.

«Aquí no puedes pasar con niños. Es lo establecido para trabajadores y visitantes», te dicen. Y cuando esto sucede, te quedas buscando el motivo; porque no estás parada en la puerta de un hospital, o una fábrica, o un laboratorio químico… Buscas incluso razones de seguridad, para el niño, para el centro laboral, para ti… pero lo único que encuentras son absurdos, y la justa sensación de que hay algo fallido, que no engrana.

En lo personal sentí, en solo un momento, pena con los lectores a los que no informaría, con la fuente que ya no podría brindar detalles, con la pobreza de espíritu que echa por tierra muchas veces el trabajo constante de otros para construirnos, ante todo, un país inteligente.

Nuestros pequeños suelen ser muy lúcidos, con ese estado de inocencia pura que caracteriza al ser humano en sus primeros años de vida: «Mamá, qué lugar tan feo este donde no se permiten niños». Y yo agregaría, ni sueños.

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pequeño príncipe dijo:

21

12 de abril de 2017

15:06:23


Yo creo que el problema tiene varias aristas y es muy complejo porque toca asuntos muy sensibles. Tú artículo tiene mucha calidad, lo que demuestra que eres una periodista talentosa pero, se puede apreciar que la medida tomada contigo te disgustó. Yo personalmente me sumo al criterio expresado por algunos comentaristas (aunque no te guste) que me precedieron que plantean que el centro de trabajo no debe ser un espacio compartido por los pequeños. De hecho cuando hay niños en un centro laboral, aunque sean disciplinados, se hace más difícil trabajar, comunicarse, incluso relacionarse. No pienso que su presencia contribuya a mejorar la eficiencia de ningún trabajo.Creo que los niños tienen sus propios espacios familiares y naturales, donde pueden dar rienda suelta a su energía y alegría natural.

Maria Elena C. dijo:

22

13 de abril de 2017

15:29:18


COMIENZO DICIENDO QUE LOS TIEMPOS CAMBIAN Y MUCHAS VECES PARA MAL. EL 1980 COMENCÉ A TRABAJAR EN EL MIANL (ORGANISMO CENTRAL) DONDE ESTABA PROHIBIDA LA ENTRADA DE LOS NIñOS TOTALMENTE, NUNCA ENTENDÍ TAL ARBITRARIEDAD, PUES SON OFICINAS DONDE NO EXISTE PELIGRO, PERO SE LO ACHACABA A QUE COMO ERA UN ORGANISMO CENTRAL DEBÍA EXISTIR, COMO LO HABÍA EN AQUEL ENTONCES UNA FERREA DISCIPLINA, PERO EXISTÍAN MUCHAS OTRAS OPCIONES QUE AYUDABAN A LAS MADRES A FALTAR LO MENOS POSIBLE, POR NO DECIR SOLAMENTE CUANDO ESTABAN ENFERMOS Y LO SUSPENDÍAN DEL CÍRCULO POR ENDE DEBÍA QUEDARME EN CASA Y CUIDARLO COMO SE MERECÍA, EN VACACIONES EXISTÍA EL PLAN VACACIONAL Y ENTONCES AHÍ ESTABAN HASTA EL MES DE AGOSTO QUE COGÍA MI MES DE VACACIONES. TAMBIÉN EN MI CENTRO EN AQUEL ENTONCES HABIA UN PLAN PARA LAS MADRES TRABAJADORAS CON NIñOS QUE LOS LLEVABAN A LUGARES HISTÓRICOS Y/O RECREATIVOS, SEMANALMENTE SE TURNABAN LAS MAMÁS Y TAMBIÉN HABÍA UN SALÓN FUERA DEL EDIFICIO CON TELEVISOR PARA QUE LAS MAMÁS QUE TUVIERAN PROBLEMAS EN VACACIONES Y NO PUDIERAN SALIR MUCHOS DÍAS LOS TRAÍAN Y SE QUEDABAN EN ESE SALÓN A CARGO DE VARIAS MAMÁS QUE TAMBIÉN SE TURNABAN, PERO NUNCA PODÍAN ENTRAR A LAS OFICINAS Y TODAS TRABAJAMOS CON TRANQUILIDAD. HOY NO EXISTEN OPCIONES PARA LAS MADRES TRABAJADORAS, LAS ESCUELAS TERMINAN CON ANTELACIÓN LAS CLASES Y TAMBIÉN EXISTEN LAS SEMANAS DE RECESO ESCOLAR QUE LO QUE HACE ES CREARLE UN PROBLEMA MÁS A LAS MADRES, PORQUE ESTÁ DEMOSTRADO QUE HOY EN VACACIONES NO SE PUEDE TRABAJAR TRANQUILAMENTE CUANDO HAY NIñOS ALREDEDOR Y QUE ME DISCULPEN LAS ACTUALES MAMÁS AL DECIR ÉSTO. SOY ABUELA Y COMPRENDO PERO YO QUE AHORA NO TENGO PROBLEMAS CON NIñOS COMO DESEO QUE PASE ENSEGUIDA LOS MESES DE JULIO Y AGOSTO PUES ES IMPOSIBLE TRABAJAR ASÍ. PARA MI NUERA ES UNA ODISEA EN TANTO NO COJA LAS VACACIONES PUES AUNQUE EN SU TRABAJO DEJAN ENTRAR A SUS DOS NIñOS, JUEGAN EN EL ÁREA EXTERIOR Y NO TIENEN ALMUERZO, QUIERE DECIR QUE LA ECONOMÍA SE LE DISPARA Y ASÍ DEBE MANTENERSE UN MES, PUES SOLO TIENE UN MES DE VACACIONES. ES UN VERDADERO PROBLEMA ACTUALMENTE. POR ÚLTIMO QUIERO DECIR QUE SIEMPRE SE PUEDE HACER UNA EXCEPCIÓN COMO EL DÍA QUE USTED PERIODISTA FUE A DAR ESA CONFERENCIA, PUES CUALQUIERA TIENE UN PROBLEMA. HAY QUE VALORAR CASUISTICAMENTE EL MOMENTO.

