A menudo se hace uso de ella, en cada ejercicio de criterio que se realiza sobre determinado hecho, situación, persona… Desde la Filosofía y otras ciencias sociales, la crítica se nos presenta como una acción analítica, dirigida a discernir la verdad mediante el uso de la lógica y la razón.
En sus diferentes acepciones adquiere significados positivos (constructiva) o negativos (destructiva). Ayudar y buscar un cambio favorable a determinada problemática son algunos de los propósitos a los que se orienta la crítica en el primer caso; mientras el afán por culpabilizar o ridiculizar mueve a los que se inclinan por la crítica destructiva.
“Criticar, no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota, no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella los lunares y manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella”, expresó en una ocasión José Martí.
En efecto, mucho daño causan los “criticones”, aquellos que emplean, o mejor dicho, malgastan su tiempo en juzgar todo de forma severa (y no precisamente con buenos fines), sin utilizar los argumentos necesarios para respaldar sus opiniones.
Sin embargo, tampoco es secreto que también afecta la falta de análisis y discusión de los problemas que se afrontan, la tendencia a minimizarlos, el exceso de miopía… en aras de cuidar la imagen que se proyecta o simplemente porque resulta más fácil no buscarse “líos” y obviar determinadas realidades.
Un viejo refrán advierte que en la unión está la fuerza, y realmente este es un principio que debe ser defendido. Pero, aunque defender la unidad (pudiera parecer pero no es lo mismo que la unanimidad) es importante, debemos recordar hacerlo desde la diversidad. Todas las manos arriba en una reunión denotan a veces cierto automatismo, apatía y miedo por “desencajar”. Es señal de buenas costumbres escuchar las opiniones ajenas y respetarlas, pero no estar de acuerdo y exponer los argumentos también es un derecho.
Si tantas grandes figuras de nuestra gesta revolucionaria no hubieran expresado sus criterios con firmeza, incluso aunque estos discreparan en ocasiones de los demás, la historia hubiera sido diferente, no tuviéramos hoy soberanía. Desde esta perspectiva, la crítica, si se ejerce debidamente, también pudiera representar perfeccionamiento, avance, transformación.
Todos anhelamos el progreso y la prosperidad, y para ello se requiere —entre otras cosas— de críticas sanas, que se empeñen realmente en aportar ideas, pero que no por ello pequen de blandas y superficiales. Aunque en este punto surge otra interrogante: ¿somos lo suficientemente receptivos ante la crítica?
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Orlando dijo:
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4 de julio de 2014
07:58:23
toyo dijo:
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4 de julio de 2014
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Edgar dijo:
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Enrique el Antiguo dijo:
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4 de julio de 2014
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Orestes Oviedo dijo:
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Eddy ¨La molécula¨ dijo:
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4 de julio de 2014
15:28:27
abel diaz martinez dijo:
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5 de julio de 2014
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YANES dijo:
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Dagoberto Acosta Iglesias dijo:
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Manolon dijo:
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Luis Antonio Amigo dijo:
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8 de julio de 2014
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krlos dijo:
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krlos dijo:
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Guillermo dijo:
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23 de julio de 2014
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Elizabeth Gonzalez dijo:
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24 de julio de 2014
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