ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Aquel médico, un tanto agotado por la intensa semana de trabajo que había tenido en el Cardiocentro Comandante Ernesto Che Guevara, decidió cambiar la rutina y recorrer el centro histórico de Santa Clara, y de paso, ver si encontraba un par de zapatos que necesitaba.

Fue así como en un momento de su periplo decidió entrar a una tienda de la ciudad, cercana al céntrico Parque Vidal, sin sospechar la maldición que le esperaba. Al llegar al segundo piso de la instalación, cinco mozalbetes, por cierto de muy buena salud, lo interceptaron e impidieron su avance: “Puro tenemos zapatillas de marca, si las quiere hay Adidas, Nike, Reebook y de otros tipos un poco más baratas”, dijo el más joven de ellos.

Ante la perplejidad del doctor, otro muchachón que estaba a su lado expresó: “Ah, seguro que lo que usted busca es ropa, de eso también tenemos la que prefiera, y todita traída de afuera”.

Ante la andanada de propuestas, el destacado galeno, haciendo gala de una fina ironía, preguntó: “Ustedes trabajan en esta tienda”, a cuya interrogante respondieron casi a coro: “No, no, tío, nosotros estamos aquí para ayudarlo, no se nos ponga bravo”.

Yo, que estaba bien cerca de la penosa escena, me dispuse a acercarme al amigo, sin que antes tampoco lograra salvarme del fuerte acoso de los personajillos de marras. El he­cho, aunque parezca  un cuento de ficción, sucede a diario en la mayoría de las instalaciones que prestan algún tipo de servicios comerciales en Santa Clara, incluyendo a Cadeca donde también casi siempre están presentes.

Era conocido, y el pueblo los sufre todos los días, de la presencia de individuos dedicados a la revendedera de CUC y productos de toda clase, muchas veces de dudosa procedencia, en calles y aceras cercanas a los establecimientos comerciales.

Lo que resulta novedoso ahora es la nueva modalidad de persecución a los clientes, en medio de las tiendas y establecimientos estatales, para molestia

de quienes allí acuden a realizar sus compras.
Ellos llegan a importunar con sus propuestas, las cuales realizan a viva voz, o en ocasiones casi en un susurro muy cerca del oído: dólares, vamos compro y vendo; ropa, zapatillas y gafas de marca, televisores, herrajes de baño, pinturas,… y para qué contarles acerca de la variada oferta.

Habría que indagar por qué estos elementos extraños al comercio estatal, pululan dentro de esos sitios ante la vista de todos y no pasa nada.

Muchas indisciplinas como esta han ido entronizándose en nuestra sociedad ante la carencia de una respuesta enérgica y oportuna de las autoridades encargadas de poner orden en situaciones como las narradas, comenzando por las administraciones de esos establecimientos.

Cabría preguntarse si en verdad resulta tan difícil identificar y actuar contra esos personajes, que como bien dijo el doctor y expresa el soberano, son las mismas caras de todos los días, gente mayoritariamente joven, que no estudia ni trabaja y se dedica casi en exclusivo al meroliqueo inescrupuloso e inoportuno.

Frescas están aún las advertencias y el llamado realizado por el presidente cubano Raúl Castro para enfrentar de manera decidida las indisciplinas sociales, tarea en la cual todavía queda un largo trecho por recorrer, porque la vida ha demostrado que ese fenómeno constituye una plaga bien enraizada en nuestra sociedad, cuya única solución es extirparla de raíz antes de que sea demasiado tarde.

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Dr.José Luis Aparicio Suárez dijo:

21

21 de junio de 2016

04:13:42


Atinado artículo, sobre un tema de gran actualidad, y lamentablemente frecuente, cuando han transcurrido los primeros 15 años del siglo XXI. Es triste que muchos no comprendan las molestias que ocasiona el asedio, dígase cerco cruel al sentido común, sitio del derecho que a todos asiste, molestia repetida e insistente, u hostigamiento. Vale combatir el acto y la consecuencia de asediar. No nos dejemos amurallar, ceñir o encerrar por parásitos inescrupulosos que no estudian, trabajan ni se ganan el sustento con honradez.

cubasisss dijo:

22

30 de junio de 2016

14:56:00


Me sumo a las opiniones vertidas, y es verdad que es en todo el pais, ya que yo soy de Matanzas y tambien estan por todas partes, en las calles no te dejan ni caminar y estan encima de ti mientras tu recorres las tiendas. Parece ser que no han entendido bien las palabras de Raul en el 7mo Congreso. Ademas las autoridades tampoco las han entendido ya que permiten esta situacion todos los dias.

enrique dijo:

23

20 de julio de 2016

12:20:47


Esto esta en todos los lugares de ventas por que los que tiene que ver y enfrentar esta indiciplina social que es de lasmasgrabes no lohacen porque a donde bamos a parar