ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Caricatura del Héroe Gerardo Hernández Nordelo enviada a los periodistas cubanos desde la prisión de Victorville con motivo de la celebración de su octavo congreso en julio del 2008.

El mapa de los medios ha cambiado dramáticamente con las nuevas plataformas tecnológicas y el debate sobre la comunicación ha regresado al siglo pasado en Cuba. Pen­sábamos que la naturaleza social de este derecho humano no podía colocarse tan fácilmente en el mostrador del mercado, pero hace rato dejaron de estar claras las fronteras entre un sistema de medios públicos, mayoritariamente estatales en el interior de la Isla, y otro sistema de medios estatales y privados, anclados fundamentalmente en Estados Unidos, disputándose la atención de las audiencias cubanas. Estos últimos, con muchísimo dinero y violando las leyes y el sentido co­mún, a pesar de sus nulas posibilidades de éxito.

Pero hoy el Granma y El Nuevo Herald están al alcance de un clic y los cambios en la economía hacen florecer empresas ávidas por anunciarse —restaurantes, alquileres y servicios de todo tipo—, muchas de carácter legal. Como era de esperar, han surgido cientos de negocios que viven de la publicidad y median las relaciones entre el espacio público, fuertemente regulado, y el digital, con limitada o ninguna regulación, que coexisten en complejo equilibrio bajo las reglas de la oferta y la demanda. Mientras, en el país se trabaja por concretar una política de comunicación que debe poner un orden socialista, contrapeso de las decisiones económicas de un mismo signo, en el complicado escenario de la convergencia.

En río revuelto, ganancia de pescadores. Así como existen medios con infraestructura y registro digital estadounidense o europeo, pero con oficinas, empleados y audiencias en Cuba, se recomponen los viejos instrumentos propagandísticos de EE.UU. para el cambio de régimen en la Isla. Ocurre en la ancha llanura de Internet, donde en la noche todas las vacas son oscuras y los conceptos empiezan a vaciarse de contenido —lo privado renace como alternativo; la empresa mediática como medio ciudadano; el individualismo como socialismo; el cinismo como ética— con la sola excusa de avanzar en los espacios que ya se habían recuperado para las grandes mayorías de este país.

En una nota para sus clases en la Facultad de Co­mu­nicación de la Universidad de La Habana, Julio García Luis (1942-2012) reflexiona sobre esa pelea que no es nueva entre los que apuestan por la privatización de los medios, y quienes intentan demostrar que nuestra profesión, desde la práctica del socialismo, puede hacer frente a los desafíos que tiene por delante. Lo hace a través de tres preguntas que son, también, profundas certezas: «¿No debiera ser la propiedad social la mejor garantía del uso de los medios para el servicio público? ¿No debiera ser la distinción entre propiedad y gestión una clave para la calidad profesional? ¿No pudiera esa gestión profesional funcionar en base a cultura y valores compartidos con el propietario social, similares a las que existen entre editores y consorcios en el capitalismo desarrollado?».

Con la ayuda de las hermanas Nadia y Nidia Díaz, viuda y cuñada de Julio, respectivamente, he estado ordenando y preparando para una futura publicación una zona de la papelería de quien fuera Decano de la Facultad de Co­municación, que abarca textos escritos desde la década del 80 del siglo pasado hasta poco antes de morir, en enero del 2012. Hemos seleccionado unos 40 materiales que incluyen apuntes, discursos, ensayos, cartas y crónicas, todos inéditos y con un valor extraordinario para comprender el escenario, los avances y retrocesos de la prensa cubana en el último medio siglo.

No he terminado el ensayo introductorio para este proyecto. Julio asumió el periodismo como una construcción de ciudadanía, con sus múltiples dimensiones que trascienden el tema al que nos convocó Cubaperiodistas. Pero si algo sostiene su pensamiento es la defensa de la propiedad social de la prensa y su apasionada convicción de que Cuba puede construir un modelo de comunicación socialista, negado a otras sociedades que intentaron «el asalto al cielo». Por eso, mi propuesta es que sean respondidas las tres preguntas que Julio le hizo a sus estudiantes y que lo haga él mismo. Que su voz, rescatada del fondo de un baúl familiar, sea la que hable.

Por tanto, lo que usted leerá a partir de ahora son fragmentos de esos textos inéditos —algunos sin título aún y otros, sin fecha—, obra de un pensamiento coherente e iluminador en los tiempos que corren.

