Insistir en la necesidad de incrementar la exportación de servicios profesionales y académicos, como asunto vital para la recuperación económica y el desarrollo perspectivo del país, constituye hoy una necesidad inaplazable que pocos se atreverían a cuestionar por elemental sentido de la lógica.
Sin embargo, a pesar del enorme potencial científico-técnico creado por la Revolución, no todos tienen conciencia cabal de cuanto se puede hacer en los organismos, instituciones y empresas para contribuir a diversificar tan valioso renglón exportable, sobre la base de proyectos integrales y bien promocionados.
El hecho cierto es que una parte importante de los ingresos que percibe Cuba por concepto de exportación proviene, precisamente, de la esfera de los servicios, constituye el azimut a seguir a la hora de concretar una estrategia capaz de mover, desde la base misma de la sociedad, los resortes de la iniciativa y la creatividad.
Desde luego, nada surge de manera espontánea. Para encarar los desafíos y exigencias que impone un cometido de tal magnitud, es preciso dotarse de herramientas imprescindibles sin las cuales resulta imposible abrirse paso en un mercado altamente competitivo: organización, capacitación, promoción y calidad.
Bien poco avanzarán en este sentido aquellas entidades que no cuentan con estrategias de desarrollo a mediano y largo plazos, y ni siquiera emplean las carteras de negocios como efectivos instrumentos de trabajo, deficiencias que muchas veces traen consigo la pérdida de excelentes oportunidades.
Las prácticas más actuales y eficaces de exportación de servicios en Cuba otorgan preponderancia a los proyectos y soluciones tecnológicas integrales, que incluyen en su paquete de ofertas la venta de bienes asociados, aspecto en el que ya sobresale con resultados sumamente alentadores el sector de la biotecnología.
Otro tanto habrá que transformar la labor de promoción y estudio de mercados, relegada o desaparecida por disímiles motivos en determinados organismos e instituciones, donde a todas luces han olvidado o subestimado el viejo y archiconocido precepto de que, quien no promociona, no vende.
Poder contar con una fuerza de trabajo de elevada calificación, capaz de desempeñarse exitosamente bajo cualquier circunstancia, no exime tampoco a los cuerpos de dirección de velar y exigir porque los servicios que se presten respondan a los más altos estándares de calidad, a la altura del bien ganado prestigio del país en la arena internacional.
Pasar a una apertura superior en la exportación de servicios significa, a su vez, eliminar las trabas de todo tipo que hacia lo interno entorpecen u obstaculizan la gestión negociadora, centralizan y dilatan decisiones, e impiden que se abran nuevos segmentos de mercado en diferentes ramas de la economía.
Ello incluye, además, la búsqueda, a instancia nacional, de mecanismos equitativos de redistribución de los ingresos, que permitan reconocer y estimular a quienes, en el orden colectivo e individual, más sobresalgan por su contribución específica a tan necesario y promisorio empeño.
Lejos de verse como algo inalcanzable o complicado en extremo, la diversificación de las exportaciones de servicios profesionales y académicos constituye todo un reto al talento y la capacidad del empresariado, para ponerse a tono con las transformaciones que hoy tienen lugar en la economía cubana.


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Angel Robaina dijo:
1
26 de diciembre de 2014
04:53:14
jorge Luis dijo:
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26 de diciembre de 2014
14:04:20
Pedro Ortiz dijo:
3
26 de diciembre de 2014
18:08:53
gomez dijo:
4
27 de diciembre de 2014
10:42:53
Darvis Osorio dijo:
5
28 de diciembre de 2014
09:54:58
enrique izaguirre dijo:
6
29 de diciembre de 2014
10:01:55
Margot dijo:
7
29 de diciembre de 2014
10:23:28
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8
30 de diciembre de 2014
07:06:58
Dr. Morales dijo:
9
6 de enero de 2015
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Grissell dijo:
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12 de enero de 2015
14:04:24
cristina dijo:
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12 de enero de 2015
17:54:37
Enrique Plasencia dijo:
12
21 de enero de 2015
14:04:40
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