ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Imagen realizada con inteligencia artificial

Primer acto. Sube el telón: Una señora, conmovida, se acerca al pueblo, le promete, le habla de los tiranos y dictadores. Baja el telón y, tras bambalinas, aparece la misma señora reclamando una invasión militar para su propio país. 

Segundo acto. Sube el telón: La protagonista intenta demostrar –con interés «democrático»– la incapacidad de un Estado supuestamente fallido. Baja el telón: su extremismo conllevó a que el Gobierno de EE. UU. bloquease la entrada de vacunas a Venezuela contra la covid-19, en junio de 2020.  

Tercer acto. Sube el telón: El Secretario de Estado de EE. UU. la nómina para el Premio Nobel de la Paz. Se le confiere. Baja el telón: tras «ganarlo», lo dedica «al pueblo de Venezuela y al presidente Trump por su apoyo decisivo a nuestra causa». Sí, el mismo que tiene unos 1 200 misiles apuntando hacia la nación sudamericana.

La protagonista de la obra, María Corina Machado, fue maquillada y asesorada por la Casa Blanca, quien también ha corrido con el financiamiento de tan elaborado performance y, sobre todo, con su promoción ante el mundo.

Minuciosamente confeccionada, la figura que en la puesta en escena parece ser la antítesis del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, es solo una pieza que mueven desde Washington, para alcanzar –hasta ahora sin resultados– sus fines desestabilizadores.

Así, este lauro no es más que una de las tantas formas de satanizar al chavismo y justificar el neoliberalismo desenfrenado, los planes de privatización dados a conocer en los últimos comicios presidenciales, la promoción activa de agresiones externas, como las más de mil medidas coercitivas unilaterales que estrangulan la economía familiar venezolana, de la líder del partido Vente Venezuela.

La Machado desconoció los resultados de las presidenciales de 2024 incluso antes de ir a las urnas, pues su pareja de candidatura, Edmundo González Urrutia –quien solo aportó el nombre para la boleta–, no firmó el acuerdo de reconocimiento de los resultados de las elecciones, rubricado por los demás candidatos desde junio. Sería ese su anuncio formal sobre los intentos golpistas que luego vendrían, sobre todo con el apoyo de los comanditos terroristas, grupos de delincuencia organizada que intentaron perturbar la tranquilidad poselectoral en el país, pagados por la extrema derecha y su aliado más fiel: EE. UU.

¿Qué se ha premiado entonces, la traición a la Patria, a su gente? ¿Paz? ¿Conoce, acaso, la ultraderechista, el significado de esa palabra? Pareciera que no, pues su carrera política ha estado dedicada a lograr el «cambio de régimen», siempre a través de una salida violenta, muy lejos de la «incansable labor de promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia», que alega el Comité del Nobel.

Al respecto, varias personalidades a nivel internacional han manifestado que se trata de un premio Nobel de la Guerra, o lo que es lo mismo, contra la paz. Mientras que Hinterlaces informó que el 91 % de los encuestados mostró su rechazo a María Corina Machado, siendo este significativamente mayor que el del resto de los líderes políticos del país. Tras la pantomima del extremismo, bajó el telón sin aplausos. 

Foto: Archivo de Granma
Foto: Archivo de Granma
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