TRES PREGUNTAS, TRES RESPUESTAS DE JULIO

—¿No debiera ser la propiedad social la mejor garantía del uso de los medios para el servicio público?

En el debate entre propiedad social y propiedad privada de los medios, tengo las siguientes convicciones:

• Una verdadera democratización de la prensa, y el ejercicio ético del periodismo, requieren como premisa la propiedad social sobre los medios.

• La propiedad social, por sí misma, no es tampoco garantía suficiente de una prensa de servicio público, participativa, sustentada en valores y formadora ella misma de valores.

• Se requiere que esta forme parte de un proyecto clasista, popular, de justicia social y socialismo (en una interpretación amplia de este concepto), que lo haga capaz de imprimirles a los medios una política de desenajenación y plena liberación del ser humano.

• Tal política de información y comunicación, para realizarse, requiere de una especial mediación y articulación entre el sistema político y el sistema de medios, que se debe expresar en la gestión profesional de estos.

Resulta mucho más difícil advertir la actuación de un sistema propagandístico cuando los medios de comunicación son privados y no existe censura formal, en particular cuando tales medios compiten activamente, atacan y exponen con cierta periodicidad los errores del gobierno y de las corporaciones, y se autocalifican enérgicamente de portavoces de la libertad de expresión y de los intereses generales de la comunidad.

Por tanto, el verdadero peligro, tal como yo lo aprecio, no está en los nuevos fenómenos asociados a las redes digitales, sino en el envilecimiento, mercantilización, identificación con las cúpulas de poder y renuncia a la función crítica y de servicio público de la gran masa de medios convencionales, que cada vez tiene que ver más con el imperio y sus intereses, y cada vez menos con los países, su gente y sus problemas.

En Cuba deberíamos evitar que momentos de desconcierto o de revés les den pábulo a algunas tendencias liberales o extremistas, que propugnan los valores de la propiedad privada en nombre del fracaso estatal. El rechazo al burocratismo y al inmovilismo no debe llevarnos al liberalismo burgués y a la trampa de los mecanismos capitalistas. La necesidad de mayor eficiencia económica y más impulso al desarrollo científico-técnico, que reclama el socialismo, no debe hipotecar nuestra perspectiva comunista.

Las fórmulas de ultraizquierda que a veces oímos o leemos son exabruptos de diletantes, al margen de la complejidad real de los problemas. Nuestra tarea tenemos que resolverla hoy con fórmulas nacidas de la realidad cubana, con la gran masa de periodistas del país, con los cuadros de la prensa, con el Partido y su dirección en cada nivel, con todos los organismos políticos, de masa, estatales y administrativos, con el papel activo de los trabajadores y el pueblo que son los protagonistas de la información.

Seamos realistas. En nuestra prensa, no solo se destaca una avanzada consciente, junto a un sector descreído y apático; también se destacan inevitablemente corrientes extremistas y liberales. Ellas a veces se presentan como muy radicales y atraen a personas sinceras. Pero su caldo de cultivo por excelencia lo dan oportunistas y resentidos. Estas tendencias no pueden esperar. Para ellas, el baño de sangre ha de ser ya. Las cabezas deben rodar a más tardar mañana temprano. Si algo no sale como es debido, es que hay un gran culpable agazapado en alguna parte, a quien solo hace falta descubrir y defenestrar. Todo el que ocupe algún cargo, obviamente, es un canalla a eliminar. Si alguna fórmula atractiva aparece en la arena internacional: a imitarla, sin más demora. Si intereses sensibles del país pueden ser lastimados por un manejo irresponsable de nuestra libertad de prensa: abajo los intereses del país. Todo en blanco y negro, todo fácil, todo expedito. Óptica de diletantes. Eso sí es peligroso.

Por tanto, la pregunta sigue siendo esta: ¿puede haber periodismo en el socialismo? Para nosotros la respuesta es: sí, puede y debe haber un periodismo de calidad. ¿Es fácil? No. ¿Es un problema resuelto? No. ¿Basta con seguir la experiencia pretérita y actual del socialismo? No. ¿Hay que buscar una respuesta cubana a este problema? Sí. El capitalismo, obviamente, no solo ha desarrollado una experiencia en este terreno, sino que posee determinadas ventajas. La irresponsabilidad que supone la propiedad privada de los medios es una de ellas.

—¿No debiera ser la distinción entre propiedad y gestión una clave para la calidad profesional?

