El reciente ataque masivo de Israel contra Irán ha encendido todas las alarmas. Desde el viernes, los bombardeos israelíes han dejado al menos 224 muertos y más de mil heridos, según fuentes oficiales iraníes, siendo el 90% de las víctimas civiles.
Entre los fallecidos se cuentan científicos y altos mandos militares, así como decenas de personas en zonas residenciales de Teherán y otras ciudades.
Sin embargo, los ataques israelíes contra las instalaciones nucleares y de misiles desde el 13 de junio solo han afectado a un tercio de la infraestructura. Los centros nucleares subterráneos, incluido Fordow, permanecen intactos; objetivos que no pueden ser alcanzados sin las bombas «búnker» estadounidenses.
La respuesta iraní, con al menos nueve oleadas de misiles, ha provocado 16 muertos y más de 67 heridos en Israel, además de afectar una refinería, parte de la red eléctrica y otras instalaciones de importancia estratégica.
El conflicto ha elevado el riesgo de una «catástrofe nuclear a gran escala», según la OIEA, y amenaza con desestabilizar toda la región. Una conflagración de estas características aumenta la fragilidad del orden internacional y puede abrir la puerta a enfrentamientos indirectos entre potencias a través de actores interpuestos.
Como consecuencia, el precio del petróleo se disparó más de un 13% tras los ataques, superando los 78 dólares el barril; el Brent llegó a superar los 92 dólares, con un alza de más del 8.6%, lo que genera temor a una crisis energética global.
Más allá de los discursos cargados de retórica anti iraní, las verdaderas razones de la agresión sionista las expuso con suma claridad el primer ministro, Benjamín Netanyahu: eliminación del programa nuclear, destrucción de la capacidad de fabricar misiles balísticos y la aniquilación «del eje del terror».
Dando muestras del habitual desprecio del régimen sionista por las leyes internacionales, fue atacada la sede de la agencia de noticias IRIB. «Según datos preliminares, varios periodistas han resultado heridos», comunicó el subdirector de la radiotelevisión iraní, Hasán Abedini.
Al mismo tiempo, una ambulancia fue blanco de un ataque directo en Teherán. Como resultado de esta agresión, hasta el momento han muerto tres socorristas.
Los objetivos trazados por Israel, sin el apoyo directo (indirecto lo tienen) de EE.UU. y la OTAN, son casi imposibles de lograr, por lo que tratan por todos los medios de involucrar a Washington en la agresión.
Varias naciones de la región han condenado el ataque y mostrado su apoyo a Teherán, mientras que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una conversación con su homólogo de EE.UU., Donald Trump, expresó su preocupación por una posible escalada del conflicto, que «tendría consecuencias imprevisibles para toda la situación en la región de Oriente Medio»
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