Trinidad y Tobago se ha convertido en centro de preocupación para el Caribe y para el turismo en la región, a partir de la instalación de un misterioso y superpoderoso radar espía de largo alcance, como parte de la amplia presencia militar del ejército de Estados Unidos en ese país, en su actual aventura militar contra América Latina y el área.
La tranquilidad y el ambiente turístico de las islas atraviesan por una pesadilla provocada por una intrigante colaboración local con las fuerzas militares de Washington, que, bajo presión del Departamento de Estado, trajo buques, bombarderos, aviones sofisticados, ejercicios de guerra, efectivos, pertrechos, y un radar tan importante que, según expertos, requiere de una amplia cobertura defensiva antiaérea con instalaciones de misiles y una mayor presencia de fuerzas.
La mesa está servida para que la protección del radar sea argumento sólido de la apertura de bases militares en ese territorio, a contrapelo de la concertada declaración regional como Zona de Paz y de la supervivencia del país como polo turístico.
La instalación de un nuevo sistema de radar estadounidense de largo alcance en la isla de Tobago, sumada a la amenaza de agresión contra la vecina Venezuela, está impactando negativamente al turismo, un sector vital para el país caribeño.
Según un despacho de la agencia efe, la Asociación de Hoteleros de Tobago afirma que el aumento de las tensiones ha provocado cancelaciones y preocupación por la posibilidad de que un radar de tipo militar convierta a la localidad de Crown Point, donde se instaló el sistema, en un objetivo potencial.
Entre los turistas y ciudadanos de Tobago son frecuentes las preguntas y conversaciones sobre el radar y la actividad militar estadounidense en Crown Point.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de Tobago, Reginald MacLean, dijo a efe que los operadores están entrando en un «periodo difícil e incierto».
Los operadores de cruceros también reportan inquietud. La Asociación de Operadores Turísticos de Trinidad y Tobago indicó que las líneas de cruceros ya han reducido las reservas, y que un barco había cancelado su escala en Tobago para el pasado 5 de diciembre. En general, los operadores turísticos se enfrentan a una crisis debido a la disminución de reservas y llegadas. «Si hay una invasión o un aumento de la acción militar entre Venezuela y EE.UU., nos afectará a todos en el Caribe», dijo uno de los consultados.
El radar es apenas un eslabón visible de la cadena de la «nueva» Estrategia de Seguridad Nacional del Gobierno de Trump, que declara a América Latina «zona de dominio» o «esfera de influencia natural» de Washington, y reafirma la doctrina «Estados Unidos primero», ataca la migración y anuncia el regreso de la Doctrina Monroe.
La estrategia llama a una reconsideración de los despliegues de las agrupaciones militares estadounidenses, con el fin de priorizar la región latinoamericana y caribeña, cada vez más apetecida por sus reservas petrolíferas, de agua, de tierras raras llenas de minerales claves para la industria del siglo xxi, y el «patio trasero», del que Marco Rubio habla como si se tratara de una propiedad personal o súbdita de su país.















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