Nuestra prensa es partidista, es revolucionaria. Ese es su mayor timbre de orgullo. Es una conquista histórica irreversible. No hay en esto ni habrá la menor concesión al liberalismo o al oportunismo. La política que aplicamos en Cuba es indiferente por completo a toda idea de congraciarnos o hacernos simpáticos a Occidente, y por eso la propiedad de la prensa deberá seguir estando en manos de la sociedad organizada. Seguimos una consecuente línea de principios.

Ahora bien, ese carácter revolucionario no se expresa en una gestión directa del Partido sobre los medios. El Partido dirige en términos políticos de orientación, control, ayuda y trabajo con los cuadros. Cada órgano de prensa cubano responde a determinada organización o institución. Cada uno de esos órganos tiene una dirección con las máximas atribuciones ejecutivas. Esta dirección debe disponer de autonomía y decidir qué se publica y cómo se publica. Los periodistas, a su vez, han de ganarse también con su talento y su coraje una amplia autonomía. No debemos tener ningún temor en emplear esta palabra. El periodismo, como forma del trabajo intelectual, requiere de espacio para la libertad creadora.

Nuestra prensa supone un cambio esencial en cuanto al sistema de propiedad, a los perfiles de cada órgano, a los contenidos y prioridades temáticas, y dispone de soportes que permiten usos del lenguaje, velocidades de transmisión y alcance de los mensajes que no pudieron siquiera soñar los actores de los medios en el pasado.

Es preciso cobrar verdadera conciencia de las potencialidades que ello encierra y aprender a explotarlas.

Las tendencias negativas que proliferaron en el país en los años 80 olvidaban el trabajo político, el peso de los factores ideológicos, la atención al hombre, y todo lo subordinaban a los mecanismos económicos y a la estimulación monetaria. Pero aun colocando en su justo lugar estos elementos, ni el Partido ni el Estado solos, ni los organismos administrativos y las organizaciones de masas por su sola cuenta, podrían atender todos los problemas. El Partido mismo no es una especie de dios que todo lo vea, lo conozca y lo resuelva. La construcción del socialismo únicamente puede entenderse como un trabajo de toda la sociedad.

En otras palabras, si las propias masas no desarrollan su capacidad de autogestión, si no se estimula la nueva actitud cívica y se crea una nueva cultura de la economía y el deber social, sería imposible dar respuesta a la infinidad de requerimientos cotidianos que plantea la producción y demás esferas de nuestra vida. La prensa debe contribuir decisivamente a esto. Ella debe levantar la bandera de la lucha permanente contra todo lo mal hecho. Debe ser un instrumento de estímulo, de crítica, de orientación y de acicate a la reflexión social.

Solo con el Partido, con su comprensión, con su apoyo activo, será posible avanzar, vencer la resistencia consciente e inconsciente con que tropieza el ejercicio profesional, y lograr que se arraigue gradualmente una nueva cultura de la información y el papel de la prensa en nuestra sociedad.

—¿No pudiera esa gestión profesional funcionar en base a cultura y valores compartidos con el propietario social, similares a las que existen entre editores y consorcios en el capitalismo desarrollado?

Cuba fue el primer país en hacer una revolución socialista a partir de una cultura de prensa occidental y moderna. Los periodistas cubanos —al menos el núcleo fundamental de ellos— son tan talentosos y capaces como los de cualquier otro país. Tienen tanto potencial como los científicos, técnicos e innovadores cubanos que nos enorgullecen. No podemos admitir unilateralmente la idea de que los periodistas sean los únicos culpables de los problemas en la gestión de la prensa.

El problema esencial, a nuestro juicio, es transformar el ejercicio periodístico, sin menoscabo de los principios revolucionarios. Dentro del sistema de partido único y del reconocimiento del papel dirigente y orientador de nuestra organización de vanguardia, debemos hallar los métodos y estilos que garanticen la autonomía de los órganos de prensa, las atribuciones de sus directores y la práctica profesional del trabajo periodístico.

Toda nuestra prensa es revolucionaria. Es un resultado de las características de nuestro proceso histórico. No hay espacio en ella para defender la contrarrevolución, el capitalismo, el racismo, el guerrerismo o el odio hacia otros pueblos y naciones. Pero dentro de estos límites políticos hay un vasto espacio para el criterio independiente y para reflejar los intereses, percepciones y enfoques de las diferentes capas, sectores sociales e individualidades que forman nuestro pueblo. No hay que privatizar los órganos de prensa para lograr que estas opiniones obtengan un reflejo adecuado en nuestros medios de información, lo que no debe interpretarse sin embargo como que ya los cubanos lo hemos logrado. Esa tarea es posible y debemos realizarla.