Marta dijo:

23

17 de abril de 2017

13:45:30


Muy bueno su comentario, primero para entender hay que poseer valores humanos y segundo ser madre (padre) para sentirlo porque no sólo te vibra el oído sino la vida misma, cuando escuchas esas negativas rotundas. Fui niña hace más de 50 años y reconocida por los compañeros de trabajo de mis padres como una muy buena niña, participé en todos los actos y movilizaciones de trabajo voluntario efectuadas en mi provincia natal comprendida desde los 1968 - hasta que por decisión propia quise becarme para dormir en literas- en el 1975, quiero contarle que también desorganicé sobres acabados de contar para proceder al pago-sólo con el objetivo de ordenar las moneditas-, abrí lata de chapapote -creyendo era leche condensada, dormí en cartones y hasta en la orilla de algún cañaveral, nunca tuve privilegios porque aunque mi papá tenía carro - me decía que éste era para trabajar- y alguna que otra vez le riposté que yo también trabajaba, claro , sin resultado alguno, me comía el almuerzo de mi mamá, creía que estaba mejor que el que ella me llevaba de casa. Hoy doy gracias a la paciencia de jefes y compañeros de trabajo. Afirmo que fue la unión de la educación escolar, la de la familia y la de los compañeros de trabajo de mis padres, lo que contribuyó a mí formación y a que hoy posea valores y principios imprescindibles para cualquier ser humano. Digo que comprendo su comentario ya que eso mismo lo sufrí en una oportunidad cuando en esa misma provincia allá por el 1994 coincidió mi turno de trabajo- de 16:00 a 24:00 - con una reunión en la que tenía que participar el padre de mi hija…a ella al igual que su predecesora - lo que de otra manera- le tocó dibujar por más de 3 horas en una mesa de cristal enorme, sólo al cuidado de 6 trabajadoras que durante sus 30 minutos de su descanso…. prefirieron acompañar a la pequeña con dibujos, ese día también a mí me vibró el alma al escuchar … que eso no lo podía ser… se impuso el llamado a la reflexión de todo un colectivo. Joven periodista sé lo que quiso decir en su artículo, le digo que vale… no se puede ser pragmático de regulaciones propias de lugares donde no se analiza que la mujer pone su trabajo en un pedestal, valor necesario en el momento histórico en que vivimos. Plenamente consciente que los niños tienen que ser niños y educarlos como tal y que existan centros laborales que por su peligrosidad mantengan esas respuestas. Pero no en todos.

