Hay dos cosas que determinan la situación en la Palestina ocupada: la primera, el plan de Israel de extinguir a la población palestina, y la segunda, el compromiso de las administraciones de Estados Unidos de apoyar a Israel, aunque mueran cientos de miles de personas, niños en su mayoría, y el mundo clame por la paz y por la existencia de dos Estados: uno palestino y otro israelí.
Los reportajes de la televisión, diariamente, son la repetición del crimen, cuando un edificio alto, en el que viven decenas de familias, es convertido en polvo por los misiles de Israel.
No pasa un día sin que los reportes de prensa no recojan las cifras contabilizadas de 45, 70, más de 100 o 200 palestinos fallecidos en una sola jornada.
Las imágenes de miles de niños hambrientos que tratan de hacerse de algún poco de comida aparecen junto a las de niños casi cadáveres, a los que se les puede contar con facilidad cada uno de sus huesitos, debido a la hambruna crónica que padecen.
En fin, el mundo lo sabe, lo observa, lo rechaza; pero parece indiferente, como si estuviera atado de pies y manos ante un genocidio, solo comparable con el cometido por el fascismo hitleriano durante la Segunda Guerra Mundial.
En medio de tanta tempestad, aparece una luz en Naciones Unidas que da esperanzas, y a la vez desnuda a mandatarios y a gobiernos que desaprueban condenar a Israel, que se alcance un cese el fuego, y que se permita entrar alimentos para los millones que sufren hambruna. ¿Será que esos gobernantes que votan contra cualquier iniciativa de paz en Palestina, son parte y están comprometidos con el crimen?
La luz, tenue, apareció en estos últimos días, cuando una Resolución de la Asamblea General de la onu apoyó, por 142 votos a favor y diez en contra –entre ellos Israel, Estados Unidos y Argentina–, un documento denominado Declaración de Nueva York, que pide la existencia de dos Estados, uno palestino y otro israelí.
El texto establece «una hoja de ruta única para materializar la solución de dos Estados», y pide el alto el fuego inmediato en Gaza y la liberación de todos los rehenes, además del desarme de Hamás y su exclusión del Gobierno de Gaza, en favor de la Autoridad Palestina.
El Embajador israelí ante la onu criticó la adopción de la resolución, calificándola de «teatro».
Estados Unidos, por su parte, secundó la intervención del representante de Israel, y aseveró que la resolución es un «golpe publicitario» equivocado.
La votación precede a la Cumbre convocada por Francia y Arabia Saudita, para el 22 de septiembre en Nueva York, en la que varios países han prometido que reconocerán al Estado palestino.
Mientras, las fuerzas militares israelíes arrasan, por tierra y aire, con todo lo que tenga vida en Gaza.
Parece que quieren adelantar la extinción de la población palestina, antes de que nuevas luces puedan aparecer.
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