ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Ocurrió hace 27 días, poco antes del anochecer. Luego de una agotadora jornada de trabajo, una infernal espera en la parada y 145 escalones hasta el sexto piso de su edificio, encontró que una enorme antena obstruía el paso a la entrada de su casa. Aquel tubo oxidado, que servía de soporte a la misteriosa armazón, estaba atravesado entre la ventana y el segundo escalón que daba acceso a su puerta. Miró hacia todos lados buscando una explicación, pero el edificio, como el más auténtico oeste, parecía estar vacío.

Intentó moverla de lugar, pero fue en vano, la habían colocado a presión. Suspiró unos segundos. A esa hora solo tenía dos op­ciones: salir a “montear” al dueño de la antena o intentar entrar a su casa y esperar a que en la mañana siguiente el obstáculo ya no estuviera. Se decidió por la segunda, pero, co­mo el dinosaurio de Monterroso, cuando despertó todavía estaba ahí.

Se dijo, “paciencia, a la vuelta busco al dueño y le pido que retire la antena, que la ponga en su casa o en la azotea”. A su regreso se tropezó con varios vecinos que le manifestaron su solidaridad y supo que el estorbo provenía del primer piso y que la causa era un nuevo televisor LCD.

Sabía que su edificio tenía la mala fortuna de cobijar a personas conflictivas, indolentes y faltas de respeto, pero decidió llegar hasta el apartamento de los bajos y reclamar su derecho. Sin embargo, cuando alguien trata de molestar, de nada valen las soluciones, las buenas intenciones o el aparente apoyo de algunos.

“En estos días la cambiamos”, fue la respuesta que recibió. Pasó una semana y la antena siguió inamovible. Como era de esperar, a los siguientes siete días sobrevino el escándalo, motivo de comentario durante va­rias jornadas y solo superado por la falta de agua y la apropiación de un área común del edificio por otro de los habitantes. Los intentos de comunicación han continuado, pero la antena, a los 27 días exactos, ya parece parte de la construcción de su apartamento.

Cuando nos encontramos compartiendo espacios y zonas comunes, vemos que cada persona tiene un sentido diferente de las cosas. No obstante, la vida en comunidad no permite hacer lo que queramos sin tener en cuenta que —aunque vivamos solos—formamos parte de un entorno que tenemos que respetar.

Transgredir los límites o normas pone en peligro la tranquilidad de nuestro sitio de residencia y conlleva, ya sabemos, a la violencia, la falta de respeto, la incultura, el egoísmo, la intolerancia, la ignorancia y el resentimiento.

Lo aquí narrado es tan solo un pequeño pasaje en la vida de un edificio multifamiliar. Por desgracia, los archiconocidos e históricos problemas de convivencia cada vez se apropian más de nuestros espacios de vida. Mu­chas veces, además, nos hacemos los indiferentes ante las problemáticas que puedan es­tar afectando a los demás vecinos, y hasta preferimos “hacernos los sordos porque ese no es mi problema”.

Estar impasibles ante situaciones que sa­bemos están afectando al resto de la comunidad es aceptar que el día de mañana cada uno pueda ser agredido en alguna forma diferente y no pueda hacer nada al respecto.

La convivencia impone la condición del diálogo, la comprensión, la responsabilidad y el respeto. Cuando no existen esos valores casi todo está perdido, y una antena, un tanque, una construcción indebida o un ruido en horarios inadecuados, pueden convertir la convivencia en una verdadera odisea, que nadie lo dude.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

DON dijo:

21

3 de julio de 2014

13:42:55


Así es Amelia...y no cejes, el verdadero periodista es professional cuando usa su profesión con justicia, con sabiduría de pueblo porque son parte de el...quienes temen enfrentarse a éstas realidades de profesionales solo tienen el diploma de graduado, nada mas.

reader dijo:

22

3 de julio de 2014

15:28:45


Amelia eres muy bonita.

toyo dijo:

23

6 de julio de 2014

09:47:36


Aqui,donde vivo, hay un metodo infalible de respetar la paz del projimo:La policia.Haces ruido,te llamo al orden publico,te ponen $500.00 la primera vez.la segunda te detienen,te crean un record policial y con este circulando te sera dificilisimo que te den trabajo.parqueastes en un lugar no autorizado?te llaman la grua,te llevan el vehiculo,te ponen una sustanciosa multa y tienes que pagar la grua y el "hospedaje " de tu carro en el deposito.erses "guapo" y le das una "galleta" a otro ciudadano.Aquel te mete un tiro y ni siquiera lo detienen si se comprueba que no es el agresor.En los muchos anos que llevo viviendo aqui,nunca he visto una bronca callejera

Martha Aymara Ortiz dijo:

24

9 de julio de 2014

19:15:16


Si bien la comunicación es importante en casos como estos las personas hacen caso omiso. Por eso es necesario que se hagan cumplir las leyes y se apliquen las sanciones necesarias, para que sirvan ademas como ejemplo para otros que incurran en este sentido.