ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La prioridad de Venezuela es resguardar la soberanía, dijo el presidente Nicolás Maduro, ante las provocaciones del imperio. Foto: VTV

Entre los años 1948 y 2023, el Gobierno de Estados Unidos empleó la fuerza en América Latina unas 48 veces, reconoció el Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU. (CRS). La cifra entra dentro de los más de 490 casos que contabiliza el informe Instancias de uso de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en el extranjero, 1798-2023.

Si bien el documento recoge «despliegues militares continuos, en particular a la participación militar estadounidense en operaciones multinacionales asociadas con la OTAN o las Naciones Unidas», deja fuera aspectos significativos y reveladores de la intervencionista política exterior de Washington.

Así, no menciona en la lista «acciones encubiertas, ni los numerosos casos en los que fuerzas estadounidenses han estado estacionadas en el extranjero, desde la Segunda Guerra Mundial, como fuerzas de ocupación o para participar en organizaciones de seguridad mutua, acuerdos de bases u operaciones rutinarias de asistencia o entrenamiento militar».

Ello, «debido a las diferencias en las opiniones sobre las acciones que deben incluirse», explica el informe.

¿POR QUÉ EL TEXTO NO ABORDA OPERACIONES ENCUBIERTAS, ASISTENCIA A GOLPES DE ESTADO Y ENTRENAMIENTOS SECRETOS?

La historia lo ha demostrado todas y cada una de las veces que han repetido la estrategia –convertida en patrón– de fabricar pretextos, ya sean humanitarios o de supuesta seguridad nacional, para justificar sus acciones dentro de una «legalidad» que solo ellos ven.

De esa manera, han intentado legitimar sucesos tan escandalosamente intervencionistas, como el incidente en el golfo de Tonkín (1964), las invasiones a República Dominicana (1965), Panamá (1989) y a Irak (2003), por solo mencionar algunos.   

A ese tipo de operaciones encubiertas, en las cuales se fuerzan incidentes, se diseñan pretextos y se magnifican las acusaciones para inculpar a otros, se les llama falsa bandera o falsos positivos. Y se ha convertido en una práctica sistemática de las distintas administraciones estadounidenses que, siempre con motivaciones geopolíticas, justifican así operaciones militares de mayor envergadura.

AGENDA DE PROVOCACIONES CONTRA VENEZUELA

Actualmente –aunque las agresiones comenzaron dos décadas atrás, con el ascenso de la Revolución Bolivariana– se amparan a la sombra de una, a todas luces hipócrita, «lucha contra el narcotráfico», para amenazar a Venezuela, como parte de la guerra multiforme a la que someten constantemente a ese país, lo cual es ya, sin duda, una política de Estado.

De esa forma ha sido militarizado el Caribe Sur, con un despliegue para nada casual, y han generado tensión no solo entre Washington y Caracas, sino también en toda la región, declarada Zona de Paz en 2014.

En ese contexto, hasta la fecha se contabilizan varias acciones que han sido denunciadas por el Gobierno Bolivariano como posibles maniobras de falsa bandera. El ministro del Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, declaró que EE. UU. pretende crear un falso positivo que vincule a Venezuela con el narcotráfico. «En el fondo, lo que quieren hacer es sembrarle drogas a una embarcación venezolana. A los pescadores del Caribe los están sentenciando a muerte», manifestó.

Al respecto, reveló la incautación de 3 692 kg de cocaína en el estado de Falcón, 100 sacos de clorhidrato de cocaína, un teléfono satelital, dos teléfonos inteligentes, dos radiotransmisores, un GPS y 2 400 litros de combustible. Mientras que fue capturada una lancha tipo Go Fast, equipada con cuatro motores de 300 caballos de fuerza cada uno. Asimismo, fueron detenidos cuatro implicados, en lo que informó, se trataba de una operación dirigida por la Administración de Control de Drogas (dea, por su sigla en inglés), que es una agencia perteneciente al Departamento de Justicia de Estados Unidos. 

Por otra parte, tanto el presidente Donald Trump como el Pentágono publicaron un video, del 2 de septiembre, en el que supuestamente las fuerzas militares de ese país derribaron una embarcación que, dicen, transportaba drogas hacia EE. UU. En el hecho, informaron, perdieron la vida 11 personas. La veracidad de ese suceso aún es cuestionada.

Más adelante, el mandatario norteño anunció otro ataque letal contra una embarcación que, según sus declaraciones, participa en el narcotráfico. El saldo: tres muertos. 

Recordemos también que el destructor de la Armada de Estados Unidos USS Jason Dunham (ddg-109) interceptó al buque pesquero venezolano Carmen Rosa, y mantuvo a sus tripulantes incomunicados durante ocho horas, a 48 millas náuticas al noreste de la isla La Blanquilla, en aguas de la Zona Económica Exclusiva de Venezuela.

Por otra parte, la agresión a través de las redes sociales, para deslegitimar la gobernabilidad del Estado venezolano y crear caos interno, no podía faltar. Así, un comunicado oficial del Ministerio para la Defensa de Venezuela desmintió la supuesta maniobra –difundida en redes– en la que un helicóptero estadounidense volaba en aguas territoriales de la nación bolivariana. 

Lo que sí es cierto, y lo ha denunciado el ministro de Defensa, general en Jefe Vladimir Padrino López, es el incremento alarmante de operaciones de inteligencia aérea, las que violan las normas internacionales, pues se realizan sin notificar su plan de vuelo y atraviesan –dijo– sin autorización, la región de información de Caracas.

«Eso siempre ha ocurrido», advirtió, a la vez que aclaró que lo que ahora preocupa es que «pasaron de un patrón diurno a hacerlo de noche y de madrugada, y a triplicar en agosto las operaciones de inteligencia y exploración contra la República Bolivariana de Venezuela, y en septiembre todos los días».

Las aeronaves estadounidenses que llevan a cabo tales actividades han sido identificadas por las autoridades venezolanas como: el RC-135, cuyo diseño cuenta con sistemas de inteligencia electrónica, que permiten recopilar información hasta 200 millas. Asimismo, el Boeing kc-135 Stratotanker, cuya función principal es el reabastecimiento aéreo y el e-3 Sentry, equipado con sistemas de alerta y control aerotransportado, según publicó Telesur.

La pasada semana Padrino López insistió en que crece el acoso y la amenaza militar a su país, con la presencia de aviones de guerra f-35 cerca del territorio nacional. 

Luego, con esos elementos podemos decir que estamos en presencia de acciones de falsa bandera que justifican escaladas bélicas hasta lograr el objetivo real del imperio: intervenir en Venezuela y usarla para militarizar Latinoamérica. La doctrina expansionista e injerencista sigue marcando la pauta de su política exterior.

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