ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Aquel caballero, algo encorvado y de lento caminar, bajó lentamente las escaleras del que había sido su centro de labor durante más de treinta años. Cada escalón le resultaba una eternidad. Tal parecía que las piernas se resistían a abandonar el lugar donde había dejado parte de su vida.

Bajo el brazo izquierdo llevaba su abultado expediente laboral, en el cual se recogía una rica historia de trabajo y sacrificios, que solo él conocía en toda su dimensión.

Al paso, pocos detallaron en la tristeza que lo embargaba. Únicamente la recepcionista, compañera excepcional de aquella historia viviente, logró reparar en el dolor de su amigo.

Ese día hubo una sencilla despedida donde se le obsequiaron algunas flores y compartieron traguitos de un vino casero traído por un amigo y unas décimas de despedida; suficientes para contentar a quien entraba en la etapa de jubilación.
A la semana de abandonar el centro, recibió una llamada del director para saber cómo se sentía. Un mes después, ya no fue el jefe, sino la secretaria quien timbró con igual intención, y al cabo de los tres meses lo sorprendió la voz de la compañera que está al frente del sindicato para informarle que no podría entregarle esta vez el estímulo de fin de año, debido a las limitaciones materiales de la entidad. Era el principio del fin de la relación.

La situación narrada, aunque parezca paradójica, constituye una realidad latente en muchísimos lugares. La amnesia o tendencia a olvidar a las personas que concluyen su vida laboral, resulta una manifestación de desagradecimiento que no debía tener cabida en una sociedad como la nuestra.

En ningún caso, las limitaciones materiales pueden constituir una justificación para dar la espalda a quienes durante tanto tiempo sirvieron, y que ahora, por razones de salud, edad o invalidez, no pueden continuar trabajando.

No cuesta mucho mantener la relación con esas personas. Una carta de reconocimiento en el aniversario de la institución, la invitación a las actividades por el día en que el gremio celebre su fecha o la simple visita o llamada telefónica pueden constituir opciones para mantenerse unidos; por no hablar de continuar los vínculos profesionales, de modo que pueda aprovecharse la valiosa experiencia atesorada.

Triste, muy triste para quienes se jubilan, debe ser sentirse usados durante cierto tiempo y abandonados ahora como si fueran un objeto inservible. Claro, no todos actúan así. Ejemplos hay de administraciones que no olvidan a quienes forman parte de su historia. Esas excepciones debían constituir la regla.

En ese sentido, puedo poner el ejemplo de los compañeros del MININT en Villa Clara, quienes años tras año invitan a los combatientes que laboraron en la Unidad de Tránsito a participar en las actividades organizadas como parte de su jornada nacional, en cuya iniciativa desempeña un importante papel el coronel Heriberto López.

Da gusto ver la alegría en el rostro de los retirados, el abrazo entre antiguos compañeros y contemplar la manera en que comparten aquellos instantes de placer o de dolor entre anécdotas inolvidables que los hermanaron para siempre.

Iniciativas como esa cuestan muy poco y aportan mucho. Solo es necesario un poco de voluntad para concretarlas. Como expresara nuestro Héroe Nacional, José  Martí, “todo el que sirvió es sagrado”, una frase que, aunque dicha en otro momento, bien pudiera trasladarse a nuestro contexto actual y darle vida.

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Ernesto dijo:

21

14 de abril de 2014

15:42:05


A mi alegró mucho el aumento de salario de los profesionales de la salud...pero me dolió que a sus jubilados no les tocara ni un centavo, después de tantos años dedicados a salvar vidas, muchos quizás atendieron la salud de nuestros padres, abuelos, hijos, pero ya están jubilados y no se les subió su jubilación ni un centavo, que podría haberse sacado de un porciemto de lo que se va a repartir entre los trabajadores de la salud activos...creo que en ese sentido NO SE FUE JUSTO CON LOS JUBILADOS DE LA SALUD.

santiago González dijo:

22

19 de abril de 2014

17:20:06


Me parece interesante el tema, pues hacia alla vamos todos, que bueno seria que no se perdiera la memoria historica de cada centro laboral y quienes la conforman? pues precisamente todos aquellos que en el dia a dia aportaron su granito para que su unidad, departamento , servicio o empresa funcionara bien, no deberiamos olvidar eso.

Asela dijo:

23

23 de abril de 2014

10:39:23


Su articulo me conmovio, no tengo mas comentario que decir que esto ocurre todos los dias, que pena, lo felicito, no tengo mas que decir, usted lo dijo todo, pero en cada colectivo se debe hacer la despedida o no la llamemos asi, pues muchos compañeros que se jubilan siguen aportando sus conocimientos de por vida, el que no quiera ir no va, pero las administraciones, el sindicato y las organizaciones politicas deben hacer que ese trabajador o trabajadora no se sienta olvidado u olvidada, sea el sector que sea, no hay que usar recursos, hasta con una carta, una flor y unas palabras se despide un compañero de años, saludos.