Estamos convencidos de que demostrar la viabilidad del pluralismo de opiniones, dentro de una revolución que construye el socialismo, entraña un reto a la voluntad creadora y puede ser, al mismo tiempo, un servicio importante al esclarecimiento del gran debate ético, político e ideológico que hoy tiene lugar en nuestras sociedades.

Al tocar este punto, quisiera apuntar que observamos ciertos argumentos que identifican el pluralismo de opiniones con el pluripartidismo. Es oportuno señalar al respecto que el proceso histórico cubano ha transcurrido en un sentido opuesto. La Revolución pasó del pluripartidismo al partido único, sobre la base del programa socialista.

No hay en nuestro país base social para otro partido. El nuestro es a la vez el partido de la clase obrera y el de los campesinos, las capas medias, los intelectuales y demás trabajadores. Es el partido del socialismo, pero también el partido patriótico de la nación cubana. Y no vemos ciertamente que haya contradicción alguna entre la dirección de ese partido único y nuestra determinación de perfeccionar y ampliar cada vez más los mecanismos democráticos de la sociedad, incluyendo lo referente a un periodismo de nuevo tipo que propicie el diálogo, la polémica y abra espacio a todos los que deseen opinar e incluso discrepar dentro de nuestro proyecto hacia el socialismo.

Admitir que el socialismo no ha creado aún un modelo acabado que aproveche todas las potencialidades de desarrollo de la prensa socialista, no puede arrastrarnos al criterio de que nuestra única posibilidad sea la de copiar al capitalismo, de la misma forma que las deficiencias y formalismos de que ha adolecido la democracia socialista no deben conducirnos a idealizar la democracia liberal burguesa.

Desde nuestra óptica, no debiéramos permitir que gane terreno entre nosotros el concepto extraño de que la propiedad social sobre los medios de información es excluyente con la variedad, la diversidad de opciones y el ejercicio del criterio independiente.

Para nosotros, es precisamente la propiedad social la que debe garantizar el pluralismo de opiniones y el ejercicio de una prensa situada por encima de intereses privados y de gru­pos. Es cierto que históricamente esto ha sido en muchos casos formal. Es cierto que han existido deformaciones y que ellas se han revertido en una prensa monótona y gris. Pero estas realidades no son prueba de otra cosa sino de que hemos cometido errores y debemos enmendarlos. No significa que sea irrealizable la posibilidad de apoyarnos en las enormes ventajas de la propiedad social sobre los medios de información para un auténtico ejercicio de nuestra libertad de prensa, que puede y debe auspiciar un periodismo mucho más veraz, democrático y calificado que la propiedad privada burguesa.

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Miguel Angel dijo:

1

20 de septiembre de 2016

02:07:05


Magnífico trabajo de Rosa Miriam Elizalde, excelente, muy actual y complicado su contenido. Se apoya en los estudios del ya fallecido periodista, profesor e investigador de la Facultad de Co­mu­nicación de la Universidad de La Habana. Muy interesante, esperamos ansiosamente el resto de las publicaciones. Este tema es para estudiar y asimilar. Así lo haré, Saludos fraternales. Supongo q estimulará el debate entre los foristas.

Andrachi dijo:

2

20 de septiembre de 2016

09:46:33


Debe distinguirse muy claramente la diferencia entre propiedad social y propiedad estatal. Según se aplique, cambia totalmente el enfoque de los medios y su capacidad informativa. Marx fue partidario de la propiedad social. Lenin, por su parte, de la propiedad estatal.

Omar Rafael dijo:

3

20 de septiembre de 2016

09:56:50


Excelente: Conceptual y oportuno.

Armando Enrique dijo:

4

20 de septiembre de 2016

10:25:55


Muy buenas ideas sobre qué es y cómo debe ser el periodismo pero creo que no solo se trata de plasmar las opiniones de todas las tendencias, sino que a quien opine pedirle que dé ideas de cómo resolver las situaciones. A muchos les gusta opinar pero no saben o temen presentar la solución por miedo a equivocarse.

