La confesión al mundo fue en el tono hitleriano que ha puesto de moda ante la indiferencia y complicidad de aliados otanistas, títeres regionales y el silencio de organismos internacionales responsables de la paz mundial y del cumplimiento del Derecho Internacional, mientras se burla de su propio Congreso, de legisladores, organizaciones y líderes mundiales.
Después de satanizar al Gobierno legítimo de Venezuela y de acusar a sus dirigentes de «narcoterroristas» y culpables de la muerte de cientos de miles de adictos por una droga que no existe en la región, antes de robarse todo el petróleo del país agredido, se quita la careta con total descaro y se acerca a sus verdaderas intenciones, con el pretexto, ahora, de recuperar el petróleo que EE. UU. había saqueado antes.
«Venezuela está completamente rodeada por la mayor Armada jamás reunida en la historia de Sudamérica», publicó Trump en Truth Social. «Solo crecerá, y el shock para ellos será como nada que hayan visto antes, hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el petróleo, tierras y otros activos que nos robaron anteriormente».
El mismo que trató de robarse las elecciones el 6 de enero de 2021 con un asalto al Congreso de EE. UU., cinco años después quiere invadir otro país, soberano e independiente, para robarle otra vez los recursos que, con trampas, amenazas y sangre venezolana, usurpó en tiempos en que la potencia imperial, también con sus cañoneras e infundiendo miedo, imponía su poder por la fuerza de las bombas, la represión y el genocidio.
De eso trata la nueva estrategia de Seguridad Nacional al desnudo y sin caretas: fascismo a lo Rubio-Trump para el «traspatio inferior» de donde salieron los «migrantes criminales» que desprecian, deportan como parias, encarcelan y torturan a la usanza de los nazis.
Es la manera como el neofascista y verdadero narcoterrorista Rubio le recomienda a Trump volver a «ser grande otra vez» y que Estados Unidos sea lo primero, a contrapelo de los intereses nacionales y derechos de nuestros pueblos de América.
En América Latina está en juego la paz mundial, en medio de la asunción al poder de gobiernos ultraderechistas promovidos y ayudados financieramente por Washington, que pagarán caro el favor con más entreguismo y complicidad en las guerras por venir.
El fascismo está de vuelta y precisamente en la principal potencia imperial, dirigida por el llamado «gobierno de los peores», que se cree intocable e impune. No obstante, este año precisamente se cumplen ocho décadas de la victoria de las tropas soviéticas sobre el fascismo, y hay un ejemplo más reciente e imperecedero del pueblo vietnamita, que demostró al mundo que sí se puede.
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