ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La ruta seguida por Trump en este mandato se concentra en una reiteración de la Doctrina Monroe. Foto: mundosputnik

El gobierno de Trump publicó por estos días su Estrategia de Seguridad Nacional 2025 (National Security Strategy, NSS, en inglés), su principal documento de política exterior.

Compuesta por 33 páginas, la NSS 2025 está organizada por capítulos temáticos, con una introducción, objetivos, medios disponibles para su aplicación y las prioridades estratégicas. Tiene un sentido programático, de ahí que su conocimiento resulta esencial, no solo para entender, sino básicamente para saber «por dónde viene la mano», en términos coloquiales.

Cada administración estadounidense ha establecido su propia Estrategia de Seguridad Nacional, en cumplimiento de la Ley Goldwater-Nichols Act, y aunque se prevé una actualización anual, usualmente se hace una sola publicación en todo el mandato.

La de ahora, desde luego, tiene sus propias peculiaridades, destacando más allá de su contenido específico, el empleo de un lenguaje políticamente incorrecto, fiel al que usa el firmante del documento, el presidente Donald Trump.

Esto significa que es más desfachatado en exponer los afanes imperiales, algo presente siempre, pero que otras NSS que le precedieron, al menos en este siglo xxi, fueron más diplomáticas o, si se quiere, más cuidadosas en hacerlos públicos.

De tal manera que Trump va directo al grano del asunto, revelando sus intenciones para quien las quiera conocer.

En primer lugar, no es posible entender la NSS 2025 si antes no se conoce el llamado Proyecto 2025. Publicado en abril de 2022 por la conocida Fundación Heritage, tanque pensante de la ultraderecha estadounidense, el Proyecto 2025 traza la ruta crítica de lo que debería hacer un próximo presidente republicano, articulando el discurso trumpista bajo la consigna de América primero.

En materia de política doméstica, Trump ha venido cumpliendo, casi con exactitud, la letra de dicho Proyecto, lo cual se aprecia, sobre todo, en su sórdida guerra contra los migrantes, convertidos en el enemigo interno, en las nuevas políticas de género o en el negacionismo respeto al cambio climático, al extremo de autorizar la extracción de combustible en los mares que rodean la Florida, entre otras barbaridades. Y lo que está entre líneas, hacer lo que se requiera para volver más ricos a los ricos.

La NSS 2025 expresa, en rigor, cuál es la capacidad hegemónica con que cuenta EE. UU. en estos momentos. Si bien las anteriores Estrategias enfatizaban en el carácter multilateral, dígase intentar controlar todos los rincones del mundo, ahora eso se acabó. Conscientes de esa limitante, se asume sin reconocerlo abiertamente, aquella máxima de la historia cuando anteriores imperios se desplomaron, al intentar expandir su poderío infinitamente.

Claro, el relato es otro, desempolvando un viejo aislacionismo que proviene de cuando EE. UU. emergía como imperialismo, a principios del siglo xx; ahora se expresa bajo la sombrilla de América primero, promesa que ha contado con una relevante convocatoria electoral, es el credo de maga de Trump.

Para ello, aducen que para lograr la prevalencia de EE. UU. sobre los demás, hay que concentrarse en lo que despectivamente han llamado su patio trasero, el hemisferio occidental, Nuestra América.

Por tanto, la NSS 2025 se compara, con toda razón, con la Doctrina Monroe, que como se recordará, dice implícitamente que a EE. UU. le pertenecen los recursos y los pueblos ubicados en esta parte del mundo, entre los 23 grados de latitud norte y los 53 grados de latitud sur.

Como especie de Doctrina Monroe 2.0, en la NSS 2025 se reactualiza el inexplicable e ilegal rol que el imperio se endilga de «proteger» a las Américas del peligro de la expansión de potencias extrarregionales, poniendo en el centro la presencia de China, a quien presentan como el principal adversario.

Incluso, desde los inicios del actual Gobierno, el mandatario presentó credenciales monroístas, exigiéndole a Panamá que le devolviera la propiedad del Canal, balbuceó con conquistar Groenlandia y, recientemente, aparecieron las preocupaciones expresadas por funcionarios y congresistas interesados en controlar el novedoso Puerto de Chancay, en Perú, construido con apoyo de China y previsto para gestionar el enorme flujo mercantil proveniente de Asia.

La agresividad hacia Venezuela es, tal vez, la manera más evidente de la «nueva» política de Washington hacia la región. Asediada por la operación Lanza del Sur y objeto del intento del robo descarado de algunos de sus activos petroleros, probablemente la NSS 2025 asume la verdadera trascendencia del país andino, de donde es Simón Bolívar, padre fundador de la independencia nuestramericana, lugar del Comandante Chávez, en el que se afianza la principal revolución social en la América del Sur. Es menester acabar con esto, se plantean los redactores del Proyecto 2025/NSS 2025, para apropiarse, tanto de las riquezas, como del símbolo, que también es fundamental.

El corolario Trump, otra forma de nombrar a la NSS 2025, de alguna manera es una soberana burla a algunas promesas de la campaña electoral. Por un lado, se promete no iniciar nuevas guerras, que desgarran a la sociedad estadounidense y aseguran, incluso, que no son admisibles nuevos cambios de régimen; todo el tiempo, Trump y algunos de sus secretarios lo recuerdan.

Y para mostrar algún tipo de coherencia con el despliegue aeronaval en el Caribe, se inventan pretextos como el narcoterrorismo, hasta que un buen día Trump lo aclara todo: lo que les interesa es el petróleo, lo demás fue puro humo.

Hay un último asunto que no debe obviarse. Algún día se sabrá, pero, sin duda, detrás de toda esta historia, no como diseñador, sino como ejecutor sin escrúpulos ni moral, está el secretario de Estado, Marco Rubio. Hasta cierto punto, el corolario Trump parece un corte y pega de su agenda personal o, dicho de otra forma, tal vez la selección de Rubio para canciller imperial responde a que reúne el perfil para aplicar lo previsto en el Proyecto 2025.

La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 es, por todo lo anterior, una extraordinaria y clara amenaza para Nuestra América; quienes desde el sur del Río Bravo contribuyan a su aplicación, serán cómplices de una traición histórica a los próceres de nuestra independencia y del porvenir soberano de sus propios pueblos. No se trata de Venezuela. Es contra todos.

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