Camilo dijo:

5

20 de septiembre de 2016

10:48:28


Una cosa esta clara todos los medios privados capitalistas tienen dueños y estos dueños tienen ideología. O sea, no existe nada más antidemocrático y antisocial que la prensa capitalista, todas plagadas de la ideología capitalista de mercado dominante, reflejo de la ideología e intereses de sus propios dueños y que cuando aplicada contra la Revolución cubana, la edulcoran con clichés como libertad de expresión, libre mercado, libertad de acción individual, libertad de escoger y todas las libertades QUE NO EXISTEN Y QUE NO DISFRUTA LA GRANDE MAYORÍA DE TODOS SUS CIUDADANOS EN SUS PROPIOS PAÍSES y si existe alguna libertad es de uso exclusivo de su dueño. Y quienes son los dueños el 1% que domina y somete al planeta a sus antojos y ansias de poder, los que depredan el medio ambiente, los que agreden a Cuba y al mundo con sus modelos y sus prácticas egoístas, con guerras de todos los tipos, y los que nos quieren imponer de nuevo a Cuba una opción que ya fue aniquilada en 1959. Y es excelente la respuesta y el posicionamiento de Juan García Luis en relación con el tan descarado y cacareado pluripartidismo que el imperio desea revivir y que jamás lo lograra mientras existan revolucionarios en Cuba. A continuación, coloco la cita textual: (…) No hay en nuestro país base social para otro partido. El nuestro es a la vez el partido de la clase obrera y el de los campesinos, las capas medias, los intelectuales y demás trabajadores. Es el partido del socialismo, pero también el partido patriótico de la nación cubana. Y no vemos ciertamente que haya contradicción alguna entre la dirección de ese partido único y nuestra determinación de perfeccionar y ampliar cada vez más los mecanismos democráticos de la sociedad, incluyendo lo referente a un periodismo de nuevo tipo que propicie el diálogo, la polémica y abra espacio a todos los que deseen opinar e incluso discrepar dentro de nuestro proyecto hacia el socialismo. (…)

jose cuervo Respondió:


21 de septiembre de 2016

01:43:42

Estimado Camilo, se recuerda del Muro de Berlin, cuantos países socialistas existen actualmente, alguno del Primer Mundo. Para usted quizás todo lo del capitalismo es malo pero hoy en día los socialistas son dependientes del capitalismo, de sus riquezas y tecnologías. por ende menos criticas, reuniones y discursos y mas productividad.

Mardiel dijo:

6

20 de septiembre de 2016

10:57:23


Pienso que los medios de informacion no deben prestarse para la propaganda burguesa, pero si para criticar con libertad todo lo mal hecho y las decisiones erradas, vengan de donde vengan, lo que a mi forma de ver, es lo que siempre ha faltado en Cuba, el periodista y la prensa debe tener total libertad y criticar con respeto, pero sin miedo, cualquier problema que puede afectar a nuestra sociedad, es mi modesta forma de pensar sobre el tema.

Rubert Dominguez Respondió:


20 de septiembre de 2016

20:07:51

Estoy de acuerdo con usted, él periodismo es una de las profesiones más peligrosas, cada día mueren periodistas honestos por denunciar corruptos, narcotraficantes etcétera este no es el caso de Cuba, pero siendo honestos con nosotros mismo existen intocables, secretismo, y una línea imaginaria en cuanto a que se deve y no se deve publicar, que se denuncia y que no, y si se denuncia darle seguimiento a la noticia, No se trata de hacer cacerías de brujas si no de respetar el pueblo, ese es el papel de la prensa en cualquier parte del mundo, este es un buen artículo los felicito, siempre hay un comienzo. Yo leó el Granma Digital y también el nuevo heral y otros medios digitales, al final uno es que saca sus conclusiones. Gracias.

Evelyn Ramírez dijo:

7

20 de septiembre de 2016

11:00:37


Brillante Julio Luis y brillante Elizalde, es de los escritos mas esclarecedores sobre la prensa en el socialismo, sus limites sus posibilidades. No sabía que existian medios privados, pero les juro que si regresan me voy a la Sierra Maestra otra vez. No se puede permitir, miren como se convierten enseguida en partidos politicos y han acabado en Brasil, en Argentina, en Venezuela. Otra cosa es que se valore que si existen empresas privadas, del tamañon que sean que se publiciten, eso deberia ser legal, pero con las reglas claras Felicitaciones a Granma Evelyn

Ariel Terrero dijo:

