ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Era 1962 y daban casi por segura una victoria en el Caribe. Bajo las órdenes de John F. Kennedy –entonces presidente de Estados Unidos–, Cuba no tendría cómo evitar el derrumbe de la naciente Revolución. Más de medio siglo después, y tras diez administraciones en el país norteño, hoy permanece frustrado ese deseo.

COMIENZO DEL BLOQUEO TOTAL

Ese año «devendría un periodo complejo, difícil y de duras pruebas y agresiones sin precedentes para el pueblo y el proceso revolucionario cubano», escribió Fabián Escalante Font, en su libro Más allá de la duda razonable. El asesinato de Kennedy y la inculpación a Cuba.

En febrero, el Presidente decretaba el bloqueo económico, comercial, científico, cultural e informativo, el cual ya tenía su base en el memorando de Lester D. Mallory de 1960. Esto les confirió carácter oficial a las acciones económicas agresivas y unilaterales que se venían aplicando contra Cuba desde el triunfo revolucionario, por medio de la Proclama 3447, al amparo de la sección 620 (a) de la Ley de Asistencia Exterior.

Se había puesto en marcha un plan –a camisa quitada– para sabotear y eliminar todo tipo de operaciones comerciales del mundo con la Isla.

Sumado a ello estaba el Proyecto Cuba u Operación Mangosta, con 33 tareas, que abarcaban la guerra bacteriológica, sabotajes, terrorismo, asesinato político, guerra sicológica, campañas internacionales de descrédito, aislamiento político y económico, y finalmente, un ataque militar que pretendía –describió Escalante Font– derrocar el Gobierno cubano cuando estuviera en completa «agonía».

En octubre, en el contexto de la Crisis de Octubre, la Casa Blanca decretaba el bloqueo naval y planeaba crear todas las condiciones para bombardear e invadir la Isla. Como respuesta, en la Isla se dio la Alarma de Combate y se ordenó la movilización popular para hacer frente a la posibilidad de una agresión de grandes dimensiones.

Ante la tentativa de un holocausto nuclear, la URSS y Washington llevaban a la mesa de negociaciones su enfrentamiento, lo que incluía a Cuba, pues los misiles soviéticos se encontraban «dislocados en la Isla» –relata el libro–, lo que presumía una supuesta amenaza para la administración estadounidense y constituía una perfecta justificación para desencadenar una agresión militar contra la nación caribeña.

El 20 de noviembre, Kennedy ordenaba levantar el bloqueo naval, luego del retiro de las armas soviéticas de Cuba, y el 22 el Gobierno Revolucionario declaraba la vuelta a la normalidad.

No obstante, mientras el Presidente estadounidense anunciaba el fin de ese bloqueo, ratificaba la permanencia de las medidas políticas agresivas contra la Isla sin justificación válida, las cuales perduran por más de 60 años, constituyendo así la agresión más extendida y abarcadora promovida por una gran potencia contra un pequeño país.

LOS MISMOS MÉTODOS HOY

Hoy, seis décadas más tarde, los métodos son los mismos, y alcanzan las dimensiones de un genocidio.

La campaña internacional de descrédito contra la colaboración médica cubana, la incitación desde el exterior la rebelión interna la maquinaria mediática imperial en función de la desinformación y la creación de las fake news, la presión a terceros países que tengan intenciones de establecer relaciones comerciales con Cuba, la persecución financiera y al suministro de combustible... todo ello –por tan solo citar algunos ejemplos–, es parte de las medidas que procuran, por medio del dolor, rendir a un pueblo.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.