ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La sobrevivencia del socialismo constituye la única manera de preservar la independencia nacional y el derecho inalienable de los cubanos a determinar su forma de existencia. Foto: JORGE

Una de las dimensiones más aborrecibles de la criminal política de bloqueo contra Cuba se asocia a la violación de la soberanía nacional.

El impacto del bloqueo no solo tiene un terrible efecto material, algo detalladamente documentado, año tras año, por la Cancillería de la Isla; sino también porque desconoce el concepto de soberanía, que es la base misma de las relaciones internacionales y la convivencia pacífica entre las naciones.

Justamente, el ignorar la soberanía de la República de Cuba explica, por otro lado, la permanente solidaridad de los pueblos, así como el sostenido apoyo de numerosos gobiernos en su condena al bloqueo, expresado en votaciones internacionales en diferentes eventos, como el masivo apoyo anual a la Resolución que el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presenta a la Asamblea General.

Resulta útil recalcar lo que los documentos y el propio consenso internacional entiende como respeto a la soberanía de los países. Considerado principio fundamental establece, entre otros, la independencia política, la igualdad jurídica de los Estados, la no intervención y el más escrupuloso respeto a la autodeterminación y la no intromisión en los asuntos internos de cada país.

El respeto a la independencia se sustenta en documentos claves del sistema de la ONU como su Carta fundacional de 1945, el Pacto Internacional de derechos civiles y políticos de 1966, la Convención de Viena sobre derechos de los Tratados de 1969, o la Declaración sobre los principios de Derecho Internacional de 1970, por solo citar algunos de los más abarcadores referentes.

Otro asunto asociado, que confronta con la agresión de EE. UU. contra Cuba, tiene que ver con la ilegalidad rampante de aplicar sanciones unilaterales a Cuba. La jurisprudencia establecida al respecto señala claramente que solo el Consejo de Seguridad de la ONU puede emplear ese procedimiento, según el artículo vii de la Carta fundacional.

Estos antecedentes de carácter histórico y jurídico, perfectamente vienen al caso a propósito del Memorándum Presidencial de Seguridad Nacional NSP/N-5 que el mandatario estadounidense firmó el pasado 30 de junio.

Con carácter de plataforma política, como oportunamente estableció el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío, el documento es un ejemplo descarnado, sin tapujos ni opacidad de una violación a la soberanía cubana.

El memorándum muestra, a las claras, la intención de interferir en los asuntos internos de Cuba. Opina con sobrada prepotencia sobre el sistema político, las normas jurídicas o, incluso, el ordenamiento empresarial cubano, estableciendo listas negras de entidades cubanas con las que terceros países no pueden relacionarse, reafirmando de paso la extraterritorialidad, tanto del Memorándum NSP/N-5 como de la internacionalmente rechazada ley Helms-Burton, de 1996, extensamente aludida por si quedaba alguna duda.

Con un lenguaje amenazante, el NSP/N-5 parte de la tradicional política de garrote/zanahoria, insistiendo como la mencionada ley Helms-Burton, que las relaciones entre Cuba y EE. UU. solo mejorarán cuando en la Isla haya un Gobierno del agrado de Washington, y previamente se establecerá un interventor estadounidense nombrado por la Casa Blanca.

Tomando como base este apretado inventario de desaciertos del NSP/N-5, queda evidenciado que resulta absolutamente inconstitucional su acatamiento en el territorio isleño.

Dañado de oficio, el Memorándum termina siendo un panfleto que responde a mezquinos y reducidos intereses de un grupúsculo mafioso del sur de la Florida, peligrosos por su actual y probablemente efímero poder, pero sin ninguna representatividad del pueblo cubano, incluida la mayoría de la diáspora, que estos canallas han traicionado al plegarse a la política antinmigrante de la actual administración, así como por generar y proponer la ruptura total con sus familiares, que están en Cuba.

Otro asunto sórdido del NSP/N-5 tiene que ver con la narrativa en que se basa para intentar fundamentar o legitimar su talante agresivo.

Resulta extraordinaria la plena coincidencia con el relato cotidiano que puede leerse en medios digitales o en los contenidos promovidos por determinados mercenarios digitales, del denominado clúster contrarrevolucionario.

Claramente, el gestor original del relato es la burocracia del Departamento de Estado o de los servicios especiales estadounidenses, por lo que el clúster mencionado se limita a ampliar y funcionar como caja de resonancia de los primeros.

Matrices de opinión concienzudamente elaboradas, en temas como supuestos presos políticos, ausencia de libertad de expresión o religiosa, o la manipulación de cuestiones asociadas a la situación socioeconómica del país, sazonada frecuentemente con delirantes falsedades, muestran esta estrecha subordinación, por demás documentada por expertos y por materiales desclasificados sobre las «hazañas» de la CIA contra Cuba.

De ahí que otra conclusión, a propósito del tema central sobre la soberanía cubana, es el empleo de mercenarios asalariados por parte del agresor, unidos en el empeño de habilitar una suerte de neocolonia 2.0 en pleno mar Caribe, a la entrada misma del Golfo de México, no de América, como el inquilino de la Casa Blanca renombró antojadizamente.

En otro orden de cosas, el NSP/N-5 por cierto supone un desmentido de lo que el mismísimo Trump, firmante del Memorándum, dijo en su reciente visita a Arabia Saudita, en la cual se mostró contrario a cualquier política de «cambio de régimen», como le dicen a sacar a un gobierno desafiante, justamente lo que promueve meridianamente el Memorándum.

El NSP/N-5 puede, desde ya, utilizarse en las escuelas como una muestra de indisimulado injerencismo, aviesamente ambiguo para permitirle a la claque “mayamera”, encabezada por el secretario Rubio, ampliar la agresión y el bloqueo, amparado por un adefesio de supuesta solvencia jurídica, sin amparo en ninguna legalidad internacional.

Esta historia confirma, otra vez, que el antagonismo entre socialismo VS. imperialismo, va más allá de la confrontación entre dos sistemas adversos; en el caso cubano la sobrevivencia del primero constituye la única manera de preservar la independencia nacional y el derecho inalienable de los cubanos a determinar su forma de existencia.

Podrán aplicar arbitraria y cruelmente el Memorándum NSP/N-5, podrán venir otros en el futuro, pero la Revolución en Cuba seguirá ahí.

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ReyBello dijo:

1

16 de julio de 2025

11:16:30


El gobierno de los EUA, nunca dejará de imponernos sanciones albitrarias y unilaterales, este quien esté dirigiendo ese imperio, pero ahora con el loco ese egosentrico y fascista tenemos que unirnos más porque está haciendo cosas para asfixiar a la Revolución cubana, y ese memorándum sin lógica es otro instrumento más, tenemos que seguir firmes e inalienables con nuestros principios como nos enseñó Fidel, gracias