8

20 de septiembre de 2016

11:07:48


Bienvenido esta iniciativa tan oportuna de Rosa Miriam. Artículos como este enriquecen la marcha que hemos iniciado los periodistas cubanos. La prensa necesita de perfeccionamiento, como todo el sistema de comunicación social y como el modelo cubano de socialismo. Y para avanzar en ese camino tenemos que sumar reflexiones abundantes y bien pensadas, tenemos que alentar el diálogo de los profesionales y del pueblo cubano acerca de la prensa que necesita el socialismo. Pensamientos e ideas como las de Julio García Luis son una guía fundamental para la maduración y perfeccionamiento del modelo de prensa revolucionaria. El socialismo cubano lo necesita. Es un desafío urgente y tentador, en la misma medida en que la sociedad diversifica las formas de propiedad y gestión en la economía. Cambia la economía, cambia la sociedad, cambian las leyes y patrones culturales. Tenemos que transformar también a la prensa para hacerla más eficaz en la defensa del socialismo.

Bárbara dijo:

9

20 de septiembre de 2016

11:19:05


Gracias a Granma y a Rosa Miriam, por este regalo rescatado de la papelería del profe Julito. El legado que nos deja tendrá vigencia per saecula saeculorum, la prensa debe ser: un instrumento de estímulo, de crítica, de orientación y de acicate a la reflexión social y siempre por encima de intereses privados y de grupos

raul garces dijo:

10

20 de septiembre de 2016

11:32:15


Subrayo los tres puntos de la primera respuesta, escritos con la inteligencia y la sensibilidad de quien fue, sobre todo, un gran ser humano: a) necesitamos una propiedad social de los medios, b) la propiedad social, por sí misma, no es garantía de una prensa de servicio público,c) se requiere que el modelo de prensa forme parte de un proyecto mayor, desenajenante y de plena liberación del ser humano. Lo subrayo porque tiene que ver con una discusión actualísima: a) propiedad social es más que propiedad estatal, implica “el derecho de la sociedad organizada a tener medios” (como diría el propio Julio) y el reconocimiento de la responsabilidad de cualquier sistema de comunicación liberador de articular las diferentes voces de la sociedad en un discurso público honesto y deliberativo. b) A lo largo de la historia de los medios en Cuba, múltiples obstáculos se han opuesto al propósito anterior: nuestra psicología de “plaza sitiada” (condicionada objetivamente por los escenarios de confrontación con Estados Unidos), nuestra herencia de las deformaciones del modelo soviético (que generalizó impunemente prácticas de comunicación definidas por el propio Lenin como específicas de una coyuntura histórica), nuestros propios errrores (que, a veces involuntariamente, dotaron de cauces estructurales el espíritu “a la defensiva” de la pelea ideológica entre David y Goliat). c) Si queremos “cambiar la mentalidad” en la prensa, hay que insertar ese cambio dentro de una transformación más general de la sociedad. No puede haber prensa revolucionaria sin Revolución pujante. Y pujar significa parir, hacer nacer, poder más que las fuerzas opuestas al cambio revolucionario. No solo necesitamos el parto de un nuevo modelo de comunicación. También necesitamos el parto de un nuevo modelo de sociedad. Uno es impensable sin el otro.

raul garces dijo:

11

20 de septiembre de 2016

11:32:32


Subrayo los tres puntos de la primera respuesta, escritos con la inteligencia y la sensibilidad de quien fue, sobre todo, un gran ser humano: a) necesitamos una propiedad social de los medios, b) la propiedad social, por sí misma, no es garantía de una prensa de servicio público,c) se requiere que el modelo de prensa forme parte de un proyecto mayor, desenajenante y de plena liberación del ser humano. Lo subrayo porque tiene que ver con una discusión actualísima: a) propiedad social es más que propiedad estatal, implica “el derecho de la sociedad organizada a tener medios” (como diría el propio Julio) y el reconocimiento de la responsabilidad de cualquier sistema de comunicación liberador de articular las diferentes voces de la sociedad en un discurso público honesto y deliberativo. b) A lo largo de la historia de los medios en Cuba, múltiples obstáculos se han opuesto al propósito anterior: nuestra psicología de “plaza sitiada” (condicionada objetivamente por los escenarios de confrontación con Estados Unidos), nuestra herencia de las deformaciones del modelo soviético (que generalizó impunemente prácticas de comunicación definidas por el propio Lenin como específicas de una coyuntura histórica), nuestros propios errrores (que, a veces involuntariamente, dotaron de cauces estructurales el espíritu “a la defensiva” de la pelea ideológica entre David y Goliat). c) Si queremos “cambiar la mentalidad” en la prensa, hay que insertar ese cambio dentro de una transformación más general de la sociedad. No puede haber prensa revolucionaria sin Revolución pujante. Y pujar significa parir, hacer nacer, poder más que las fuerzas opuestas al cambio revolucionario. No solo necesitamos el parto de un nuevo modelo de comunicación. También necesitamos el parto de un nuevo modelo de sociedad. Uno es impensable sin el otro.