mabel dijo:

24

17 de abril de 2017

14:17:29


Somos mayoría también en las reuniones de los círculos y las escuelas, en los días de prueba, en las canchas deportivas y los teatros, en los cumpleaños, en los parque En pleno siglo XXI, cuando es posible que a algunos les suene reiterativo el discurso de la igualdad de género, de la paridad de derechos y deberes; al interior de la familia cubana siguen reproduciéndose, silenciosa pero eficazmente, las mismas prácticas machistas de los tiempos más oscuros. Ocurre entre los matrimonios, con padre presente, en los que muchas veces es mamá quien carga con la responsabilidad del repaso, del aseo, cuidado y alimentación de sus hijos…, pero todavía más ferozmente entre los restos de las parejas rotas, en quien es «mamá y papá» todos los días de su vida, o casi todos.Y eso tiene implicaciones más allá de lo anecdótico, más allá del «la pobre, lo hace todo», más allá del chiste que le sacamos hasta a las situaciones desesperadas.Implica por ejemplo que la mujer esté en desventaja, que aunque no esté escrito en ningún sitio, y nadie admitiría en voz alta que se le discrimine de alguna manera, ser una mujer con hijos pequeños —sobre todo si es más de uno— todavía es visto como una especie de hándicap para asumir cargos de responsabilidad .Esconde también desigualdades económicas. Al ser la de los hospitales y las escuelas, la todoterreno de los momentos duros, son nuestros salarios reales los que se resienten a fin de mes. Tampoco nos socorren las vetustas leyes que obligan al padre a dar alimento a sus hijos: en la práctica, si no se llega a un acuerdo justo entre las partes, la cifra mínima exigida a un hombre para la manutención de su hijo es simbólica, tan simbólica e insignificante que resulta irrisoria. Así vamos por la vida. Así son las cosas, dirían los resignados, como si lo que hay no pudiera ser modificado, como si no fuera resultado de estereotipos, de prácticas antiguas, como si fuera realmente imposible que, en la práctica, nuestros hijos sean, de una vez y por todas, un asunto de dos.

Lisandra Respondió:


19 de abril de 2017

00:46:48

Gracias Mabel, porque tus palabras son sabias y precisas

Khira dijo:

25

20 de abril de 2017

13:25:37


Gracias Lisandra por traer un tema como este al publico. realmente tu historia es la de muchas madres de nuestro pais que sin poder un dia se ven obligada a llevar su niño(a) al trabajo. Sabemos que en el centro laboral hay normas de convivencia y que hay algunos que por su pekigrosidad (digase fabricas) no debe ni pensarse en llevarlo, pero se debe entender tambien que cuando una madre lleva asu hijo a su trabajo es porque simplemente no tuvo otra opcion. Yo de niña fui victima d esas practicas cuando mi madre me llvaba a escondidas y debia pasarme todod el dia en la oficina sin salir, solo porque algun jefe asi lo determinaba. aunque debo afirmar tambien q hubo otro tiempo donde otro jefe exigia q la madre ttrabajadora que llevara a su hijo habia que garantizarle el almuerzo al niño. Como ves todo esta en la decision que tome la administracion del centro, al fiinal mi madre siempre trabajo en la misma empresa durante toda su vida laboral y te puse dos ejemplos rales de pensamiento de directivos. Ahora yo soy madre y como nadie entiendo el sacrificio que es serlo, es cumplir con ambas obligaciones y me solidarizo plenamente contigo. No podemos ser pragmaticos ni rigidos en nuestro pensamiento. Eso al final es una forma muy solapada de discriminacion de genero.