ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Caricatura de 1925 compilada en Artículos de Costumbres, de Roig de Leuchsenring.

Es un estudio curioso observar cómo algunos aplican y usan habitualmente el autobombo, no solo por lo facilista que resulta incluir “méritos” desde el yo, sino porque —desde hace algún tiempo— se ha convertido en una práctica común criticar a otros para alabarnos a nosotros mismos.

Desde 1914 Emilio Roig de Leuchsenring, primer Historiador de La Habana, etnólogo, excelente articulista y cronista, explicaba que el autobombo, “siempre cultivado entre nosotros”, aparece en todas las esferas de la vida.

Y no se trata solo del elogio, más o menos apasionado que nos hace un amigo, de exhibir los premios obtenidos, de contar los trabajos y sacrificios que se han realizado, los bombomaníacos —decía el escritor— se sienten los únicos y legítimos representantes en su especialidad. Son expertos en resaltar su carácter de notabilidades y en hacer dignas e importantes sus habilidades o experiencias de vida.

Sin embargo, con respecto al autobombo que tire la primera piedra quien esté libre de pecado. En algún momento todos hemos sucumbido a su facilismo y no podemos negar que está ligado indisolublemente a nuestra idiosincrasia insular.

El autobombo suele utilizarse de diversos modos y para fines muy distintos, lo mismo para ponderar, justificar o criticar.

En el primer uso tenemos a esos personajes que convierten una conversación en un soliloquio, que les gusta oírse por encima de los demás y ocupar el centro de cualquier actividad. De ahí que, las fronteras entre egocéntricos y bombomaníacos estén bastante difusas. Pero para identificarlos apliquemos una sencilla técnica: Conquistas amorosas.

Cuando se trata de ponderar los triunfos amorosos, nuestros bombomaníacos han sido más eficaces que el mismísimo Giacomo Casanova (aquel famoso aventurero romántico italiano) y no vacilan en enumerar, a toda voz, su lista de conquistas.

El segundo y tercer fin pues son mucho más fáciles de encontrar en la esfera social y laboral. Los ejemplos sobran en cualquier conversación de la vida diaria. Solo pongámonos a pensar cuántas veces comenzamos criticando algo o a  alguien para, a mitad del parlamento, variar la vuelta de la crítica y decir que fuimos o somos capaces de hacerlo mejor.

Pero, al César lo que es del César. No es lo mismo echar mano del recurso de vez en cuando que hablar siempre de los logros en primera persona. Estos ampulosos personajes rozan la pedantería, son jactanciosos, carecen de modestia, sencillez y una larga lista de etcéteras.

Sin embargo, los bombomaníacos no se duermen en los laureles y son constantes en su afán de hablar sobre ellos mismos. Y en eso estriba su gloria, precisamente, en que nadie los escucha ni les cree, ni los admira aun cuando ellos no parecen darse nunca por enterados.

Pero el autobombo —ya sabemos— no es solo cosa de nuestros días y, probablemente, nos acompañe por mucho más tiempo.

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alexander dijo:

21

16 de abril de 2014

13:22:40


buenas tardes solo escribo aqui para decir que usted es la periodista mas linda q conozco.

Jangel dijo:

22

16 de abril de 2014

18:25:17


Me ha encantado su artículo y me ha ayudado mucho a reflexionar. Lo voy a guardar para leerlo de vez en cuando. Gracias. Confieso que en ocasiones (más en el pasado) me he comportado bombomaniáticamente. Creo que lo he disminuido sustancialmente, pero en ocasiones me cojo "in fraganti". Ah, y voy con alexander, realmente es usted una periodista muy linda, con todo respeto. Además, escribe muy bien. Esto último no es para que se haga bombo.

Etzel Baez dijo:

23

17 de abril de 2014

07:31:27


Del 1 al 10, creo que me pasé... a fin de cuentas soy artista (o me lo creo) y si no lo digo yo nadie se entera, porque todos los demás están en lo mismo que yo...

lolop dijo:

24

23 de abril de 2014

14:48:26


Me parece que no necesita nombres este texto, hay personajes públicos y cotidianos que viven así. Mira la belleza de esta periodista, mucho más linda que claudia incluso, y ya hay quienes piden su correo personal... atrevidos... de todas formas yo quisiera saber el teléfono....