antonio molto dijo:

12

20 de septiembre de 2016

11:35:15


excelente material, algo que seguramente alcanzará alto interés entre nuestros colegas, los docentes dedicados a la formacion de los periodistas en Cuba, y otros muchos intelectuales y trabajadoers que habitualmente adelantan criterios respecto al periodismo que hacemos. NO estamos en presencia de un manual congelado en el tiempo. En este material cada palabra persigue un propósito y ojalá que sirve como la mejor opción para cultivarnos y comprender mejor lo que sucede en el campo mediático. Hay un cambio de época y ese cambio supone un cambio de mentalidad. Son otros los tiempos desde la aparición de las nuevas alternativas para la información y la comunicación. El gran reto radica en el uso que hagamos de las tics, sin perder el camino del bien, de seguir luchando por el mejoramiento humano.

Yudith dijo:

13

20 de septiembre de 2016

11:36:59


Apunto sobre dos aspectos importantes relacionados con este trabajo: Por una parte, en el Pleno Ampliado del Comité Nacional de la Upec, realizado en el pasado mes de junio, con la presencia del Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Diaz-Canel Bermúdez, analizó los documentos del VII Congreso del Partido, y allí los participantes llamaron a concebir un sistema de comunicación pública moderno y eficiente, como parte de la vida económica, política y social de la nación, y propusieron que la comunicación sea contemplada como uno de los ejes estratégicos del Plan nacional de desarrollo hasta 2030, al tener una presencia transversal en todos los sectores de la sociedad. “Es un proceso que transversaliza todo lo que ocurre en la sociedad, y por tanto no debe verse únicamente como una herramienta de dirección” enfatizaron los periodistas. http://www.granma.cu/cuba/2016-06-30/la-comunicacion-en-los-destinos-del-pais-30-06-2016-00-06-24 También llamo la atención sobre la actualización de los Lineamientos para el periodo 2016-2021. El lineamiento 264 dice: Implantar la Política de Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubanos. Realizar las transformaciones funcionales y estructurales que demande su aplicación. Priorizar en sus tareas iniciales el diseño de una estrategia de comunicación para la implementación de los lineamientos económicos y sociales del país, que contribuya a potenciar el optimismo y la confianza en el futuro. http://www.granma.cu/file/pdf/gaceta/01Folleto.Lineamientos-4.pdf Se trata entonces de trabajar con celeridad para que se pongan en práctica todas estas ideas, si tenemos en cuenta las urgencias. Gracias Julio, gracias Rosita.

Reinier Alejandro dijo:

14

20 de septiembre de 2016

12:05:35


que bueno que nuestra prensa se pronuncie sobre un tema tan vital como este, aún más en un contexto internacional y latinoamericano en que los medios privados de comunicación han ejercido un papel fundamental en la subversión y golpes de Estados contra gobiernos legitimamente elegidos.

Arthur gonzalez dijo:

15

20 de septiembre de 2016

12:30:06


Importante y necesario artículo. Uno de nuestros defectos es la lentitud en la toma de decisiones, y mientras, los que pretenden alar el carro hacia el sistema que nos venden desde la orilla norte del estrecho de la Florida, actuan con mucha más agilidad y rapidez. Díaz Canel lleva ya dos congresos de la UPEC hablando sobre el tema, pero la realidad es bien diferente y nuestra prensa no informa nada de la realidad, ejemplo: la actual situacion económica por la que atraviesa el país. En el congreso del PCC todo estaba bien y solo tres meses después en la ANPP el portazo en la cara de la crisis económica. Aun hay mucho triunfalismo en la prensa y para decir algo diferente, como exhortan nuestros líderes, evidentemente hay que esperar una aprobación de arriba, así nos ganan espacio día a día los que quieren la transición hacia el capitalismo pues ellos ya tienen el programa aprobado y financiado. Sino cambiamos realmente la batalla será más dura aún en la era de internet.

María Esther dijo:

16

20 de septiembre de 2016

13:15:57


Sorprende cómo antes de 2012 ya el maestro Julio García Luis examinaba a profundidad este fenómeno, con lucidez y sagacidad. Veo en esta líneas, una gran verdad: "el verdadero peligro, tal como yo lo aprecio, no está en los nuevos fenómenos asociados a las redes digitales, sino en el envilecimiento, mercantilización, identificación con las cúpulas de poder y renuncia a la función crítica y de servicio público de la gran masa de medios convencionales, que cada vez tiene que ver más con el imperio y sus intereses, y cada vez menos con los países, su gente y sus problemas."

Joel dijo:

17

20 de septiembre de 2016

13:22:46


Todos tenemos que beber de la inteligencia y el periodismo probado de Julio García. Todos tenemos que ganar y aprender mucho más en la cultura del debate, aprender a escuchar y a polemizar en las páginas de nuestros medios; a no creernos los ombligos del mundo, cuando somos en realidad una parte importante del mundo, pero no exactamente el ombligo. Las tertulias periodísticas parecen haber desaparecido de nuestras redacciones, robadas a veces por los emails, los chats, Facebook y las redes sociales, y otras veces por las aburridas reuniones de equipos. Las tendencias del periodismo contemporáneo hablan de un periodista rebelde y polémico con el destino de una sociedad en la que es ente activo, con la que interactúa y en la que puede llegar a ser líder de opinión. ¿Cuántos periodistas cubanos somos líderes de opinión? ¿Por qué todavía seguimos reaccionando a la defensiva y no a la ofensiva en temas candentes, lo que permite a la prensa extranjera robarse la arrancada, algo tan importante dentro de esta profesión? Es hora de levantarnos desde el mejor periodismo cubano, desde Martí, Juan Gualberto, Pablo de la Torriente, Rubén Martínez Villena, García Inclán, Enrique de la Osa, José González Barros, Santiago Álvarez, entre otros, sin olvidar a Fidel Castro, quizás de los pocos líderes políticos capaces de hacer un editorial con el verbo encendido y la acción detrás; un reportaje a partir de sus vivencias e investigaciones en una fábrica o una entrevista informativa desde su perseverante indagación. La UPEC ha promovido y debe seguir promoviendo este y otros debates hacia su público interno y al más importante: la sociedad, pero convencida de que defiende los principios de una Revolución y que la izquierda del pensamiento es todavía una brújula más certera que cualquier centrismo, socialdemocracia o matices disfrazados de derecha para la prensa cubana. La pelea se gana con mejores investigaciones, más creatividad, más conocimientos, más debates de ideas y menos ego y pedantería en redes sociales o espacios digitales. ¿Qué no es fácil? Y acaso 58 años de Revolución frente al Muro político, militar, económico y comunicativo más grande del mundo lo ha sido. Ejemplos de buen y mal periodismo han existido en todas las épocas, por tanto, hagamos como Galeano, busquemos mirarnos en nuestros mejores espejos, no en las absurdas sombras. Por ahí está el camino

manuel villar dijo:

18

20 de septiembre de 2016

15:12:27


Muy interesante reflexión. Me aporta ideas para el debate y refuerza la convicción de que debemos luchar en todos los escenarios no solo en Cuba sino en toda la humanidad.

jpuentes dijo:

19

20 de septiembre de 2016

15:34:39


No creo que la solución a los problemas de nuestra prensa sea la incentivación de los medios privados ni la superioridad de la gestión privada sobre la estatal. Lo que necesita nuestra prensa son dos cosas: directivos y editores capaces y valientes y periodistas cada dia mas cultos. Necesita ademas: Un cuerpo legal que proteja a la fuente y a la obligatoriedad de informar de los funcionarios publicos: Una Ley de Prensa. El papel de la prensa es esencial en la democracia: sus enfoques, sus estilos, su manera de contrarrestar a una prensa hostil e influyente. Y en medio de todo eso, definitivamnente, la cultura. O mejor dicho, sus periodistas, la gente que practica el oficio y su cultura. A eso tambien tenemos que aspirar: a un periodismo mas culto, mas diverso, mas participativo. Nuestra prensa es verificadora, honesta y comprometida. Le falta eso: cultura. Una prensa bien atentida y bien dirigida es altamente beneficiosa: yo se que sí se puede

didavi dijo:

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20 de septiembre de 2016

15:40:59


Los medios cubanos informan a destiempo cuando lo hacen.por eso muchos cubanos con razon buscan otras fuentes.cuando los medios en cuba sirvan a los intereses del pueblo entonces recuperaran la credibilidad